COPA CONFEDERACIONES
La FIFA exige a Brasil que garantice la seguridad
La presidenta Dilma Rousseff ha cancelado un viaje oficial a Jap¨®n ante la revuelta popular, un hecho ins¨®lito en Brasil donde las manifestaciones son algo extraordinario.

La FIFA desminti¨® ayer que ning¨²n pa¨ªs quiera abandonar la Copa Confederaciones tras extenderse el rumor de que Italia plante¨® su renuncia? y ratific¨® a Brasil como organizador del Mundial del a?o que viene. "Pero tambi¨¦n exigimos al pa¨ªs garant¨ªa de seguridad para las selecciones, los ¨¢rbitros, la Prensa y la delegaciones que participan en nuestros torneos", precis¨® su secretario general, el suizo Jerome Valcke. El anuncio lleg¨® horas despu¨¦s de que las autoridades reconocieran dos muertos en las revueltas que comenzaron hace dos semanas en Brasil con s¨®lo trescientas personas manifest¨¢ndose en el centro de Sao Paulo y que se han ido extendiendo por las ciudades m¨¢s importantes del pa¨ªs y creciendo hasta reunir a cientos de miles de personas en las ¨²ltimas convocatorias.
Los indignados brasile?os comenzaron protestando contra la subida del transporte p¨²blico en 0,20 reales (0,8 euros) y una vez que consiguieron su objetivo (los precios volvieron a bajar) extendieron sus quejas a la sanidad, la ense?anza y los dem¨¢s servicios sociales. "No queremos mundiales, queremos hospitales", se le¨ªa en una pancarta en la manifestaci¨®n de Sao Paulo. "El pueblo unido jam¨¢s ser¨¢ vencido", cantaron a coro las 71.000 almas que vieron en Maracan¨¢ el partido entre Espa?a y Tahit¨ª.
La presidenta Dilma Rousseff ha cancelado un viaje oficial a Jap¨®n ante la revuelta popular, un hecho ins¨®lito en un pa¨ªs como Brasil donde las manifestaciones son algo extraordinario, casi ins¨®lito. Blatter, el presidente de la FIFA, hace esfuerzos por aparentar normalidad, pero lo que ve no le gusta un pelo. Los problemas del retraso en las infraestructuras, los estadios y hoteles a medio construir y los atascos interminables los ve ahora casi como una broma. Lo que teme es que "los descontentos aprovechen el tir¨®n medi¨¢tico del f¨²tbol para convertir la Confecup y el Mundial en un escaparate para sus protestas".
Por eso, y tras su ¨²ltimo encuentro con Rousseff, la Polic¨ªa (tambi¨¦n la Polic¨ªa Militar) se ha echado a la calle para reprimir con dureza las revueltas? (uno de los muertos, una mujer, lo fue por un paro card¨ªaco tras inhalar gas lacrim¨®geno) y, sobre todo, para impedir que las protestas se acerquen all¨¢ donde hay m¨¢s prensa internacional: en los estadios en los que se disputan los partidos de la Copa Confederaciones. Este es ahora el objetivo n¨²mero 1: evitar a cualquier precio que el mundo relacione las revueltas con el f¨²tbol en plena Confecup, a un a?o del Mundial y con unos Juegos Ol¨ªmpicos a tiro de piedra. Ya lo advirti¨® el ministro de Deportes de Brasil: "Las manifestaciones se autorizan con un l¨ªmite, y el l¨ªmite son los partidos de la Copa Confederaciones. Eso no lo vamos a consentir". El asunto ha provocado divisiones incluso entre los grandes exfutbolistas brasile?os. Mientras que Pel¨¦ se ha visto obligado a rectificar tras tomar parte por el poder y no por el pueblo, Neymar es aplaudido por su solidaridad.
En medio de este ambiente, Espa?a lleg¨® ayer a Fortaleza, ciudad en la que ma?ana se enfrentar¨¢ a Nigeria con el objetivo de clasificarse primera de grupo. Una vez logrado, La Roja ve llegar a Italia por el horizonte y a Brasil en la final so?ada por la FIFA... y por los indignados y sus revueltas.