Final de Copa | Real Madrid - Atl¨¦tico
Cibeles juega contra Neptuno
Mourinho plant¨® a los medios ayer y el Cholo revel¨® el once titular que jugar¨¢ esta noche la final (21:30 tve1). La alineaci¨®n de Modric o Khedira, duda en el equipo madridista.
Todo transcurr¨ªa pl¨¢cidamente hasta que Mourinho decidi¨® que era m¨¢s f¨¢cil cortarse la lengua (met¨¢fora, advierto) que utilizarla para transmitir un mensaje positivo. Todo se encaminaba hacia el debate futbol¨ªstico, cuando el entrenador del Real Madrid quebr¨® la normalidad, el protocolo y la educaci¨®n. En el que ser¨¢ su pen¨²ltimo capricho, el t¨¦cnico dej¨® plantados a los medios y por extensi¨®n a los aficionados y a la Copa. En su ausencia, y con Sergio Ramos como ¨²nico compareciente, entendimos que la fractura entre la plantilla y el cuerpo t¨¦cnico es absoluta. Nada hizo Ramos por disculpar la actitud de su entrenador, m¨¢s bien al contrario: se contuvo con una sonrisa, con el mismo gesto con que se excusa a los ni?os insoportables.
En vista de los acontecimientos, no es descabellado pensar que ¨¦ste pueda ser el ¨²ltimo partido de Mourinho en el banquillo del Real Madrid. De ganar la Copa, podr¨ªa repetir su teatral despedida del Inter, aunque con una copa de orejas m¨¢s reducidas. En caso de perder, cuesta imaginarle en los dos partidos que restan (Anoeta y Osasuna), demasiado orgullo en ese pecho y demasiado fracaso en esa espalda. Karanka, tambi¨¦n mudo ayer, podr¨ªa entonces cumplir con su ¨²ltimo servicio al l¨ªder.
El hecho no admite ni dudas ni explicaciones sensatas. Mourinho se propuso descarrilar la Copa horas antes de la final y lo hizo en claro perjuicio de su equipo, indiscutible favorito para el t¨ªtulo. La torpeza es fabulosa porque lo ¨²nico que necesitaba el Real Madrid era normalidad. La victoria no se le discut¨ªa en un partido normal y con un ambiente normal. Ese panorama de blancas nubes de algod¨®n ya ha sido alterado. La tormenta perfecta que precisa el Atl¨¦tico descarg¨® ayer sus primeros rayos por obra y gracia del entrenador rival. Simeone, esta noche, deber¨ªa estrecharle la mano con fuerza.
Hay quienes piensan, no obstante, que la autogesti¨®n de la plantilla madridista valdr¨¢ tanto como la mejor de las estrategias. Podr¨ªa ser, especialmente en una situaci¨®n de viento favorable. Sin embargo, a la m¨ªnima dificultad, al primer viraje t¨¢ctico o a la primera bronca del entrenador, la tensi¨®n corre el riesgo de aflorar. Ganar en la misma noche a Mourinho y al Atl¨¦tico se antoja un plan demasiado ambicioso, incluso para un equipo tan exuberante como el Madrid.
El Atl¨¦tico, entretanto, hace recuento de los fen¨®menos paranormales. Tras Mourinho, el fr¨ªo, ins¨®lito a estas alturas de la primavera (10? al comienzo del partido). Y tras el fr¨ªo, el estadio, dividido como no sucede desde 1992, en la ¨²ltima final entre ambos. Lo cont¨® Valdano en relaci¨®n al Centenariazo. Pocas cosas hay tan desconcertantes para un jugador como sentir el campo propio expropiado en su mitad por una afici¨®n que siempre resulta m¨¢s bullanguera y entusiasta.
Truco. La siguiente rareza corre de parte de Simeone, que ayer tuvo la gentileza de hacer p¨²blico el once inicial. Tanta transparencia hace pensar que la trampa estar¨¢ escondida en el esquema, que girar¨¢ del 4-4-2 anunciado por el Cholo al 4-1-4-1, con una l¨ªnea de creaci¨®n y antidisturbios formada por Koke, Gabi, Arda y Diego Costa.
El ¨²ltimo impacto, el de unas gradas con asientos vac¨ªos, parece sofocado. Desde el Real Madrid se aseguraba anoche que sus 200 entradas por vender ya est¨¢n adjudicadas. El aviso vale igual para inspectores de Hacienda, timadores y expendedores de cacahuetes: a partir de las 21:30 horas no habr¨¢ un rico fuera del Santiago Bernab¨¦u.
En el Madrid, por su parte, se albergan pocas dudas sobre el once, y son leves: Modric o Khedira. Ramos regresa al centro de la defensa a pesar de su semana entre algodones y la delantera ser¨¢ de lujo: Di Mar¨ªa, ?zil, Cristiano Ronaldo y Benzema.
Visiones. Las perspectivas de cada cual nos aportan un ¨²ltimo an¨¢lisis nada desde?able. El Atl¨¦tico ser¨¢ fiel a s¨ª mismo tanto si gana como si pierde. Si vence alimentar¨¢ su leyenda de club ¨²nico, capaz de esperar agazapado durante catorce a?os para asestar el peor golpe a su eterno rival. Si pierde mantendr¨¢ intacto el lado oscuro de su prestigio.
Para el Madrid, en casa y con cartel de favorito, s¨®lo hay escapatoria en el triunfo. A partir de esa evidencia y de esa presi¨®n, el camino m¨¢s corto hacia el ¨¦xito vuelve a ser Cristiano, el h¨¦roe de la final contra el Bar?a. Frente a ¨¦l, y en el puesto te¨®rico de leal oposici¨®n, se alinear¨¢ Falcao, protagonista absoluto de las finales de Europa League y Supercopa. Hay partido, s¨ª se?or. Ayer lo empez¨® Mourinho.