Rochina devuelve la esperanza al Zaragoza en un final loco

El f¨²tbol suele privilegiar a menudo a los futbolistas diferentes, por imperfectos que sean. Rochina lo es: por su indisimulada calidad; por su comprensi¨®n unidireccional del juego. El caso es que una fulgurante carrera suya y el zurdazo consiguiente tumbaron al Mallorca, que hab¨ªa empatado a poco del final gracias a un fallo garrafal de la defensa aragonesa. El desenlace fue de locura. Una ruleta rusa desbocada. A falta de cinco partidos, la zona baja es un incendio.

El Mallorca se vio pronto ganando: Giovani cerr¨® una falta y Mart¨ª abri¨® el marcador. Luego se dejar¨ªa remontar. Hasta el gol del Mallorca, el Zaragoza pareci¨® tan inerme como suele. Pero luego, a falta de juego encontr¨® vigor, envalentonado por la grada. Y lo explot¨® para, con un par de asistencias de V¨ªctor, decisivo entre l¨ªneas, voltear el marcador. Primero Monta?¨¦s. A la hora de juego, Postiga. El partido fue descuadernado, como cabe esperar de la reuni¨®n en un campo de los dos ¨²ltimos. Aunque el Zaragoza pis¨® mucho m¨¢s el territorio ajeno, su control fue nominal. Cada tanto el juego bascul¨® y todos tuvieron sus ocasiones. Un tiro de Pint¨¦r, una volea de Giovani, Alfaro que no pudo acabar un eslalon estupendo de Hemed...

El Mallorca puso poco, pero suficiente para comprometer a su rival con las en¨¦rgicas salidas de Hutton y las faltitas de Giovani, que hil¨® contraataques de advertencia. En el tramo final tuvo el empate en la mano: lo anot¨® con enorme destreza Arizmendi, que sigui¨® un pelotazo largo como si adivinase la charlotada que iban a organizar Roberto con su extempor¨¢nea salida y Paredes con una cesi¨®n a nadie. El Zaragoza parec¨ªa entregado a la desgracia, pero el zurdazo de Rochina lo rescat¨®. El ep¨ªlogo fue un ataque de nervios, coronado por el gol anulado a Arizmendi, por fuera de juego, en el alargue. El Mallorca es ¨²ltimo.