Remontada con olor a perd¨®n

El Madrid respondi¨® a la debacle liguera con una buena muestra de que equipo sobra si la dicha es buena. Mejor¨® notablemente en actitud y desgaste respecto a Sevilla y, sobre todo, en cuanto a premio cosechado. Se lo gan¨®. Logr¨® una remontada ¨¦pica labrada a base de fe y talento, y eso es pura Mercromina en plena herida. Benzema y Cristiano dieron la vuelta a un 1-2 injusto en otra hist¨®rica noche europea, convirtiendo la crisis en proeza. Ya todo es historia. Cristiano vuelve a sonre¨ªr y el Bernab¨¦u, a celebrar. El equipo blanco ten¨ªa casi todo perdido y levantarse de esta manera es cerrar una cicatriz y abrir una puerta a la esperanza. El Madrid herido vale por dos. Lo de siempre.

El conjunto blanco debi¨® afrontar el descanso con la tranquilidad del deber hecho y, por convertir en genio a Hart, sufri¨® de lo lindo. El City, cosas del f¨²tbol, se mostr¨® asustadizo ante el empate y se lanz¨® prodigiosamente a la conquista con la victoria en el zurr¨®n. As¨ª, sufri¨® con su timorato plan inicial y se suicid¨® por el ansia del desenlace. Al menos le consuela el hecho de haber maquillado su p¨¦simo primer tiempo y contribuir a un partido digno de recordar.

Hart dio la cara por todo su equipo

El Madrid se comi¨® al City de salida, rabioso por las dudas que el propio equipo ha generado en Liga. Mou apost¨® por sentar a Ramos en su pol¨ªtica de pescozones y, a la vez, por regresar al trivote de anta?o con la misi¨®n de contrarrestar el poder¨ªo ingl¨¦s en esa zona. Y acert¨®. Atr¨¢s, Varane sobresali¨®. Y en el centro, jam¨¢s mand¨® tanto su equipo y nunca antes sufri¨® tan poco durante una primera mitad. El debate, si acaso, radica en si los integrantes de ese tri¨¢ngulo de presi¨®n son los adecuados. Sin ?zil (castigado) ni Modric (reservado), Khedira y Essien cumplieron, aunque da la sensaci¨®n que sus compa?eros agradecen m¨¢s arte en ataque. Del City hubo pocas noticias y todas malas hasta su arranque de furia. Se ahogaba en la salida por el acomplejado planteamiento de Mancini y ¨²nicamente Silva o Yay¨¢ Tour¨¦ eran capaces de hacer algo distinto a despejar. Nasri y Maicon agonizaban en la derecha y T¨¦vez era un islote desamparado. Hacer jugar tan mal a un grupo con tanto talento tiene m¨¦rito. El final no le justifica.

Cristiano comenz¨® enchufad¨ªsimo con dos disparos con retranca en los que Hart salv¨® a su equipo. Arbeloa se anim¨® con una gran subida y, otra vez, Higua¨ªn pudo salir a hombros. Al argentino le vuelve a chirriar el estoque. Tuvo una a centro de Cristiano y otra m¨¢s despu¨¦s de amortiguar un medido pase de Di Mar¨ªa. Khedira tuvo la mejor y subi¨® al marcador. L¨¢stima que fuera al situado en lo alto de la grada. El Bernab¨¦u no penalizaba el empate y disfrutaba con el lavado de imagen del Madrid. No era poco para lo que se ha vivido en la previa. Aplaudi¨® el amor propio de Cristiano, mascull¨® cierto run-r¨²n con las formas de Essien y dedic¨® una ovaci¨®n cerrada a Varane; ese central recomendado por Zidane que juega de maravilla cada diez meses y, no se sabe por qu¨¦, ha hecho incomprensiblemente del banquillo su residencia. Lo tiene todo para triunfar. Preg¨²ntele a T¨¦vez. Si sigue a ese nivel, Ramos podr¨ªa hacer en casa de Arbeloa.

Un segundo tiempo espectacular

La duraci¨®n del empate comenz¨® a angustiar al Madrid, que regres¨® tras el descanso presionando diez metros m¨¢s atr¨¢s y con menos nervio que antes. La fe y la actitud segu¨ªan intactas. El City, mientras, a lo suyo. A buscar a Tour¨¦ en busca de luz y a perseguir sombras. Ag¨¹ero no entend¨ªa su ostracismo en la banda. Mancini meti¨® a su equipo atr¨¢s como si no hubiera gastado millones para mirar hacia arriba. Marcelo tuvo que buscar suerte desde lejos debido al atasco al borde del ¨¢rea. Vaya dos zambombazos. Era la hora de las soluciones. Del agitamiento de los banquillos. Silva se march¨® a la ducha entre aplausos por Dzeko. Mou meti¨® a ?zil por Essien.

El plan le sali¨® bien a Mancini porque fue Dzeko el que materializ¨® una contra incre¨ªble de Tour¨¦ contra el mundo. El costamarfile?o rob¨® el bal¨®n en su ¨¢rea, cabalg¨® hasta la otra con el cuchillo entre los dientes y le regal¨® un pase a su socio para que enga?ara a Casillas en el mano a mano. Benzema y Modric metieron m¨¢s madera en busca de la resurrecci¨®n. Quedaban 28 minutos y muchos problemas que resolver. Hasta que Marcelo tranquiliz¨® al personal con un derechazo de bandera. Un empate en el que, como buen madridista, contribuy¨® Javi Garc¨ªa.

El City se encontr¨® poco despu¨¦s un segundo tanto ca¨ªdo del cielo. Kolarov puso una falta de rosca que entre Alonso y Casillas no atinaron a frenar. El madridismo se tem¨ªa lo peor. Cuando lo que se avecinaba era una maravilla. Un vendaval. Benzema empat¨® con una maniobra de genio y Cristiano, todo amor propio, logr¨® voltear el marcador con uno de esos derechazos multidireccionales. Su tanto fue el ¨¦xtasis. No por la trascendencia de la victoria. La Champions acaba de empezar. Lo clave era resucitar y ver de nuevo a Mourinho por los suelos presumiendo de equipo.