Final de la Champions | Bayern 1 - Chelsea 1
Drogba hace rey al Chelsea
Marc¨® el empate en el 88' y el penalti decisivo. Cech par¨® un penalti a Robben en la pr¨®rroga. Mata fue titular y Torres sali¨® en el 84'
Un equipo b¨¢sicamente defendi¨®. Bastante bien. Otro atac¨®. Muy bien. Pero s¨®lo se les pudo separar en la ruleta rusa de la tanda de penaltis que pudo haber destrozado a los Mata durante a?os, pero ahora ser¨¢ en la casa de los Olic y de los Schweinsteiger donde se llorar¨¢ a menudo. Drogba, quiz¨¢ en su ¨²ltima noche con el Chelsea, le dio su primera Copa de Europa al club, inicialmente con su empate casi al final del tiempo reglamentario y luego con el penalti definitivo. Y as¨ª la final fue el colof¨®n a la temporada, un espejo de lo que se ha visto este a?o. Ocasiones marradas, posesi¨®n que no se concret¨® en ¨¦xito y equipo con perfume a rancio que lleg¨® hasta aqu¨ª jugando como se hac¨ªa hace 20 a?os. Se debatir¨¢ la bondad de ese estilo, pero igual a los equipos hay que juzgarlos por su capacidad por sacar el m¨¢ximo provecho a su potencial.
Desde ese punto de vista, tanto el Bayern como el Chelsea merecieron el trofeo en una se?ora final que s¨®lo se anim¨® de verdad en el minuto 82. Todo parec¨ªa acabado con el gol de M¨¹ller, que premiaba las cosas buenas (muchas) que hab¨ªa hecho el Bayern. Pero en el Chelsea no todo es lo que parece. Drogba (34 a?os, qu¨¦ pena que se haga mayor) concret¨® un cabezazo espectacular tras un c¨®rner y desempolv¨® los fantasmas del 99 cuando el Manchester se llev¨® la Copa de Europa ante el Bayern en el Camp Nou. 1-1 y pr¨®rroga. Al poco, el costamarfile?o podr¨ªa haberse convertido en villano tras cometer un penalti tonto que lesion¨® a Rib¨¨ry, pero que Cech (la otra figura del Chelsea) le detuvo a Robben. Olic la tuvo casi al final y tambi¨¦n Mario G¨®mez. Y el Bayern fall¨® dos penas m¨¢ximas en la ronda final. ?Qu¨¦ habr¨¢ hecho el Bayern en otra vida para que las finales contra los ingleses (4-1) le salgan tan torcidas y tan injustamente?
Lo previsto. Todo empez¨® como estaba previsto. Ni siquiera la entrada en el once de Bertrand, un chaval que debutaba en la competici¨®n y que es una especie de clon de Ashley Cole, cambi¨® el gui¨®n. El Bayern llev¨® la iniciativa y el Chelsea sab¨ªa que iba a llegar poco al ¨¢rea porque lo decidi¨® as¨ª. Es un estilo que no est¨¢ de moda pero que es funcional y da el pego, como el minimalismo de los noventa.
El Bayern iba escribiendo los cap¨ªtulos de la final: ahora atacamos por aqu¨ª, ahora por all¨¢, movemos el bal¨®n con criterio mientras los tres medios se intercambian posiciones, esperamos nuestra ocasi¨®n. Una pared entre Robben y Rib¨¨ry desvi¨® con el pie Cech y dio en el larguero. El Chelsea lo ten¨ªa clar¨ªsimo: esperaba su momento, no tanto con la agresividad de un tigre, sino m¨¢s bien un drag¨®n, enroscado en s¨ª mismo, de apariencia calma pero dispuesto a atacar las zonas m¨¢s sensibles.
En la segunda mitad, Rib¨¦ry pudo haber desnivelado definitivamente el marcador pero su gol fue anulado justamente. Con el paso de los minutos, el Chelsea fue retras¨¢ndose hasta parecerse al que se enfrent¨® al Barcelona, aunque la salida de Torres descongestion¨® el juego, ofreci¨¦ndose, haciendo da?o al lateral de turno, avispado y muy parecido al Torres de siempre. Pero fueron flaqueando las fuerzas y llegaron los goles, la pr¨®rroga y la justa injusticia de los penalties.