FINAL DE CHAMPIONS
Maracanazo en el Allianz: el Chelsea es el rey de Europa
En una final dram¨¢tica, la d¨¦cima que se decide en penaltis, rein¨® Drogba. Chelsea y Bayern empataron a uno en los 120 minutos. Robben fall¨® un penalti en la pr¨®rroga.
En la entrada principal del estadio del Chelsea hay una estatua en la que se lee: "Stamford Bridge tiene muchos h¨¦roes pero s¨®lo un rey". Est¨¢ dedicada a Peter Osgood, leyenda blue. Habr¨¢ que ir pensando en cambiarla. El penalti de Didier Drogba, esa fuerza natural, ese coraz¨®n negro, estar¨¢ en todos los libros de historia. Y mientras un operario de la UEFA graba el nombre del campe¨®n en la "Coupe des clubs champions europ¨¦ens", la inscripci¨®n que reza en el trofeo de plata, goza el oeste de Londres y se muere de la pena M¨²nich. El campe¨®n n¨²mero 22 de la historia de la vieja Copa de Europa y la nueva Champions League es el Chelsea. Parec¨ªa que el Bayern, ese viejo ogro europeo, era alem¨¢n, demasiado alem¨¢n como para permitir un Maracanazo. Pero fue humano, demasiado humano. Y Schweinsteiger, el robot que silenci¨® el Bernab¨¦u, el que parec¨ªa no sentir la presi¨®n, se derriti¨® delante de su gente, en su casa, el majestuoso Allianz. El Bayern hab¨ªa ganado las cuatro tandas de penaltis que hab¨ªa jugado en su historia en la Champions. El Chelsea hab¨ªa perdido las dos. Pero hab¨ªa demasiadas pistas como para pensar que en esta Copa de Europa hab¨ªa que jugarlo todo al azul.
M¨¢s all¨¢ del gusto de los puristas, fue una final de maravillosos sobresaltos, con una pel¨ªcula de acontecimientos apasionante hasta la tanda de penaltis. El Bayern coleccion¨® oportunidades en la primera parte. La mejor, una de Arjen Robben, que decidi¨® escaparse del campo de minas que Di Matteo le puso en la izquierda con la defensa de ayudas de Bertrand y Cole. En una jugada confusa, el bal¨®n se le qued¨® orientado casi sin querer, se lo acomod¨® con un toquecito y dispar¨®. A Cech le dio tiempo a sacar como pudo la pierna derecha y el bal¨®n golpe¨® en el poste. El fondo azul del Allianz se qued¨® fr¨ªo, pero no fue gol. Ni en esa ni en una jugada con un movimiento excelente de Mario G¨®mez, que con la cintura burl¨® a Cahill pero se encontr¨® con el bal¨®n en su pierna izquierda y la mand¨® fuera. El Bayern fue algo m¨¢s en la primera parte, pero el Chelsea tampoco pareci¨® acomplejado por eso. La asunci¨®n de su inferioridad fue b¨¢sica para superar al Barcelona y su plan para M¨²nich fue el mismo: tener la humildad suficiente para saberse peor y comprender que s¨®lo desde el sacrificio y la defensa pod¨ªa obtener el ¨¦xito. En los estertores de esta gran generaci¨®n, el Chelsea ha exagerado su perfil defensivo. Con el mismo Mourinho, bas¨® sus ¨¦xitos en el orden. Pero fue un equipo vigoroso, r¨¢pido y con pegada. Incontenible en sus buenos d¨ªas.
En su casa, el majestuoso Allianz, el Bayern ten¨ªa la responsabilidad de tomar el mando. Lo hizo, pero algo ag¨®nicamente. Los b¨¢varos llegaron bien a las inmediaciones del ¨¢rea pero ah¨ª sent¨ªan un v¨¦rtigo gigantesco. Ribery, Kroos, Robben..., a todos les entraba una flojera tremenda cada vez que le tocaba disparar. Como en la primera parte, el Bayern acumul¨® posesi¨®n, llegadas y saques de esquina. Les faltaba la fe. A Ribery se le anul¨® un gol por fuera de juego just¨ªsimo. Estaba escrito que el gol ser¨ªa ag¨®nico. Lo hizo M¨¹ller, jugador de apellido ilustre reminiscencia de otra vieja gloria, Gerd. Thomas naci¨® en Weilheim, en la misma Baviera (Bayern, la traducci¨®n al alem¨¢n). Nadie tiene que explicarle qu¨¦ es el Bayern. Nadie, pues, pudo evitar que se le saltasen las l¨¢grimas cuando marc¨® el 1-0, en una aparici¨®n sorpresa por detr¨¢s de Ashley Cole y un cabezazo picado en el que Cech no estuvo r¨¢pido. M¨²nich se sinti¨® de nuevo rey de Europa hasta que apareci¨® Drogba, ese elefante africano que es una leyenda blue. El Bayern sac¨® 17 saques de esquina en los 90 minutos. El Chelsea s¨®lo uno, el del gol.
Pero Drogba, el h¨¦roe, la leyenda, se equivoc¨® nada m¨¢s empezar la pr¨®rroga. Como en el Camp Nou cuando cometi¨® penalti sobre Cesc, meti¨® la pata donde nadie le llamaba y derrib¨® a Rib¨¨ry. Frente a frente, Cech y Robben, que lanz¨® al lado natural de los zurdos, all¨ª donde Messi ha fallado unos cuantos esta temporada. Perro viejo, Cech se lo detuvo. Todo eran pistas. La remontada ante el N¨¢poles, los penaltis fallados por Messi y Robben, la clasificaci¨®n heroica con diez en el Camp Nou, el empate de la final casi en el descuento. Lo de las semifinales y la final de este curso parec¨ªa tratarse casi de un pacto con el diablo. El Bayern, ya sin Rib¨¨ry, lesionado en la jugada casi rid¨ªcula del penalti, acus¨® los dos goles. El del gol de Drogba, el del penalti fallado. El rodillo alem¨¢n tambi¨¦n ten¨ªa grietas. Los penaltis eran inevitables y tambi¨¦n sus protagonistas. Terry se resbal¨® en Mosc¨². Ayer desde la grada vio c¨®mo sus viejos socios en esta empresa que ya parec¨ªa imposible, Lampard y Drogba, consiguieron la gesta. A Abramovich, a toda esa generaci¨®n de enormes futbolistas que encontraron tantos reveses durante tantos a?os, le esperaba un gui?o genial del destino. El Chelsea reina en Europa.