Copa del Rey | Real Madrid 3 - M¨¢laga 2
Benzema lider¨® el abordaje
El M¨¢laga se fue 0-2 al descanso. Mourinho dio entrada en la reanudaci¨®n a Karim, ?zil y Khedira. En diez minutos de furia remont¨® el Madrid.
En los documentales del Madrid el le¨®n siempre devora a la gacela. En la sabana del Bernab¨¦u los ant¨ªlopes nunca comen perdices. Ellos son la cena. Quien todav¨ªa se pregunte cu¨¢l es la esencia de este club, independientemente del poder que lo gobierne, habr¨¢ que remitirle el v¨ªdeo del partido, repetido tantas veces. Ni siquiera dos goles en contra al descanso son desventaja suficiente. Ni siquiera ese mismo marcador prolongado hasta el minuto 67. De pronto, en apenas, diez zarpazos (l¨¦ase minutos), el le¨®n se zampa a su presa y se bebe sus sue?os. Habr¨¢ que pensar que los depredadores no duermen, juegan. Y ser¨¢ cierto, igualmente, que los padres (de familia, de la patria) no sestean, reflexionan.
Dec¨ªa un ilustre director de peri¨®dico que analizar un partido desde la diferencia entre sus dos partes era un ejercicio obvio (por no decir necio), pues ambas mitades est¨¢n tan diferenciadas que entre ellas cabe un descanso de quince minutos. Lo evitaremos, por tanto (los exjefes vigilan y ri?en eternamente). Nos limitaremos a recordar que el M¨¢laga se march¨® al vestuario con 0-2 y regres¨® con 3-2. Se?alaremos, ¨²nicamente, que el Madrid se march¨® impotente y regres¨® con el cuchillo entre los dientes y la muerte como prometida.
Cuesta medir cu¨¢nta importancia tuvieron los tres cambios de Mourinho, ejecutados a la vuelta del descanso y de forma fulminante, especialmente para Callej¨®n, Kak¨¢ y Arbeloa, las d¨¦biles v¨ªctimas. Por ellos entraron Benzema, ?zil y Khedira. Al margen de la aportaci¨®n futbol¨ªstica de los tres (notable), el golpe de efecto fue indiscutible. Tanto el equipo como el Bernab¨¦u se pusieron en modo haza?a, jaleados desde el banquillo por la teatralidad de Mourinho y su cuadro de actores.
Inicio. El M¨¢laga, que hab¨ªa marcado a la salida de dos saques de esquina, se hab¨ªa beneficiado hasta entonces del shock del rival y del p¨²blico. Sin que esto le restara un solo m¨¦rito. Su presentaci¨®n fue de tron¨ªo, con los centrales entonados (noticia) y con un jugador brillant¨ªsimo, Isco, inteligente y templado. Con eso supli¨® la ineficacia de Van Nistelrooy (la edad no nos hace sabios, s¨®lo lentos) y la confusi¨®n de Cazorla (dos asistencias de c¨®rner son poco para ¨¦l). Con todo, el M¨¢laga tuvo ramalazos de equipo grande, gratificante novedad.
Apunt¨¢bamos antes que el Madrid remont¨® en diez minutos, pero no es exacto. Desde la reanudaci¨®n fue acorralando al M¨¢laga, que se encontr¨® sin quererlo con el partido prohibido, plagado de espacios y comanches en caballos pintos. Khedira habl¨® alem¨¢n por vez primera para marcar el primero. Despu¨¦s fue Sergio S¨¢nchez quien se dispar¨® a la bota al asistir al portero, sin advertir que Higua¨ªn acechaba disfrazado de aire. El tercero fue obra de un Benzema que sembr¨® el p¨¢nico en cada acci¨®n.
Se demostr¨® que existe un buen Madrid que no depende de Cristiano, cuyos desaciertos parecen mayores por su tendencia a la sobreactuaci¨®n. Un fuera de juego le impidi¨® redimirse con una chilena espl¨¦ndida casi sobre el pitido final. La conclusi¨®n es obvia y confiamos en que no sea necia. Hay Copa. Hay M¨¢laga. Y leones en la selva.