Real Madrid | Efem¨¦ride de una tarde inolvidable
Los cuatro del Buitre en Quer¨¦taro, y todos a Cibeles
Hoy se cumplen 25 a?os del 5-1 de Espa?a a Dinamarca en el Mundial de M¨¦xico. Butrague?o se consagr¨® esa tarde y Cibeles le aclam¨®: "Oa, oa, oa, el Buitre a La Moncloa".
Aquel d¨ªa hac¨ªa calor en Quer¨¦taro. Entr¨¢bamos en la segunda fase del Mundial de M¨¦xico despu¨¦s de superar con bastante buena cara un grupo en el que nos toc¨® con Brasil, Irlanda del Norte y Argelia. El primer partido lo perdimos con Brasil por un solitario gol de S¨®crates, pero un poco por culpa de que no nos concedieron un gol de M¨ªchel que entr¨®, como las im¨¢genes demostrar¨ªan luego. Fue un remate desde el borde del ¨¢rea que peg¨® en la parte inferior del travesa?o, bot¨® dentro de la porter¨ªa y sali¨® fuera. Bambridge, australiano, no dio gol. As¨ª que a remar r¨ªo arriba. Pero luego todo va a mejor: ganamos a Irlanda del Norte por 2-1 y a Argelia por 3-0. De ese modo pasamos segundos de grupo, con solvencia. Era una selecci¨®n cuya personalidad estaba marcada por la Quinta del Buitre, aunque en realidad s¨®lo hab¨ªa dos de sus componentes: M¨ªchel y Butrague?o. Sanch¨ªs se hab¨ªa quedado en Madrid, lesionado, y Mart¨ªn V¨¢zquez y Pardeza no eran de la partida. Pero s¨ª otros compa?eros del equipo, como Gallego, Maceda (que fue medio lesionado y pudo jugar poco), Camacho o Gordillo.
El cruce es de a¨²pa: Dinamarca. Ven¨ªa de ganar sus tres partidos del grupo a Alemania, Uruguay y Escocia, con nueve goles a favor y uno en contra. Era una Dinamarca con Laudrup y Elkjaer Larsen en plenitud. El choque se disput¨® bajo el citado calor de Quer¨¦taro. Los partidos se jugaban a primera hora de la tarde para que coincidieran con el prime time en Europa, lo que equival¨ªa a jugar en Sevilla, en pleno verano, a las tres de la tarde. El partido se espera con aprensi¨®n, se piensa que ellos son mejores. Espa?a no se encuentra y, efectivamente, marcan antes los daneses, gol de penalti de Jesper Olsen. Nos sent¨ªamos liquidados cuando Butrague?o, astuto, intercepta un mal pase cruzado entre los defensas daneses y marca el empate, en el 43'. Al menos nos vamos vivos al descanso.
Luego se desata Butrague?o, con tres goles m¨¢s, uno de penalti, m¨¢s otro penalti que marca Goikoetxea, el potente central bilba¨ªno. Al final, 5-1. Espa?a ha reventado a una de las favoritas del torneo y Butrague?o es elevado a la categor¨ªa de gloria nacional. En la capital era noche de verano, en plena movida, cuando hab¨ªa empezado la moda de tomar copas en las terrazas de todo el eje paseo del Prado-paseo de la Castellana de Madrid, cuatro kil¨®metros de bulevares. Ah¨ª, en la templada noche madrile?a, la ciudadan¨ªa se exalta. Hay unas elecciones pr¨®ximas y el pueblo grita feliz: "?Oa, oa, oa, el Buitre a La Moncloa!". "?Se siente, se siente, el Buitre presidente!". Alguien tiene la idea feliz de refrescarse en la fuente de Cibeles y su ejemplo es imitado por muchos otros. Cibeles se convierte as¨ª en el altar de la gran ofrenda futbol¨ªstica. Como aquella selecci¨®n era un poco el Real Madrid, y como aquellas proezas las hizo el Buitre, el reflejo de ir a Cibeles a festejar se traslad¨® a los ¨¦xitos del Madrid, y de ah¨ª viene esta costumbre.
En cuartos no nos ir¨ªa tan bien. Sin centrales (con Maceda lesionado y Goikoetxea con tarjetas), Espa?a encaja un gol r¨¢pido ante B¨¦lgica. Luego ataca, ataca y ataca hasta que, muy al final, llega un gol de Se?or. Pr¨®rroga sin goles y tanda de penaltis, en la que Eloy falla el decisivo. Espa?a se vuelve, pero esta vez ha dejado algo: cuatro goles del Buitre y la elecci¨®n de Cibeles como lugar sagrado para el aficionado madridista.