liga bbva | racing 2 - atl¨¦tico 1
Al Atl¨¦tico le gustan los l¨ªos
P¨¦simo partido del equipo colchonero que ni siquiera tras adelantarse en el marcador pudo controlar a un Racing que remont¨® y tiene hecha la permanencia. Europa se le enreda al Atleti.
La frase es de Goethe: "Todo se soporta en la vida menos muchos d¨ªas de continua felicidad". Da que pensar y m¨¢s all¨¢ de eso podr¨ªa titular un retrato del Atl¨¦tico de Madrid. No es el t¨®pico ni el 'Pupas' ni la historia maldita. Es la realidad de un equipo que de puro decepcionante cansa. Cuando hab¨ªa entrado en racha y cuando escalaba en la tabla subido en los hombros del Kun Ag¨¹ero, llega a una semana decisiva y desaparece como un fantasma demasiado familiar: sombras rojiblancas. Derrota histri¨®nica ante el M¨¢laga y exhibici¨®n de impotencia en Santander. Ahora quedan las cuentas y las c¨¢balas, el peligro del Espanyol y la realidad de un s¨¦ptimo puesto, ¨²ltimo vag¨®n, que implica una inc¨®moda previa de Europa League en pleno verano. Un infierno para la planificaci¨®n, m¨¢s en a?o de Copa Am¨¦rica. Se supone que en el Atl¨¦tico se sabe todo esto y se supone, y cito ahora a La Rochefoucauld, que si hay suficiente voluntad casi siempre hay medios suficientes.
Enfrente un Racing que empez¨® con margen de puntos y el Sporting (y Llanes) por el camino y termin¨® salvado sin hacer gran cosa. Le bast¨® con apretar y aprovechar la inercia, pescar en un partido descosido y feo. Ser menos malo. Sali¨® mal, encaj¨® un gol, estuvo grogui y se rehizo lo justo para hacer dos goles, rematar al palo y controlar a un Atl¨¦tico que le puso una alfombra roja hacia la permanencia. El Racing agradeci¨® el favor con Al¨ª Syed en el palco y Severiano Ballesteros en el coraz¨®n. El homenaje a Seve, en su casa, todav¨ªa retumba en el silencio estruendoso y fue, de largo, lo m¨¢s hermoso que se vio en El Sardinero.
El partido por lo dem¨¢s constat¨® que Ag¨¹ero juega a algo distinto al resto de sus compa?eros, que ni le siguen ni le ven ni le intuyen. Forl¨¢n tampoco juega sin Diego Costa y con El¨ªas conociendo Santander y Reyes abandonado por las musas (las suyas especialmente esquivas, ya se sabe), el Atl¨¦tico fue un drama cada vez que no aparec¨ªa un Ag¨¹ero que alg¨²n d¨ªa lo acabar¨¢ haciendo todo: el robo, la conducci¨®n, la apertura a banda, el centro y el remate a gol. ?l es as¨ª de bueno y sus compa?eros son as¨ª de discutibles. Tampoco Koke enamor¨® y la defensa fue un drama con De Gea inseguro y Dom¨ªnguez a eones del central robusto que parec¨ªa hace no tanto (?o s¨ª?) el futuro del Atl¨¦tico y de la Selecci¨®n.
Lo ¨²nico del equipo de Quique fue el gol, un buen golpeo desde la frontal de Mario Su¨¢rez, que emboc¨® un bal¨®n rechazado por To?o tras un c¨®rner. Le sali¨® cara la moneda al aire tras unos minutos en los que el f¨²tbol hab¨ªa estado por debajo del ritmo, con el campo muy largo y el bal¨®n volando de ¨¢rea a ¨¢rea. Lo peor para el Atl¨¦tico es que se encontr¨® con el gol y no hizo nada con ¨¦l. Ni domin¨® ni se afirm¨® ni mat¨® el partido. Apenas lo intent¨®. Al contrario, indult¨® a un Racing aturdido que pas¨® de pensar en Gij¨®n a ganar un partido muy barato ante un Atl¨¦tico que quiz¨¢ se exige tan poco a s¨ª mismo porque cada vez se le exige menos desde fuera.
Entre unas cosas y otras el equipo de Marcelino percibi¨® que era mejor no dejar para otro d¨ªa lo que se pod¨ªa asegurar en una tranquila noche de martes, que las ocasiones perdidas las carga el diablo. Y a base de intensidad, de empuje, de balones hacia la zona de mel¨¦ y de centros de Kennedy invirti¨® la inercia del partido. As¨ª de sencillo y con el Atl¨¦tico como espectador. El primer golpeo del sueco a bal¨®n parado se col¨® tras atravesar el ¨¢rea entre una nube de jugadores. El segundo lo sac¨® de pu?os de Gea y el tercero, antes del descanso, fue un gol anulado por fuera de juego a Henrique. Con lo justo, casi un poquito menos, el Racing ten¨ªa al Atl¨¦tico tiritando.
Del descanso sali¨® el equipo local m¨¢s metido y el visitante m¨¢s evasivo. M¨¢s todav¨ªa. El gol definitivo, en un par de minutos, fue un canto al desastre perpetuo de la defensa del Atl¨¦tico. Rosenberg, casi siempre re?ido con el gol, se faj¨® ante un Dom¨ªnguez impotente y bati¨® a un De Gea petrificado. Como su equipo: de ah¨ª al final. De lo que qued¨® se salv¨® un disparo al palo de Giovani por habilidad y una sensaci¨®n de control evidente del Racing ante un Atl¨¦tico que tampoco mejor¨® con Forl¨¢n.
Al final, fiesta del Racing que ve el abismo con prism¨¢ticos. Lazo a un envoltorio de partido que fue, el alma de Seve y la celebraci¨®n de la permanencia, mucho mejor que el partido en s¨ª. Al Racing le sirve, al Atl¨¦tico no. Sus prestaciones fueron descorazonadoras, su juego min¨²sculo, su planteamiento transparente. Si va a Europa sin infinitos apuros ser¨¢ por inercia y combinaci¨®n de resultados. Y por Ag¨¹ero. El resto est¨¢ listo para derribo porque, para terminar con otro pensamiento prestado, el Atl¨¦tico parece poner m¨¢s inter¨¦s en hacer creer a los dem¨¢s que es feliz que en tratar de serlo de verdad. Y as¨ª le va.