Messi es oro puro

Mel dijo que el Betis ir¨ªa a por el partido y que la eliminatoria estaba al 50%. La ida ha dejado la eliminatoria muerta salvo milagro hist¨®rico. El Barcelona termin¨® divirti¨¦ndose y divirtiendo. Casto par¨® cuatro o cinco balones de gol cuando hubo partido y el Bar?a se recre¨® en oleadas en el cuarto de hora final que pudieron disparar a¨²n m¨¢s la goleada. Todo esto es cierto y dicho queda. Ahora pido que crean esto a quienes no vieron el partido y se encuentren con el resultado, a quienes asistan a una catarata azulgrana de llegadas en los res¨²menes: durante una hora el Betis tute¨® al Barcelona y pareci¨® el mejor visitante que ha pasado en mucho tiempo por el Camp Nou. Tuvo ocasiones, presion¨® arriba, jug¨® con personalidad, car¨¢cter y calidad y discuti¨® el primer plano a un Bar?a romo en sus fases m¨¢s pastosas.

Sucedi¨® as¨ª hasta que el Betis (la ¨²ltima media hora, a partir del 2-0) se desfond¨® f¨ªsica y espiritualmente. Sucedi¨® as¨ª y al Betis le queda ese orgullo y un ensayo para el retorno, parece que m¨¢s pronto que tarde, a Primera. Rub¨¦n Castro (varios disparos, uno al larguero) y Jorge Molina obligaron a Pinto a firmar su mejor partido como azulgrana. Mel plante¨® el juego con su personalidad inamovible: dos l¨ªneas de cuatro muy arriba, presi¨®n salvaje a las zonas de salida del Barcelona (Piqu¨¦ - Alves - Xavi), buena ocupaci¨®n de espacios... un equipo trabajador (y trabajado), organizado, valiente y sensato. Un equipo que tute¨® al Bar?a una hora, que concedi¨® el primer gol cazado en una contra por lanzar seis jugadores hacia el ¨¢rea rival al borde del descanso. Un equipo que tuvo ocasiones hasta el arranque del segundo tiempo, sus ¨²ltimos minutos de bonanza.

Messi, Messi, Messi...

Dicho queda en honor al Betis y a lo sucedido en el c¨¦sped (de m¨¢s a, otra vez, menos). Tan cierto es eso como que un Casto heroico salv¨® llegadas de toda clase incluso en los mejores minutos de su equipo: Villa se encontr¨® con el poste y con sus reflejos, Messi no le pudo esquivar hasta bien avanzado el partido... Balance de un Barcelona que sali¨® con un equipo casi de gala (sin Vald¨¦s ni Abidal) pero con el nivel de intensidad ligeramente aguado, espeso tras un buen comienzo, con algunas lagunas atr¨¢s y poca movilidad para romper las l¨ªneas de un Betis al que hay que apuntarle una medalla por cada problema que se encontr¨® su rival.

Ahora al resto de la historia, la que convirti¨® el 50% de Mel en el 5-0 de Messi, del Barcelona. Una historia que comenz¨® con el homenaje al Bal¨®n de Oro y sus escuderos de oro y termin¨® con una participaci¨®n activa, y a golpe de f¨²tbol, de Messi en el torrente de debates que le han acompa?ado desde el lunes. El mejor del mundo en los votos (y en el campo...) marc¨® tres goles, el segundo mejor (Iniesta) regal¨® dos y el tercero (Xavi) hizo de cerebro y malabarista. Mientras el partido fue discutido, Messi fue la diferencia esencial entre los dos equipos. Al filo del descanso culmin¨® con una vaselina m¨¢gica una contra bien llevada por Iniesta. Entrando en el nudo de la segunda parte, cuando el Betis comenz¨® a renquear, abri¨® el grifo de forma definitiva con un remate oportunista tras el en¨¦simo parad¨®n de Casto.

A partir de ah¨ª se acab¨® el partido y se ventil¨® la eliminatoria. El Betis se desfond¨® y se desconcentr¨®, se perdi¨® entre el ataque y la defensa, descuid¨® su espalda y perdi¨® balones. Messi marc¨® el tercero con una definici¨®n suave ante Casto, Pedro remach¨® una llegada de Alves (escandalosamente de menos a m¨¢s en el partido) y Keita redonde¨® el resultado con remate de cabeza tras perla de Iniesta: control sobre la l¨ªnea, asistencia de cuchara. Fueron minutos de vendaval, donde se abri¨® un abismo entre ambos equipos, el Barcelona se adorn¨® y perdon¨® en constantes llegadas al galope y el Camp Nou se hart¨® a aplaudir a los que entraron (Afellay) y a los que salieron en busca de la ovaci¨®n (Messi).

Seguramente el castigo global fue excesivo para un Betis que mereci¨® alg¨²n gol, quiz¨¢ la recompensa de vivir hasta la vuelta. Al menos el Betis de la primera hora. Pero los partidos duran 90 minutos y son un trance en el que por muy bien que lo hagas tienes muchas papeletas de perder si en el otro bando asoman Xavi, Iniesta y sobre todo Messi: oro puro.