Liga BBVA | REAL MADRID 6 - RACING 1
Un Madrid soberbio
El Real Madrid complet¨® su mejor partido de la temporada y tritur¨® sin piedad al Racing. Excelente actuaci¨®n de Di Mar¨ªa, que particip¨® en cuatro de los goles del equipo, y de Cristiano Ronaldo, que marc¨® cuatro tantos. Higua¨ªn y ?zil completaron la goleada. Rosenberg, sin querer, hizo el del Racing.
El madridismo est¨¢ entrando en ¨¦xtasis. Ha abrazado un nueva religi¨®n que s¨®lo conoce un profeta, Jos¨¦ Mourinho, el elegido para iluminar y guiar a este pueblo blanco que viaja en una nube de felicidad, que est¨¢ en la gloria. El Real Madrid contin¨²a con esa progresi¨®n casi matem¨¢tica, calculada por Mourinho que ha convertido al equipo en una roca impenetrable y casi indestructible. Primero ech¨® el cierre en defensa, hasta convertir el ¨¢rea de Casillas en una casa deshabitada, con las telara?as acumul¨¢ndose en la porter¨ªa. Cuatro goles encajados en ocho jornadas es una cifra fabulosa. Despu¨¦s logr¨® el movimiento arm¨®nico de las piezas de ataque, sujetado todo con el equilibrio que da al conjunto en el centro del campo el maestro Xabi Alonso, escoltado por Khedira, que est¨¢ haciendo un curso acelerado junto al internacional espa?ol. El siguiente paso es triturar a cuantos rivales se le crucen en el camino. La ¨²ltima v¨ªctima ha sido el Racing, que no hizo ni cosquillas al Madrid y se llev¨® del Bernab¨¦u media docena de goles, como bien podr¨ªa haberse llevado un buen pu?ado m¨¢s. Entre Di Mar¨ªa, Cristiano Ronaldo, Higua¨ªn y ?zil resolvieron el choque en un cuarto de hora. La actuaci¨®n de Di Mar¨ªa y Cristiano fue m¨¢s que sobresaliente.
Estos jugadores creen en una idea, creen en su entrenador, est¨¢n convencidos de lo que hacen y saben que detr¨¢s de las palabras del t¨¦cnico, de su trabajo y de su obsesi¨®n por la perfecci¨®n encontrar¨¢n el ¨¦xito, los t¨ªtulos. En definitiva, la felicidad, que no debe confundirse con la euforia, que invita al descuido y a la pereza.
Contra el Racing, al que desactivaron con una presi¨®n tan intensa como inteligente y profunda, ofrecieron su mejor versi¨®n del curso. Dieron una lecci¨®n de f¨²tbol vertical, ejecutado al primer toque y a una velocidad de esprinter. No se trata de renunciar al juego elaborado, que algo de eso tambi¨¦n se vio, sino de renunciar a la pausa, de no dar un respiro al contrario. Cada duelo con el Madrid es una prueba de resistencia f¨ªsica y quien no sea derrotado con argumentos t¨¦cnicos, caer¨¢ por agotamiento.
Cuanto m¨¢s r¨¢pido juega el Madrid m¨¢s letal es. Y en ese h¨¢bitat encuentran el para¨ªso Di Mar¨ªa, Cristiano, Higua¨ªn y hasta ?zil, que con espacios se sienten tan felices como imparables. El Racing se present¨® en el Bernab¨¦u con cinco defensas para negar esos espacios al Madrid y lo que hizo fue concederle una autopista, una alfombra roja directa al gol.
Y quienes m¨¢s l¨²cidos estuvieron entre tanto virtuoso fueron Di Mar¨ªa y Cristiano. El primero encendi¨® las luces del equipo y el segundo fue el brazo ejecutor. A Di Mar¨ªa se le vio m¨¢s alejado que de costumbre de la banda derecha y complet¨® su mejor actuaci¨®n vestido de blanco. Se retras¨® y pas¨® a convertirse en un distribuidor de juego tan brillante como inesperado. Se atrevi¨® a competir en el arte del pase con Xabi Alonso y sali¨® tan bien librado del duelo que el primer gol naci¨® de un espectacular pase del argentino a su compatriota Higua¨ªn, que no afe¨® el envi¨® del 'Fideo' y defini¨® a la perfecci¨®n en el mano a mano.
El reloj s¨®lo hab¨ªa consumido diez minutos y ya se anunciaba la catarata de goles que le iba a caer encima al Racing. Al cuarto de hora apareci¨® Cristiano para marcar el primero de sus cuatro tantos, a pase de Higua¨ªn. El Racing fue incapaz de echarle el lazo a ese potro desbocado que era el Madrid, que con todo solucionado no baj¨® el ritmo y sigui¨® trabajando con la misma intensidad, mostrando una voracidad insaciable. Volvi¨® a surgir Di Mar¨ªa para robar un bal¨®n en su campo y envi¨¢rselo a ?zil, que no encontr¨® oposici¨®n en la banda derecha y combin¨® con Cristiano para que hiciera el tercero de la noche.
Tuvo un respiro el Racing hasta el descanso, pero al salir de los vestuarios, el equipo de Miguel ?ngel Portugal fue abofeteado sin piedad y sin ning¨²n disimulo. Hab¨ªa retirado el t¨¦cnico de los c¨¢ntabros a un central, Torrej¨®n, para dar entrada a un delantero. Cambi¨® el dibujo, pero desconocemos los efectos beneficiosos que pudiera haber tenido esa medida, porque a los dos minutos de la reanudaci¨®n se volvieron a reunir Di Mar¨ªa y Cristiano para fabricar el cuarto del Madrid y tercero del portugu¨¦s.
Quer¨ªa m¨¢s el p¨²blico y m¨¢s le dio el Madrid. Un penalti a Di Mar¨ªa lo transform¨® Cristiano, que por primera vez en su carrera marca cuatro goles en un partido, y ?zil se apunt¨® a la fiesta despu¨¦s de un magistral pase de Xabi Alonso. A esas alturas, los futbolistas del Racing eran unos espectadores m¨¢s, dolientes espectadores.
Lleg¨® despu¨¦s el momento de las pruebas y los premios. Retir¨® Mourinho a ?zil, Higua¨ªn y Marcelo y dio minutos a Canales, Benzema, al que el Bernab¨¦u le regal¨® m¨¢s de una pitada, y Pedro Le¨®n. Con la salida del brasile?o, Di Mar¨ªa pas¨® a actuar de lateral antes de terminar lesionado y dejar a su equipo con diez en los ¨²ltimos cinco minutos.
No hab¨ªa consuelo posible para el Racing, que apenas sonri¨® con el gol de Rosenberg, que desvi¨® sin querer un latigazo de Diop.