Liga BBVA | Zaragoza 0 - H¨¦rcules 0
Calatayud dice empate
El portero frustr¨® al Zaragoza. Franco tambi¨¦n evit¨® tres goles. El equipo de Gay recobr¨® la dignidad... pero es ¨²ltimo. El H¨¦rcules, en aguas tranquilas
En un partido pendular, algo amorfo pero jugado con intensidad de menesterosos, Calatayud (provincia de Zaragoza, si nos ponemos geogr¨¢ficos) detuvo al equipo de la capital y lo manda al ¨²ltimo puesto. Calatayud dijo empate y su guante fue acero. Tambi¨¦n el de Leo Franco, por cierto. Tras una goleada infamante con el M¨¢laga y un ejercicio de indolencia en Santander, el Zaragoza prob¨® otro sabor en la gama de los lamentos: la frustraci¨®n de poner todo e irse de vac¨ªo. Al H¨¦rcules el empate le suma cuatro puntos fuera de casa, cifra muy apreciable, para navegar en las aguas tibias del torneo. Y si no es por Leo Franco, que le sac¨® tres que iban camino de la red, el H¨¦rcules vacuna al Zaragoza.
El partido se construy¨® de manera amorfa, alrededor de desaf¨ªos individuales que sustituyeron al entretenimiento. Sinama y Pamarot fundieron sus sombras en un solo cuerpo. Lafita corri¨® hacia atr¨¢s como un animal y busc¨® resuello con la pelota. Drenthe ret¨® a Diogo, m¨¢s veces con la mirada que con el bal¨®n, pero por ah¨ª el H¨¦rcules reuni¨® un aviso. En el medio hubo tr¨¢fico y agitaci¨®n. Abel Aguilar creci¨® de ¨¢rea a ¨¢rea, Fritzler le hac¨ªa de lugarteniente, Tote se visti¨® de abeja. Entre Gabi y Kevin remov¨ªan tierra con inter¨¦s y confusi¨®n. Ander trataba de encontrar caminos. Extra?o en un partido tan industrioso, Trezeguet, un bicho de ¨¢rea, iba a pasar la noche sin cenar.
Con tanto tr¨¢fago, hubo quien dio su sangre (Lafita y Pamarot, cortado en la ceja como si peleara con Sonny Liston) para rendir tributo a la intensidad hueca de contenido. El partido no fue bueno, pero s¨ª simp¨¢tico, por su penduleo y por la heterodoxia del esfuerzo. Todo control se hizo opinable y sobre todo pasajero. El Zaragoza empez¨® con el impulso que brota de su angustia y tuvo aliento para sostenerlo toda la noche. S¨ª, Gay debi¨® cambiar antes (los de afuera corren como maratonianos), pero ?c¨®mo?: los recambios est¨¢n a¨²n para poco rato. Plantilla corta de n¨²mero, de f¨²tbol y, en alg¨²n caso, tambi¨¦n de forma. Al menos los futbolistas pusieron el nervio de las horas sombr¨ªas. Eso s¨ª, su esfuerzo invita m¨¢s a la conmiseraci¨®n que a la tranquilidad. Por dentro corre la misma sangre. Por fuera, el mismo escaso f¨²tbol. Y un inquietante desacuerdo con el gol. Pamarot, Abraham Paz y el intenso Pe?a, tuvieron mucha culpa. Calatayud hizo el resto.
Paradones. Ahora... de la uniformidad siempre asoman los vivos. Como Ander o Tote, que revolotearon ¨¢vidos, ligeros y con aire de advertencia. Ander inici¨® las jugadas que acabar¨ªan en el cabezazo tocadito de Bertolo a centro con cuerda de Lafita. Fue al palo y Sinama no encontr¨® el rebote. Luego, el franc¨¦s traz¨® una falta combada en vuelo suave que sac¨® tambi¨¦n el portero del H¨¦rcules. Y hubo otra escapada del mismo Sinama a pase listo de Ander, en la que el delantero no se orden¨® las piernas. M¨¢s adelante, Calatayud frustrar¨ªa a Lafita y Marco P¨¦rez.
El H¨¦rcules administr¨® su posici¨®n. Presion¨® m¨¢s all¨¢ del horizonte medio y tuvo su hora. Claro que la tuvo. El Zaragoza jugaba a los puntos; el H¨¦rcules especul¨® con el KO. Tres remates con nombre de gol sacar¨ªa Leo Franco. Uno a Tote tras combinaci¨®n sabia de Abel Aguilar. El portero hizo un escorzo inverso: el corpach¨®n a un lado, el pie al otro. Y rechaz¨®. Drenthe lo oblig¨® a otra arriba y, sobre todo, Trezeguet lo aproxim¨® al aprecio popular. Fue la ¨²nica vez en que el franc¨¦s sali¨® de los telones urdidos por Jarosik y Contini. Dispar¨® con la enjundia de quien ha sido, pero Franco sali¨® ileso. Todo lo dem¨¢s que gan¨® el H¨¦rcules lo obtuvo por oficio. Atr¨¢s y en el medio. Pamarot encaj¨® por los dem¨¢s (incluido un codazo inadvertido de Diogo) y limit¨® a Sinama. Marco P¨¦rez, al final, se le escap¨®. Fue en el alargue: pero estaba Calatayud, ganador ante la pobre definici¨®n del punta. La ¨²ltima la sac¨® de dentro Abel Aguilar. Esteban hizo n¨²meros y se fue conforme. Las disyuntivas de Gay crecen: el equipo quiere pero no alcanza; Sinama aguanta y juega la pelota; P¨¦rez hace ocasiones y deshace goles.