AMISTOSO | ARGENTINA 4-ESPA?A 1
Espa?a regala su buena reputaci¨®n a una Argentina revitalizada
La campeona cedi¨® ante Argentina. Messi abri¨® el marcador; Higua¨ªn hizo el 2-0, T¨¦vez aprovech¨® un resbal¨®n de Reina y el Kun sentenci¨®. Espa?a dio tres palos y marc¨® Llorente.
De amistoso tuvo poco, por no decir nada. Uno de los templos del f¨²tbol, el Monumental, no se puede permitir el lujo de ver como dos selecciones de tal calibre invaden su recinto para tom¨¢rselo a guasa. Y aunque Carlos Gardel dijera en su tango que "20 a?os no es nada", 23 es tiempo suficiente para que una selecci¨®n europea volviera a tierras argentinas. As¨ª que Espa?a tom¨® el testigo de la Alemania del 87 y toc¨® la puerta bonaerense con la firme intenci¨®n de dar guerra en territorio hostil. Pero en el frente se encontr¨® con un batall¨®n armado hasta los dientes y sedientos de venganza por el pasado Mundial. Espa?a se vio superada durante todo el encuentro por una albiceleste estricta atr¨¢s, r¨¢pida en la elaboraci¨®n y mortal en el ataque. Adem¨¢s los argentinos tienen otro motivo adicional para volver a so?ar con su equipo, las indicaciones del nuevo seleccionador a Messi parece que surgen efecto y hoy se ha podido ver la versi¨®n Bar?a en el de Rosario. De Espa?a no se pueden sacar grandes conclusiones, es el primer amistoso que se pierde desde 2006, pero la imagen mostrada en Buenos Aires no se asemeja en nada a la que nos tiene acostumbrados. Argentina tard¨® 22 minutos en encarrilar el partido con tantos de la Pulga, Higua¨ªn y T¨¦vez, ¨¦ste tras un resbal¨®n inoportuno de Reina. Llorente acort¨® distancias a falta de diez para el final pero Ag¨¹ero puso la puntilla con el tiempo cumplido.
Batista afront¨® su primer combate serio sin miedo, pensando m¨¢s atacar que guardar la ropa. No quer¨ªa retrocesos y por eso orden¨® a Messi jugar en los ¨²ltimos treinta metros de cancha. Checho busc¨® su confirmaci¨®n alineando a cuatro futbolistas ausentes en Sud¨¢frica (Zanetti, Gabriel Milito, Banega y Cambiasso). Todo para borrar esa imagen de t¨¦cnico-puente tras la marcha de Maradona. Mientras Batista buscaba su confirmaci¨®n, Del Bosque, un ser tranquilo por naturaleza, sac¨® su lado detallista premiando a Reina, Monreal, Marchena y Silva. Seguro que Casillas, Ramos, Xavi y Capdevila ni rechistaron, pero el equipo lo not¨®.
?nicamente con el aperitivo, el de los himnos, bast¨® para abrir boca gracias al espectacular aspecto del Monumental. Los 66.500 espectadores ya no se acordaban de la eliminaci¨®n del Mundial. Era momento de deshincar la rodilla, tomar posici¨®n erguida y afrontar el futuro. Y todas las miradas reca¨ªan en la misma persona, en Leo Messi. ?l ha sido centro de bastantes cr¨ªticas con la albiceleste y ahora que empieza un nuevo ciclo el de Rosario se ha propuesto rendir a la par que en el Bar?¨¢. La primera piedra la puso con una obra de arte a los diez minutos de juego con una vaselina sutil ante Reina. Fueron unos minutos de tanteo, con dos argumentos parecidos. Toque de bal¨®n por ambas partes pero con mayor velocidad en el lado argentino.
Y es que Espa?a, tratando con sentido el cuero, sufr¨ªa con la presi¨®n agobiante desde el centro del campo y se ve¨ªa sorprendida por la velocidad de enganche en la l¨ªnea de tres cuartos. El hambre de Argentina escoc¨ªa a una Roja paciente en la construcci¨®n pero espesa en la zaga. Los argentinos se dieron cuenta del momento de flojera y decidieron actuar sin represi¨®n para hacer el segundo lo antes posible por si acaso despertaba Espa?a. Esta vez fue T¨¦vez el encargado de romper la l¨ªnea trasera espa?ola con un pase al hueco que capt¨® Higua¨ªn para hacer el segundo tras driblar a Reina.
Espa?a fue un equipo desarbolado hasta la media hora de juego. En ese momento empezaron a engranar algunas piezas de la Roja. Se asumi¨® el protagonismo del bal¨®n, porque a Argentina ya no le hac¨ªa falta, y llegaron a ver la cara del meta Romero con un disparo de Villa al travesa?o tras un disparo lejano.
Pero tras la modorra espa?ola y la electricidad de Argentina, el infortunio tuvo su momento y abdujo a Reina por completo. El guardameta espa?ol resbal¨® tras una cesi¨®n de Piqu¨¦ y el bandido Apache hizo honor a su nombre aprovech¨¢ndose del fallo como un coyote.
Las desgracias se acumulaban para Espa?a. Adem¨¢s del marcador y el infortunio de Reina, ahora hab¨ªa que a?adir los palos. Y es que antes del descanso Villa volvi¨® a estrellar un bal¨®n al poste tras el saque de una falta.
Espa?a enfil¨® el t¨²nel de vestuarios cabizbaja, dolorida por una Argentina rigurosa en lo t¨¢ctico y mortal al ataque. La solidaridad parece ser una de las consignas del Checho y sus jugadores lo plasmaron a las mil maravillas en el primer acto.
Tras el descanso, Vicente del Bosque alter¨® todo el ataque espa?ol dando entrada a Llorente (Villa), Navas (Silva) y Cazorla (Iniesta). Tambi¨¦n tuvo sus minutos V¨ªctor Vald¨¦s al entrar por Reina. La trasformaci¨®n del once catapult¨® a Espa?a hacia el ¨¢rea rival gracias a las asociaciones desde medio y un mayor uso de las banas de Navas y Cazorla. Desde el costado del palaciego lleg¨® la primera ocasi¨®n de Espa?a pero el cabezazo de Llorente sali¨® desviado.
Por esas, Argentina parec¨ªa escondida, pero era un espejismo. Inquietaba en cuanto el bal¨®n conectaba con el medio y desquiciaba cuando acababa en las botas de sus delanteros. Una gran jugada de la albiceleste pudo acabar en el cuarto y a Del Bosque se le acab¨® la paciencia dando entrada a Xavi. El de Tarrasa asumi¨® los galones y la circulaci¨®n fue m¨¢s fluida desde su entrada.
Pero ni el resplandor de Xavi sirvi¨® para cegar un ¨¢pice a una Argentina oxigenada a la media hora con la entrada de Di Mar¨ªa y el Kun. Quien no iba abandonar todav¨ªa el terreno de juego era Leo Messi, el cabecilla de la fiesta Monumental para unos y el chasco Monumental para otros. La tarde aciaga continu¨® para Espa?a y Cazorla estrell¨® otro bal¨®n al palo, el tercero de la tarde.
Ni el juego ni la suerte estaba con Espa?a, estaba claro. Por lo menos Llorente pudo maquillar el resultado a falta de seis para el final. El tanto lanz¨® a Espa?a hacia el segundo pero esta vez el del Athletic no lleg¨® para empujar el bal¨®n a la red.
Pero todav¨ªa faltaba el ¨²ltimo barrido del rodillo argentino. El encargado de darlo fue el Kun Ag¨¹ero, que en el tiempo de descuento aprovech¨® un centro de Heinze para hacer el cuarto tras un gran cabezazo. Finalmente hubo fiesta monumental para Argentina y chasco monumental para Espa?a. El d¨ªa en el que Espa?a recibi¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de los Deportes, la estrella pes¨®.