Mundial 2010 - Grupo H | Espa?a 0 - Suiza 1
Espa?a agota la mala suerte
Suiza resisti車 el asedio y marc車 de carambola. La Selecci車n mereci車 m芍s. Desde ahora, todo finales.
Espa?a no vino a Sud芍frica para ganar el primer partido, sino para ganar el Mundial. De modo que el objetivo sigue intacto. Lo recalco por la desolaci車n que percibo, por el pesimismo reinante. Quien lamente la euforia de antes y la culpe de la derrota ya puede dormir tranquilo porque no se repetir芍. La 迆nica diferencia estriba en que los cruces se adelantan: treintaidosavos contra Honduras y dieciseisavos contra Chile. M芍s espect芍culo, mayor emoci車n. La otra ventaja es que, de sobrevivir, nunca habremos llegado tan entrenados a los cuartos de final.
Insisto en el optimismo. No descarto que este tropiezo nos haya clavado las banderillas que despertar芍n nuestra bravura. El futbolista, como el soldado, mejora cuando se siente puesto en duda. Es muy posible que a este equipo angelical s車lo le faltara un punto de rebeld赤a. Ya lo tiene: rebeldes contra el destino, la mala suerte y la porca miseria. Y, por una vez, rebeldes a tiempo.
No pretendo reclutar devotos, s車lo exponer razones. Espa?a fue fiel a s赤 misma hasta que llegaron los minutos finales. Entonces se perdi車 en recursos que no maneja, como bombear balones al 芍rea. Entonces, y ya sucedi車 contra Estados Unidos en la Copa Confederaciones (circunstancias muy similares), el entrenador confundi車 el ataque con la acumulaci車n de delanteros. De paso, volvimos a comprobar que Torres y Villa quieren comer del mismo plato y terminan por no comer. Ninguno anda demasiado fino, por cierto.
Pero antes del p芍nico nos comportamos como se espera de nosotros, dominadores absolutos, novios de la pelota. Con Suiza atrincherada en su campo, amasamos el juego con paciencia y con talento, hasta el punto de que los suizos se pasaron largo tiempo observ芍ndonos desde el otro lado del escaparate y corriendo sin tocar.
No dir谷 que reventamos los guantes del portero contrario porque no somos eso. Sin embargo llegamos con frecuencia suficiente y peligro bastante para matar el partido. A la media hora ya cont芍bamos varias invasiones y una ocasi車n clara de gol, recorte y tiro de Piqu谷. La siguieron otras. Villa se plant車 ante el meta suizo y cuando tocaba chutar opt車 por una vaselina improbable. Y para cerrar la primera parte se?alar谷 que a Silva le hicieron un penalti que ni 谷l mismo consider車, ya que se levant車 y sigui車 jugando. Nadie ten赤a prisa en esos momentos, ni miedo. Hasta regal芍bamos penaltis.
Al poco de la segunda mitad sucedi車 lo extraordinario. Suiza, que en el primer tiempo s車lo se hab赤a acercado con un tiro lejano, se encontr車 con un gol que, visto desde Espa?a, fue una concatenaci車n de desgracias, un caos tr芍gico. No negar谷 el m谷rito de Derdiyok en el despliegue, pero lo dem芍s fue una sucesi車n de carambolas. Casillas despej車 con las piernas, el bal車n, pulgoso, se enred車 en Pique y acab車 en Gelson. Se podr赤a afirmar que nos lo marcaron desde el cielo. Minuto 52, 38 por delante.
Error.
Del Bosque respondi車 con Torres y Navas por Silva y Busquets. Acert車 al prescindir de un mediocentro (basta Xabi), pero err車 al olvidar la creaci車n (Cesc) en favor de la delantera. El resultado es que Espa?a, retirado Iniesta por lesi車n, no vio m芍s camino que las internadas de Navas, demasiadas veces inconclusas, porque no vino para centrar desde la banda, sino para desbordar.
El resumen de nuestro asedio infructuoso es que Xabi casi parte el larguero con un trallazo; la paradoja es que tambi谷n ellos chutaron al palo. No era el d赤a, simplemente. Pero eso no significa que no sea el Mundial.