Final de la Champions | Bayern 0 - Inter 2
Inter, el estilo que se impone
Diego Milito, autor de los goles, el crack del partido. Durante muchos minutos fue un duelo entre Sneijder y Robben. Van Gaal no tuvo plan para remontar
La final de la Champions 2010 fue una evocaci車n de la que disputaron en el Mundial 82 Italia y Alemania en este mismo estadio. Lo fue hasta en la celebraci車n de Massimo Moratti, cuya fiesta en el palco, despu谷s del segundo gol, emul車 a la traviesa alegr赤a de Pertini. Ayer, como entonces, Madrid se sent赤a mayoritariamente italiana y mientras escribo la imagino respondiendo con bocinazos a la felicidad de los tifosi.
No entrar谷 en la comparaci車n de unos equipos y otros (mucho m芍s brillantes aquellas selecciones) y tambi谷n dejar谷 al margen el f迆tbol. Lo que ayer venci車, como hace 28 a?os, fue un estilo, en este caso intr赤nsecamente italiano, aunque no los hubiera sobre el campo (Materazzi no entr車 hasta el 92') y el entrenador fuera portugu谷s. Poco importa. El Inter gan車 como cuentan que lo hac赤a 45 a?os atr芍s, construido, orgullosamente, desde el orden defensivo que impon赤a Helenio Herrera. Y digo orgullosamente porque a ning迆n italiano le inquietar芍 el dato de posesi車n que a muchos nos ruboriza: 67% del Bayern contra el 33% del Inter.
A eso juega Mourinho: el que meta, gana. Y como ayer volvi車 a marcar primero qued車 liberado para utilizar el argumento que todo lo justifica, especialmente en Italia: vencer. Con el marcador favorable, el Inter se movi車 por el pa赤s de sus sue?os. Cada jugador encaj車 entonces en el dibujo t芍ctico-mec芍nico: el equipo replegado y junto, la delantera como una avanzadilla de la l赤nea de centrocampistas y la media como una sucursal de la defensa. En esas condiciones, enumerar los atacantes que alinea Mourinho para defender su juego ofensivo es un ejercicio de demagogia. No hizo falta jugar en el Camp Nou y con uno menos para ver de nuevo a Etoo por los terrenos del lateral derecho. Ejemplo de sacrificio, dir芍n algunos. Condenado a galeras, dir赤a yo. Galeras de oro, podr赤amos convenir.
Industrial. Pero quisiera que se me entendiera. No pretendo oponer el estilo ganador del Inter a un estilo rom芍ntico y perdedor, porque nada de rom芍ntico hay en el Bayern. El equipo de Van Gaal es tan industrial como el Inter y si el Inter se permite la licencia libertaria de Sneijder, los otros se dan el gusto de Robben. Empatados en el acero y en las ocurrencias, habr芍 que reconocer que la diferencia est芍 en el orden defensivo, primero, y en Diego Milito, despu谷s.
No dispone de un delantero as赤 el Bayern, ni de una conexi車n tan directa. Mientras el ingenio de Sneijder desemboca directamente en Milito, Robben debe recorrer varios laberintos antes de divisar, si es que levanta la cabeza, a sus p谷treos rematadores.
No hubo secretos en ese sentido. Antes de la primera gota de sangre, el partido fue un duelo entre Sneijder y Robben, para mayor estremecimiento del madridismo. Queda registrado que en el minuto 9 Robben tuvo el m谷rito de centrar desde la l赤nea de fondo del Inter, haza?a que hubiera merecido, como en el ajedrez, cambiar pe車n por reina. Sneijder respondi車 con un ca?onazo que pein車 Altintop a cambio de perder el tup谷.
Altintop, por cierto, es buen ejemplo de las incomprensibles decisiones de los entrenadores geniales. Por si el Bayern no hab赤a sufrido bastante con su reclusi車n en la banda, Van Gaal lo sustituy車 en el 63', justo cuando era su jugador m芍s destacado o, por mejor decir, su 迆nico medio con imaginaci車n creativa. Mourinho no fue menos. Constatado ya que Etoo debe cumplir trabajos forzados, el t谷cnico luso coloc車 como vigilante de Robben a Chivu, al que debi車 relevar en el 68' con tarjeta amarilla y la cintura maltrecha.
El primer gol fue la bomba at車mica. Julio C谷sar sac車 de puerta con la diestra, Milito se apoy車 de cabeza en Sneijder y este le puso el bal車n en el camino del gol. Y aqu赤 viene lo que distingue al genio del mortal. Antes de chutar, y pese a estar acosado por los defensas y por medio siglo de impaciencia, Diego Milit車 amag車. Dur車 una mil谷sima pero pareci車 una eternidad. Luego, una vez reivindicado su papel de crack al que nadie supo ver antes, marc車.
Fin. El partido resultante fue un p芍ramo. De la m芍s absoluta incertidumbre pasamos a la certidumbre total: ganar赤a el Inter. Con el gol a favor, al equipo de Mourinho se le dibuj車 una sonrisa en las l赤neas. Ya no hab赤a nada que pensar y, de hecho, los 迆nicos que segu赤an utilizando su cabeza eran los centrales, para despejar. El resto era memorizar la lecci車n. Lo que sirvi車 contra el Bar?a deb赤a valer ante el Bayern.
Pudieron marcar los alemanes al inicio del segundo tiempo, pero tambi谷n pudieron hacerlo los italianos a continuaci車n. Vanas esperanzas de espect芍culo. En un contragolpe Etoo entreg車 a Diego Milito y, donde otro hubiera reclamado auxilio, el genio tard赤o, el Rossi de anta?o, el vecchio bambino, sent車 con un recorte a Van Buyten y bati車 cruzado a Butt. Era el desenlace l車gico de una final que da m芍s al Inter de lo que aporta al f迆tbol.