Ni Fulham ni Pupas: el Atl¨¦tico se ve campe¨®n
Once cl¨¢sico para ser el primer vencedor de la Europa League

?Qu¨¦ hac¨ªas t¨² el 2 de mayo de 1986? Yo, 8 a?os, con mi padre en un bar de la playa viendo bailar a unos rusos cuyos nombres desconoc¨ªa entonces y son mitos hoy. Cada uno tendr¨¢ su recuerdo; difusos los que ¨¦ramos ni?os, ninguno los m¨¢s j¨®venes. Y aquella fue la ¨²ltima final europea del Atleti, si buscamos un t¨ªtulo hay que viajar al 62 y los testigos escasear¨¢n a¨²n m¨¢s. Por eso, la final de hoy trata de recuerdos. No de perpetuarlos, no, de enterrarlos y empezar a vivir un presente acorde con la historia, con aquel pasado, con esta afici¨®n.
Una afici¨®n tan castigada ¨²ltimamente que lo de la nube volc¨¢nica ya es cebarse. Parece que el destino no ser¨¢ tan cruel y podr¨¢n volar todos. Dedos cruzados. Si un equipo que ol¨ªa a descenso en noviembre va a jugar dos finales en mayo, el optimismo es ley. As¨ª que se espera que Hamburgo, con poco ambiente ayer, se ti?a hoy de rojiblanco. Aunque con el viento y el Atleti, certezas las justas.
Por eso mismo inquieta el cartel de claro favorito, aunque los futbolistas lo han asumido con sensata normalidad. Cuando se les pregunta sobre los peligros del Fulham, repiten tres conceptos como un mantra: defienden bien, ojo a la estrategia y Bobby Zamora. Sencillo, quiz¨¢s escaso, pero suficientemente efectivo como para haber pasado por encima de Shakhtar, Juventus, Wolfsburgo y Hamburgo hasta llegar a esta final. Eso s¨ª, fuera de Craven Cottage, los gigantes vuelven a ser molinos.
En el Atleti la noticia es que no hay noticia: juegan los obvios. El monje zen De Gea, imperturbable en Anfield y apostar¨ªa que tambi¨¦n aqu¨ª. La defensa est¨¢ndar de Quique con el liderazgo silencioso de Dom¨ªnguez y el ardor guerrero de Ujfalusi dando vida a los mejorados Perea y Antonio L¨®pez. Assun?ao y Ra¨²l Garc¨ªa pondr¨¢n el despliegue y Reyes y Simao, el desborde. Y luego, ya lo saben, Kun y Forl¨¢n. Lo repito porque me da paz: Kun y Forl¨¢n.
Dudas. En el Fulham, Zamora y Duff llegan tocados, pero jugar¨¢n hasta que tengan que sacarlos en parihuelas. El primero es el gol y el segundo, el desborde. Son los grandes peligros ingleses, con Gera y Dempsey como segundos espadas. En mediocampo manda Murphy, curtido en mil batallas con el Liverpool pero justito de f¨²tbol. Y en defensa, Hangeland comanda una defensa ordenada e imponente por alto, pero algo lenta, por lo que Kun y Forl¨¢n pueden llegar con soltura hasta Schwarzer si andan inspirados. Y andar¨¢n. Para que cuando en el futuro alguien pregunte qu¨¦ hac¨ªas t¨² el 12 de mayo de 2010 la respuesta sea un trueno: celebrar un t¨ªtulo del Atleti.