champions league | inter 3 - barcelona 1
Mourinho se acerca al Bernab¨¦u
El Inter enred¨® al Barcelona en su tela de ara?a y super¨® con claridad al Barcelona, primero en la guerra de estilos y finalmente tambi¨¦n en el marcador. El Bar?a vivi¨® un espejismo con el gol de Pedro pero esta vez no tuvo autoridad ni dominio ni apenas individualidades. Superado por la presi¨®n y la velocidad del Inter, el equipo de Guardiola concedi¨® demasiadas ocasiones y as¨ª llegaron los goles de Sneijder, Maicon y Milito. El trabajo del equipo italiano sac¨® del partido a Messi e Ibrahimovic y minimiz¨® a Xavi. El Barcelona depende ahora de una noche m¨¢gica en el Camp Nou.
Como un proverbio chino dice que se puede dormir en la misma cama sin tener los mismos sue?os, Barcelona e Inter convierten dos dibujos no demasiado distintos en aspiraciones futbol¨ªsticas enfrentadas. El Inter no acumula posesi¨®n, no teje el juego y juega pensando en desactivar al rival y activar cuanto antes, con el atajo del bal¨®n largo, a su falange ofensiva. Del Barcelona ya sabemos casi todo y as¨ª nos encontramos de bruces con un partido que parec¨ªa acumular todos los alicientes m¨¢s all¨¢ de poner en disputa medio billete para la final del Bernab¨¦u. A esto, que no es poca cosa, se le sumaba Mourinho contra Guardiola, Alves y Maicon, Etoo contra el Barcelona, Ibrahimovic contra el Inter, Motta tambi¨¦n contra su ex equipo y Cambiasso, Samuel o Sneijder ante la posibilidad de hacer un gui?o al suyo, del que no todos salieron precisamente con una sonrisa en los labios.
De entre tantas batallas privadas, los renglones torcidos del morbo ten¨ªan la lupa enfocada en el gesto de un Mourinho que para algunos pasaba un examen capital para saber si el banquillo del Bernab¨¦u le sentar¨ªa bien. Y si enredar y minimizar al Barcelona med¨ªa la nota, Mourinho sac¨® sobresaliente y, de paso, dio un paso real, este tangible, hacia el Bernab¨¦u. El resultado pone al Inter en franquicia para meterse en la final y enfrenta al Barcelona de Guardiola a una realidad hostil y desconocida: la necesidad de la heroica, vivir en un camino lleno de espinas, sortear trampas con el resultado muy en contra.
El Barcelona necesita un 2-0. Bien mirado, es el resultado que logr¨® en la liguilla ante el Inter sin Ibrahimovic ni Messi. Pero la sensaci¨®n es que el equipo italiano, y Mourinho hab¨ªa avisado, es mucho m¨¢s ahora. Sin pena ni gloria en competici¨®n dom¨¦stica y con la Roma declarada en rebeld¨ªa, tiene el foco puesto en la Champions y el resultado le llena de razones, mejor del que so?aba el Giuseppe Meazza en el inicio y no digamos tras el gol de Pedro. El Inter, superior, s¨®lo concedi¨® al Barcelona los primeros minutos, los de tanteo, y los ¨²ltimos, los de la desesperaci¨®n. Supo medir los pasos y los tiempos y encontr¨® el momento de lanzarse al cuello del rival con un instinto carn¨ªvoro con el que casi nadie trata al Barcelona. Huyo de su ¨¢rea y adelant¨® la l¨ªnea de presi¨®n. Sneijder hizo mucho da?o en el cepo a Xavi y hurg¨® en el espacio a la espalda de Alves. Etoo hizo de obrero por la izquierda y la movilidad de Pandev result¨® determinante para desbaratar el sistema nervioso del Barcelona.
Con esas armas, las suyas, el Inter fue vertical, incisivo y salvaje, y asfixi¨® los recursos, otras veces ilimitados, del Barcelona. El equipo de Mourinho manej¨® el tiovivo emocional del arranque, tuvo contundencia en sus mejores minutos y orden en los peores. El pulso del partido lo marc¨® el p¨²blico, que cay¨® cuando el Barcelona toc¨® y rugi¨® cuando el Inter mordi¨®. Rugi¨® contra el ¨¢rbitro, contra Ibrahimovic, contra Messi, contra Alves, contra todo... Rugi¨® cuando Benqeren?a fall¨® en un fuera de juego que dejaba s¨®lo a Milito y rugi¨® todav¨ªa m¨¢s con las oleadas fren¨¦ticas del Inter, cuyo despliegue encontr¨® desnud¨® siempre la espalda de los laterales del Barcelona y dej¨® sin ox¨ªgeno y sin salida a un equipo desacostumbrado a acumular p¨¦rdidas y regalos, con el nerviosismo en las ant¨ªpodas de los h¨¢bitos.
Y todo a pesar de que Pedro, infalible Pedro, marc¨® cuando el Inter empezaba a crecer y en la ¨²nica acci¨®n clara del equipo azulgrana en la primera parte. Maxwell encontr¨® la l¨ªnea de fondo y, ante la pasividad de Cambiasso y la imprecisi¨®n de Lucio, encontr¨® en el pase de la muerte al canario, que marc¨®. El gol llev¨® al espejismo. El Barcelona fue mejor durante chasquido de dedos, o eso pareci¨®, contra un Inter tocado y un p¨²blico hundido. Xavi tuvo sus mejores minutos, siempre muy atr¨¢s, y ah¨ª se perfil¨® la realidad del partido para el equipo catal¨¢n: sin fluidez, sin ideas, sin instinto asesino y con muchas piezas fuera de foco: Ibrahimovic desaparecido, Messi completamente desdibujado, Busquets transparente, Alves desacertado...
El Inter golpea y aguanta
El Inter supo recuperar al tiempo aire y plan y tuvo una fase excelente en la que arras¨® el partido y casi la eliminatoria. Fue entre el ecuador del primer tiempo y el ecuador del segundo, entre el 0-1 y el 3-1, viaje del cielo al infierno para el Barcelona. Milito fue un castigo para la defensa del Barcelona y pas¨® de perdonar dos ocasiones claras a intervenir para asistir a Sneijder, que empat¨® el partido colgado del enorme espacio que Alves no defendi¨®. De ah¨ª a un descanso del que sali¨® un Barcelona igual de intoxicado con un ecosistema tan agresivo contra su estilo y un Inter plet¨®rico, que estall¨® primero con una llegada letal de Maicon y despu¨¦s con el tercer gol, un remache de Milito en fuera de juego y tras dejada en falso de cabeza de Sneijder.
El Barcelona parec¨ªa muerto y el Inter desatado. Y si hasta entonces el equipo italiano acumul¨® todos los elogios, conviene felicitar al Barcelona por su demostraci¨®n final de fe, su pelea contra s¨ª mismo y contra el destino y sus arrestos para encerrar en su ¨¢rea a un rival ya sin fuerzas y feliz en su guarida. Ibra dej¨® su sitio a Abidal, Pedro se coloc¨® de delantero centro y Alves y Maxwell de extremos. Piqu¨¦ acab¨® instalado en el ¨¢rea rival... hubo ocasiones, un bal¨®n salvado bajo palos por Lucio y hasta un empuj¨®n en el ¨¢rea a Piqu¨¦. Hubo de todo menos gol redentor.
Ese tramo final dibuj¨® a un Barcelona con esp¨ªritu pero sin energ¨ªa, con una entrega encomiable pero sin ning¨²n factor diferencial. Y si puede lamentar que Messi no apareci¨®, quiz¨¢ tenga que celebrar que aprendi¨® a contracorriente a apocar al Inter y llevar el partido a la ¨¦pica, a la moneda al aire, a la guerra total por tierra, mar y aire... Y quiz¨¢ entonces, y s¨®lo entonces y si Ibra o Messi rompen la mara?a de Mourinho, el Barcelona vea otra vez cerca una final del Bernab¨¦u que ahora parece tan lejos para los de Guardiola... y tan cerca para Mourinho.