El debate ya estaba cerrado
Es curioso el asunto. La afici¨®n del Sevilla solicit¨® hasta en tres ocasiones, en los ¨²ltimos dos a?os, la destituci¨®n de Manolo Jim¨¦nez. Anoche, despu¨¦s de firmar uno de los partidos m¨¢s tristes de la era Del Nido, la gente guard¨® silencio en relaci¨®n al entrenador. En el caso Jim¨¦nez, el sevillismo ha ofrecido otra lecci¨®n. Pidi¨® soluciones con valent¨ªa para incomodar a los dirigentes y decidi¨® no hacer sangre innecesaria cuando la decisi¨®n parec¨ªa tomada y obligada. El famoso debate qued¨® cerrado hace tiempo.
Sin duda, Jim¨¦nez lo ha dado todo, pero no pudo estar a la altura de un proyecto y de esa tremenda y bendita exigencia que se ha instalado en Nervi¨®n, la base para atrapar la grandeza. Monchi y Del Nido conoc¨ªan, desde el primer d¨ªa, sus virtudes y defectos, pero se enrocaron en la arriesgada apuesta. Primero porque era un entrenador c¨®modo. Despu¨¦s, por plantear un absurdo pulso a los que osaron a decirles que se equivocaban. Con los datos que se manejaban, la coherencia invit¨® a agradecerle el marr¨®n post-Juande y buscar un nuevo proyecto. La soberbia arras¨® con todo. A partir de ah¨ª, nacieron cazas de brujas, guerras, pulsos encontrados. El final ha sido duro. La brutal defensa se volvi¨® en contra.