Dos machos y un destino

Cuenta Hugo S¨¢nchez orgulloso que fue ¨¦l quien convenci¨® a M¨ªchel para que se hiciese entrenador. Andaban ambos al otro lado del charco, regalando las ¨²ltimas tardes de f¨²tbol en las plazas mexicanas. Cosas de la vida, esta tarde se las ver¨¢n por primera vez como entrenadores de Primera. Verlos recordar¨¢ a los 80, un abrazo con olor al Madrid de las cinco Ligas. Pero eso es pasado y ahora les toca reescribir sus carreras en los banquillos, donde son casi unos ne¨®fitos. Al menos el curr¨ªculo les ha permitido tener un par de buenos equipos donde foguearse. Porque no se enga?en, ambos sue?an con el mismo destino. Sus actuales aventuras servir¨¢n para ir abri¨¦ndoles las puertas del Bernab¨¦u. O para cerrarlas. Lo dir¨¢n los resultados, las sensaciones, el momento...

Habla Hugo de que M¨ªchel le regal¨® m¨¢s goles que nadie. Centro medido por la derecha y remate al primer toque del mexicano. Una f¨®rmula que casi siempre terminaba en gol. Ay, el gol. La m¨¢xima expresi¨®n del f¨²tbol, su ¨²nica respuesta, la piedra filosofal. Un bien escaso en el Almer¨ªa, que es incapaz de batir a sus rivales y encima no tiene al nueve llamado a ser el nuevo Negredo. Goitom sigue KO. Hugo se inventa cada semana a Uche como respuesta. No le sale bien. Gol tiene el Getafe con el pichichi Soldado a la cabeza. Como el a?orado Animal, producto de la casa blanca.

Habr¨¢ estilos enfrentados sobre el c¨¦sped del Mediterr¨¢neo. El de la garra, el del Macho. M¨¢s directo, m¨¢s m¨²sculo. Y el del toque, el del futbolista por encima de la pizarra, el de M¨ªchel. Ambos escriben su destino, pero cada uno a su manera.