Pamplona, Reyno de Salva

Salva mu¨¦rete", recibi¨® el Reyno de Navarra al legionario del gol. Salva no perdi¨® el raciocinio. Expuls¨® a Josetxo en su primera intervenci¨®n, pein¨® el bal¨®n del 2-2 que empuj¨® Lolo y se elev¨® como un ¨¢ngel, como el Yak-52 que pilota, para rematar una victoria heroica en un partido de locos que el M¨¢laga tuvo perdido en medio del loquinario que Clos G¨®mez se invent¨®, expulsando a todo lo que se mov¨ªa (Pu?al, G¨¢mez, Josetxo, Camacho, Vadozc). Pero que rescat¨® desde los aires, con un gol celestial de Salva, veterano, cerebral, capaz de visualizar el estado de excitaci¨®n en que viv¨ªa Osasuna. Tanta presi¨®n del Reyno de Navarra a veces se vuelve en contra. Convierte la intimidaci¨®n al rival en imprudencia. Tal vez por eso (y por la poca mano izquierda de Clos G¨®mez) Pu?al y Josetxo terminaran en la calle. Tal vez por eso el M¨¢laga conquistase ayer una victoria tan grande, la n¨²mero 100 en Primera Divisi¨®n, la que le permite pulverizar su r¨¦cord de puntos fuera de casa (24 puntos por 23 de la temporada 2004-05), igualar su marca de victorias lejos de su guarida de La Rosaleda (siete, igual que en el curso de Juande Ramos).

El M¨¢laga se encontr¨® en el minuto 70 con un partido que ya no sospechaba, que Osasuna hab¨ªa agarrado con mucha energ¨ªa. No hab¨ªa sido f¨¢cil su trabajo, superar la aver¨ªa que Apo?o le hizo a Sergio en la primera mitad. Acostado al lado de la l¨ªnea de fondo, se invent¨® una filigrana que dej¨® con el molde a Sergio. Luego se puso delante de Roberto y le bati¨®, como las siete veces anteriores que se hab¨ªa ido al punto de penalti. Apo?o juega como un futbolista superior, sobrado. Es de esperar que no se pierda, porque va para futbolista grande.

Osasuna reaccion¨® con sus valores, casta y empuje. Y tambi¨¦n, por supuesto, con f¨²tbol. El fabuloso Plasil, futbolista que juega por los cuatro puntos cardinales, incansable, cabalg¨® y empat¨® un partido que el M¨¢laga, en ese momento, era incapaz de controlar. Sin Weligton, su defensa estuvo como un flan. Camacho se percat¨® y le pidi¨® sangre a sus jugadores. Entonces apareci¨® Nekounam, ese futbolista que confes¨® que ve¨ªa pasar misiles cuando jugaba en los campos de Ir¨¢n. Ayer el que vio pasar el misil fue Goitia, inm¨®vil ante el gol de un futbolista enorme que Ziganda descubri¨® antes que el resto del f¨²tbol (Mundial de Alemania 2006).

Era el 2-1, el viejo Sadar encendido, Osasuna a pique de amarrar la permanencia, jugando mejor y en campo abierto. Parec¨ªa imposible a?adir un ingrediente m¨¢s para dejar m¨¢s claro el desenlace del partido. Sin embargo, Pu?al resbal¨® y decidi¨® llevarse por delante a Eliseu. Un error que Clos G¨®mez, implacable, no perdon¨®. Y aunque G¨¢mez tambi¨¦n se fue a la calle en una jugada que por la poca pericia de las c¨¢maras (ay, La Sexta, vaya tela) no se vio con nitidez, el partido cambi¨® porque un diez contra diez deja m¨¢s espacio a la sorpresa, escapa m¨¢s al control.

Tapia se lo pens¨® y no movi¨® el equipo nada m¨¢s salir del vestuario, pero pronto comprob¨® que eso no maduraba y toc¨® las teclas precisas. Aparecieron en el partido Albert Luque, pu?al en la izquierda, y Salva, que desquicia a Pamplona por causas bien conocidas, pero que no entra al debate. Ayer se limit¨® a hablar en voz alta y pedir su renovaci¨®n sobre el c¨¦sped, con una influencia espectacular en el desenlace del partido. El vuelco que dio el Osasuna-M¨¢laga fue de pel¨ªcula. Camacho quiso pararlo cuando se vio con nueve. Quiso presionar a Clos G¨®mez, quiso meter a Cruchaga. Pero no le dio tiempo. Duda lanz¨® una falta, Roberto la mand¨® a c¨®rner. Y luego vinieron el empate de Lolo y ese centro de Cuadrado que bajo con nieve del cielo y que Salva, que para eso es aviador y si hace falta baja desde Segovia a M¨¢laga con su Bucker, caz¨® arriba del todo y golpe¨® con violencia y con fe. La misma que tiene el M¨¢laga en llegar a Europa. Cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s cara y cada d¨ªa m¨¢s se empe?a el equipo de Tapia en estar ah¨ª. A Osasuna, con efectos colaterales adem¨¢s (expulsiones), le costar¨¢ unas semanas m¨¢s. Pero con ese vigor es imposible bajar ni una escalera m¨¢s.