Crecen las dudas sobre Aguirre y el Atleti

Comenz¨® l¨ªder la Liga, despert¨® los sue?os de los atl¨¦ticos pisando puestos Champions, rebasando al Real Madrid en la tabla, goleando y deleitando con su f¨²tbol. Pero, una vez m¨¢s, su hist¨®rica irregularidad le condena a desplomarse. Los sue?os rojiblancos se retornan en resignaci¨®n.

Las aspiraciones de los atl¨¦ticos crecieron tras su triunfo ante el Espanyol, una victoria de doble filo que situ¨® al Atl¨¦tico en la tercera posici¨®n. Los optimistas miraban ilusionados al Bar?a, pero los pesimistas ten¨ªan raz¨®n. S¨®lo fue un espejismo. Dos derrotas y dos empates han devuelto a la realidad a los madrile?os, que se enfrentan a una nueva semana sembrada de rumores y qui¨¦n sabe si de movimientos inesperados. O no tan inesperados.

Con Aguirre cuestionado, Maniche castigado en el banco, Maxi tocado y Ag¨¹ero en entredicho por su falta de acierto, sus declaraciones y su peso, el Atl¨¦tico de Madrid salt¨® a La Rosaleda dolido en su orgullo, hambriento y con la intenci¨®n de acallar las cr¨ªticas. Y as¨ª los demostr¨® en el inicio. Ag¨¹ero comenz¨® con ganas de hablar en el campo y lo hizo con una jugada personal en el ¨¢rea que desbarat¨® Goitia y con un pase que dej¨® solo a Sinama, quien no acert¨® a batir por raso al meta malaguista. En unos minutos de asedio visitante, Forl¨¢n se invent¨® una vaselina con la zurda que acarici¨® el larguero.

Mientras, el M¨¢laga se refugiaba del vendaval en torno a sus centrales Weligton y Helder y buscaba estirarse con Duda por la banda izquierda, Eli por la derecha y Luque y Baha por el centro en contras desordenadas que carec¨ªan de un gu¨ªa con telescopio y que se perd¨ªan en balonazos largos.

Un plan de juego que no merec¨ªa premio, pero el f¨²tbol es imprevisible y su belleza se fundamenta en la incertidumbre y el azar. Esta vez, el agraciado fue Apo?o y por prolongaci¨®n todos los malaguistas. Un despeje de Heitinga lleg¨® mansamente a los pies del medio centro blanquiazul que, ante la indecisi¨®n de Assun?ao, no se lo pens¨® y desde fuera del solt¨® un misil con la izquierda que se envenen¨® tras tocar en Sinama y que rebas¨® a Leo Franco. Minuto 22 de juego. Nervios, temor y precipitaci¨®n. El Atleti olvid¨® el orden de los primeros minutos y cay¨® en la precipitaci¨®n.

La condena para los de Aguirre pudo ser peor si Baha hubiera acertado un mano a mano con el portero colchonero. Luque dej¨® solo al marroqu¨ª, ¨¦ste pic¨® la pelota con la zurda y el bal¨®n se perdi¨® por el lado derecho de la meta visitante. Cuando el M¨¢laga hizo m¨¢s m¨¦ritos para marcar, fue el Atl¨¦tico el que se benefici¨® de la fortuna caprichosa de este deporte y a falta de un minuto para el final de la primera parte, Heitinga de rebote remat¨® con el pie una falta lanzada por Antonio L¨®pez desde la parte izquierda del centro del campo. El bal¨®n se pase¨® por el ¨¢rea hasta que se top¨® con el central atl¨¦tico. Goitia rechaz¨®, Heitinga se interpuso y la pelota acab¨® en la red. Tablas al descanso.

Maniche y Maxi salen tarde al rescate

Volvieron los balonazos malaguistas y el desacierto rojiblanco en la segunda parte, que salt¨® con Maxi Rodr¨ªguez en detrimento de Sinama. Duda alter¨® la pasividad del partido con un lanzamiento de falta a pierna cambiada desde la izquierda que a punto estuvo de sorprender a Leo Franco. La r¨¦plica la dio Simao con un remate raso que sac¨® un defensa en la l¨ªnea de gol, con Goitia ya batido. El partido estaba predeterminado a acabar en empate.

En el 27 de la segunda parte, Aguirre se autocorrigi¨® e indult¨® a Maniche con el fin de generar f¨²tbol en los cimientos del ataque del Atleti. Assun?ao se fue al banco. Adem¨¢s, Pablo salt¨® al campo por la lesi¨®n de Heitinga. Por su parte, Tapia hizo debutar en el ataque a Adriano, que sustituy¨® al fatigado Luque.

Al final del encuentro el M¨¢laga pudo ganar con una doble ocasi¨®n de Baha y Apo?o. Pero fue el Atl¨¦tico el que pudo cambiar el destino del partido y del equipo. Ujfalusi, de cabeza en una jugada ensayada, pudo dar tranquilidad a un discutido Javier Aguirre al que le deben rondar por la cabeza, entre otras cosas, las palabras del Kun Ag¨¹ero: "As¨ª no vamos a ning¨²n sitio".