Liga BBVA | Octava jornada
Multif¨²tbol
El Bar?a arrasa pero el Madrid no pierde el paso. Aguanta tambi¨¦n el Valencia, que igual¨® en Huelva con otro gol salvador de Villa. Partido repleto de sobresaltos en El Madrigal y campanada en Sevilla, al que quit¨® la imbatibilidad un M¨¢laga de UEFA. El Numancia vivi¨® dos vidas en el descuento: le empataron y luego, gan¨®.
Aurelio recuerda a Mauro Silva
Partidazo, otro m¨¢s, de Mehmet Aurelio en Pamplona. Ha nacido (o comenzamos a conocer) a una estrella. Algunos hasta le comparan ya con el ex deportivista Mauro Silva, que no fue un mediocentro cualquiera, fue El Mediocentro. En la poco saludable pero muy loperiana tradici¨®n de hacer los fichajes el ¨²ltimo d¨ªa, lo m¨¢s probable es que los futbolistas salgan rana, pero de vez en cuando se descubren Pr¨ªncipes, o caciques... Como este Aurelio, que nos muestra de nuevo que jugar en el centro es como encontrarse en medio de la autopista: hay que moverse lo m¨ªnimo, tener seis sentidos, no perder nunca el equilibrio. Eso que hac¨ªa tan bien el gran Mauro.
Camu?as y Villa vs. Emery y Alcaraz
Alcaraz contra Emery en el Colombino y un resultado l¨®gico para dos entrenadores de perfil bajo y ciencia alta, que no dejan nada o casi nada a la improvisaci¨®n. Lo m¨¢s normal, entre clones, era un empate a cero. Pero un precioso recorte de Camu?as y otro chispazo oportunista de Villa se colaron en el sistema y lo infectaron: 1-1. La previsi¨®n nunca matar¨¢ al f¨²tbol, un juego cuya ¨²nica l¨®gica est¨¢ en los aperos -las porter¨ªas, las dimensiones del campo, la perfecci¨®n redonda de un bal¨®n-, pero al que la humanidad, con sus miserias, sus pasiones y sus ganas de convertir lo imposible en realidad, ha transformado en un deporte que trasciende lo racional. Afortunadamente.
Forl¨¢n, Rossi y Sir Alex
Forl¨¢n, esta vez, jugaba en el rival. Y marc¨®, que es su gran especialidad. Rossi tambi¨¦n hizo gol, como acostumbra. Forl¨¢n y Rossi eran enemigos ayer, pero siguen unidos por un doble destino: los dos llegaron al Villarreal tras pasar por el Manchester, con el benepl¨¢cito del gran Ferguson. No se entiende el nuevo esplendor amarillo sin la contribuci¨®n de Sir Alex, sin su mano ancha para mandar a Villarreal delanteros como copas de pino. Cuatro millones le cost¨® Forl¨¢n a Fernando Roig, que lo vendi¨® al Atl¨¦tico por 23 y tras exprimirle 54 goles. Ocho val¨ªa Rossi y mucho m¨¢s vale ahora. Es el particular Efecto Mariposa de este f¨²tbol hiperglobalizado: mientras Ferguson agita los brazos en Manchester, un viento de grandeza sacude las calles de Villarreal, con El Madrigal convertido en Old Trafford.
Etoo: el problema se convirti¨® en la soluci¨®n
Lleg¨® al banquillo del Barcelona y tras despachar a Ronaldinho y Deco, Guardiola quiso cepillarse tambi¨¦n a Etoo. No por razones futbol¨ªsticas, sino sentimentales. Pep ve¨ªa en el camerun¨¦s a un agitador del vestuario, era aquel que almorzaba a la derecha de su amigo-enemigo Ronnie, otro enfant terrible, otro caprichoso m¨¢s. No encontr¨® Laporta comprador, ni dinero para sustitutos, y Pep decidi¨® tragarse sus deseos y quitarle a Samuel el cartel de transferible. La diplomacia es una de las principales atribuciones de los entrenadores, sobre todo si administran un equipo de los llamados grandes (Koeman, por cierto, debi¨® de suspender esta asignatura...). Dos meses y nueve tantos ligueros despu¨¦s, Etoo se ha convertido en el hombre que ha sacado al Bar?a de la sequ¨ªa goleadora con la que amaneci¨® en esta temporada. Aquel problema es ahora la soluci¨®n.
El personaje: SERGIO RAMOS
Todo aquel que entiende de f¨²tbol (as¨ª, a ojo, unos tres mil millones de personas) sabe que los futbolistas negocian mal con la cr¨ªtica y peor con el banquillo. La Prensa gestiona lo primero; los entrenadores, lo segundo. AS hizo perfecto recogiendo el amargo lamento de Sergio Ramos, cuya implicaci¨®n est¨¢ fuera de toda duda, un guerrero que siempre se dej¨® la piel en el campo. Y que no sabe de hipocres¨ªas: habla con la sinceridad de un jugador curtido, aunque no deje de tener 22 a?os. Sergio ha convivido mucho tiempo con todo el carril para ¨¦l; nunca le import¨® hacerlo. Pero ahora est¨¢ cansado, ps¨ªquica y f¨ªsicamente, y necesita apoyos para atravesar este baj¨®n. Por eso pide un compa?ero de banda, porque no quiere acabar aborreciendo el f¨²tbol, ver en cada partido lo que ¨¦l denomina un "marr¨®n". S¨ª: Sergio ten¨ªa derecho a quejarse y AS, a recoger sus quejas. Schuster ha sido el que menos ha atinado en este asunto: al relegar al jugador al banquillo ha convertido el simple rifirrafe en un asunto de estado madridista. M¨¢s parece una rabieta de ni?o que una decisi¨®n de entrenador maduro.