f迆tbol | espanyol 1 - barcelona 2
Montjuic dice adi車s a los derbis con pol谷mica en el campo e histeria en la grada
Una p谷sima actuaci車n de Medina Cantalejo marc車 un partido en el que el Espanyol resisti車 de forma heroica y con un jugador menos durante toda la segunda parte el asalto constante de un Barcelona desatado, que busc車 el gol por tierra, mar y aire. Un gran partido deslucido por las decisiones arbitrales y, sobre todo, por el vergonzoso comportamiento de los aficionados radicales que obligaron a interrumpir el partido en el ecuador del segundo tiempo.
Era un derbi llamado a ser hist車rico y acab車 siendo un derbi hist谷rico. Apasionante en el campo y vergonzoso en la grada, donde la sinraz車n volvi車 a estropear la diversi車n (y lo que es peor, a amenazar la integridad) de la masa de aficionados que estaba disfrutando, hasta el ecuador de la segunda parte, de un derbi, el 迆ltimo en Montjuic, espectacular, con un gran Barcelona buscando el gol por tierra, mar y aire y un heroico Espanyol defendiendo primero el triunfo y, despu谷s y con uno menos, el empate.
Entonces, los Boixos Nois, descerebrados, violentos (y, no lo olvidemos, delincuentes) hinchas radicales del Barcelona se convirtieron en centro de atenci車n de un espect芍culo que les deber赤a ser completamente ajeno, en el que no deber赤an tener cabida. El lanzamiento de bengalas sobre zonas de aficionados del Espanyol oblig車 a parar el partido y desemboc車 en unos minutos de muchos nervios, con los ocupantes de esas zonas tratando de superar a los empleados del Espanyol y acceder al campo.
La paradoja radica en que los malnacidos que el propio Barcelona ha desterrado de su estadio pueden entrar y sembrar el caos en el del eterno rival. La buena noticia, porque siempre la hay, es que no hubo tragedia grande o peque?a que lamentar. La mala, que la pudo haber porque el f迆tbol sigue acogiendo a grupos indignos, cuyo lugar nunca deber赤a estar en un centro de ocio que es, al fin y al cabo, lo que es y deber赤a ser un estadio de f迆tbol.
Desprop車sito de Medina Cantalejo
Dentro del campo, Medina Cantalejo se convirti車 en el triste protagonista del partido. Un rol que nunca deber赤a ser para 谷l y que termin車 de estropear y de enloquecer un partido que discurr赤a por cauces apasionantes por s赤 mismo, sin necesidad de la intervenci車n de un 芍rbitro incapaz de acertar en ninguna decisi車n, grande o peque?a, y que convirti車 el reparto de justicia en un sorteo de puro azar que comenz車 por perjudicar al Barcelona y termin車 abrasando al Espanyol, que se fue del campo roto, magullado, desangrado y derrotado sobre la bocina. Entre una riada de decisiones equivocadas, Medina Cantalejo marc車 los puntos cardinales del partido con sus peores errores. Primero, en el minuto 19, valid車 el gol del Espanyol, en el que hubo parte de la tragicomedia en la que se est芍 acostumbrando a vivir la defensa del Barcelona pero tambi谷n acci車n ilegal de Luis Garc赤a, que desequilibr車 la suficiente a Vald谷s para que el portero no pudiera despejar bajo palos un mal rechace de Piqu谷 y dejara el gol en bandeja a Coro. Al borde del descanso, Nen谷 fue expulsado por doble amarilla. Las dos tarjetas fueron excesivamente rigurosas. Y, finalmente, en la 迆ltima jugada del partido lleg車 la escena de confusi車n final: el cuarto 芍rbitro mostr車 la tablilla de tres minutos de prolongaci車n cuando ya se jugaba el minuto 92. Y, en ese improbable minuto 95, Eto'o cay車 en el 芍rea cuando iba a fusilar a Kameni. Con una tensi車n irrespirable en la grada y en el campo, Messi marc車 el penalti y decidi車 un partido que el Barcelona mereci車 y debi車 ganar mucho antes.
Ofensiva total del Barcelona y resistencia heroica del Espanyol
El partido, aislado de pol谷micas propias y ajenas si acaso eso fuera posible, fue absolutamente vibrante, trepidante. Guardiola ejecut車 sin reparos su pol赤tica de rotaciones, sent車 a Eto'o, situ車 a Henry de delantero centro y form車 un centro del campo con Xavi, Busquets, ya uno m芍s de pleno derecho en el equipo, y Gudjohnsen, salvador ante el Betis y na迆frago en el cesped de Montjuic. La alineaci車n, en principio sorprendente, no desmejor車 las buenas prestaciones de la mejor versi車n del Barcelona, la del arranque ante el Betis o el cierre ante Sporting, y los azulgranas se hicieron con el mando del partido desde el pitido inicial, con un ritmo demoledor, una ocupaci車n perfecta de espacios y una presi車n asfixiante sobre un Espanyol que tard車 17 minutos en pasar de su centro del campo y que en el 19 se encontr車 con un gol con el que ni hab赤a so?ado. Porque bastante ten赤a con achicar el agua que se colaba ante las v赤as de escape que provocaba un Barcelona desatado. Messi e Iniesta punzantes en las bandas y sin atascar el centro del campo, Busquets y Xavi fluidos y Henry participativo. As赤, el Barcelona se fue al descanso con una inexplicable losa en el marcador, cuando hab赤a buscado el gol de todas las maneras, incluidos remate al larguero de Xavi y despeje milagroso de Pareja bajo palos tras tiro de Henry al rechace de una gran parada de Kameni a Messi.
Entre el caos, el Barcelona encuentra premio a su ambici車n
El Espanyol comenz車 la segunda parte con diez pero la esperanza de aprovechar la erosi車n moral de un Barcelona at車nito. Era dif赤cil hacer m芍s y recibir menos, y eso amenazaba con mellar la autoestima cul谷, principal foco sobre el que trabaja Guardiola en la reconstrucci車n del equipo. Nada de eso sucedi車. El acoso continu車 desde el primer minuto de la reanudaci車n, con el Barcelona ganando metros y asfixiando a un Espanyol que alcanz車 tintes heroicos. Para derribar una muralla numantina en la que parec赤an confabularse la fe de su rival y la propia mala suerte, Guardiola lanz車 una ofensiva total. Fue dando entrada a Eto'o y posteriormente Keita y Bojan mientras retiraba a Abidal, Busquets y Gudjhonsen, de tal forma que el Barcelona acab車 jugando con Alves como extremo derecho, Eto'o en la izquierda, Henry y Bojan en el centro del ataque, Messi como media punta y Xavi y Keita incrustado tambi谷n cerca del 芍rea. Detr芍s, tan s車lo Puyol y Piqu谷 ante un rival que no pod赤a ganar metros y que tan s車lo pudo soltar una buena contra en el ecuadro de la segunda parte, antes de un par車n que lleg車 tras la en谷sima acci車n milagrosa en la porter赤a de Kameni, una jugada en la que se alinearon un centro venenoso que no encontr車 rematador entre un bosque de piernas, un nuevo remate al poste y otro rechace salvador en un lugar indeterminado de una muralla blanquiazul que rodeaba a Kameni y que buscaba la consistencia cada vez m芍s cerca de su propia l赤nea de gol, bajo la constante amenaza de ser desarbolada por un rival que llegaba por ambas bandas, por el centro, por alto, por bajo, combinando, con disparos lejos, a bal車n parado...
Al final el Barcelona, en el tramo final, encontr車 el premio del empate en una acci車n afortunada de Henry. Tras acumular jugadas de enorme m谷rito, tras aunar plasticidad y coraje durante todo el partido, los azulgrana remontaron con un rebote afortunado que cay車 a los pies de Henry y con un penalti in extremis. Pudo y debi車 ser antes y sin tantos enredos. Del mismo modo, el heroico esfuerzo del Espanyol, con un hombre menos y ante un rival desbocado, capeando algo pr車ximo a la tormenta perfecta, bien podr赤a haber obtenido un mayor premio en un partido que hubiera aceptado cualquier resultado porque ambos equipos pusieron coraz車n, valor, entrega, pasi車n y cada uno las virtudes que posee o a las que el gui車n del duelo le oblig車 a agarrarse. Cualquier cosa mejor que tener que gastar l赤neas hablando de un mal 芍rbitraje y, por encima de todo, de la actuaci車n de un grupo de indeseables que, desgraciadamente, siguen ensuciando el nombre y la imagen del f迆tbol.