?Se acordaba de Gudjohnsen?

Pocos, casi nadie, se acordaban de ¨¦l. Casi escondido en los sondeos que preguntan sobre las preferencias de los aficionados para hacer una alineaci¨®n-tipo, sepultado por otros debates que ocupan y preocupan al barcelonismo (el gol, Bojan o Henry, la debilidad defensiva), Eidur Gudjohnsen apenas contaba para nadie. Puede que incluso hasta para Paco Chaparro. Entr¨® en el minuto 70, por un Keita m¨¢s aparente que eficaz, cuando el marcador mostraba un preocupante 2-2 para el Bar?a. Diez minutos despu¨¦s, todo el pueblo cul¨¦ se acordaba de Gudjohnsen, alias Bacalao y otras hierbas. Sin querer, el island¨¦s caz¨® un centro pasado de Alves y marc¨® con un acrob¨¢tico toque de zurda al segundo palo.

Hasta ah¨ª, el partido hab¨ªa tenido dos caras bien definidas, marcadas por el silbato del ¨¢rbitro al descanso: gan¨® el Bar?a la primera parte y mereci¨® el Betis la segunda, hasta que apareci¨® Gudjohnsen.

Los buenos.

El Betis cometi¨® dos errores que lo condenaron. En ambas ocasiones dej¨® sin vigilancia a Etoo, una ventaja que en el camerun¨¦s significa ir a buscar la pelota al fondo. En sendas conexiones con Messi, Etoo liquid¨® a una defensa que hasta anoche s¨®lo hab¨ªa recibido un gol. La primera vez le rompi¨® la cintura a Juanito, que se despist¨® en su marcaje, y dispar¨® de derecha, arriba, con potencia. La segunda aprovech¨® un centro de Messi y remat¨® solo, a un metro escaso de la l¨ªnea. Ya suma 100 goles en partidos oficiales con el Bar?a.

Tras el descanso el Bar?a se durmi¨®, no presion¨® arriba como antes, y creci¨® el Betis. Monz¨®n, de zurda, marc¨® de libre indirecto; hab¨ªa margen para creer. Luego empat¨® Jose Mari, en el en¨¦simo despiste de Abidal. Pintaba verdiblanco, pero Guardiola movi¨® el banquillo, se acord¨® de Gudjohnsen y con ¨¦l, todo el barcelonismo.