Copa del Rey | Espanyol 4 - Zaragoza 1
El Espanyol ha vuelto
Fabulosa victoria perica ran Tamudo Luis Garc¨ªa bigoleador No pudo el Zaragoza.

Importa mucho el trabajo diario, entrenarse, planificar, reunir un buen grupo, respetar los c¨®digos, ser bueno, tener paciencia, todo eso y mucho m¨¢s, pero hay noches que son tuyas y otras que no lo son, te pongas como te pongas. En los ¨²ltimos 90 minutos de un torneo influye cada uno de los pasos que se dieron antes, pero queda un ¨²ltimo impulso que es ajeno a la estrategia, a la calidad de los protagonistas, a los antecedentes o a los gigantes que mataste y que depende b¨¢sicamente de la inspiraci¨®n o como quiera que se llame esa conjunci¨®n astral que llena las velas en la direcci¨®n adecuada y que adelanta los hechos a los deseos. El Espanyol es campe¨®n de la Copa, campe¨®n de Espa?a, y lo es porque jug¨® la final perfecta, justo la que le conduc¨ªa al triunfo y hasta me atrever¨ªa a asegurar que la ¨²nica que le conduc¨ªa al triunfo, pues las dem¨¢s opciones, millones tal vez, daban ganador al Zaragoza, un equipo hermoso en la victoria, pero tambi¨¦n en la derrota.
No es raro que V¨ªctor pareciera afligido durante la semana por su condici¨®n de favorito y que Lotina se relamiera con su aparente inferioridad. Para un favorito el ¨¦xito se convierte en una isla rodeada de un oc¨¦ano de fracaso y cuesta no mojarse los pies. Y cualquier hombre de f¨²tbol (o mujer) sabe adem¨¢s que las finales son caprichosas y se inclinan del lado de los te¨®ricamente m¨¢s d¨¦biles, pues no hay d¨¦biles en ese ¨²ltimo asalto, lo sabe muy bien el Liverpool, aunque mejor el Milan. Sin embargo, creo que V¨ªctor, ni en la peor de sus pesadillas, sospechaba un destino tan adverso.
No hab¨ªan pasado ni dos minutos de juego cuando el Espanyol consigui¨® el primer gol. Lo m¨¢s asombroso es que en ese tiempo el Zaragoza ya hab¨ªa llegado a la porter¨ªa de Kameni con cierto peligro. Cuando el ¨¢rbitro pit¨® falta a unos metros de la frontal del ¨¢rea de C¨¦sar, De la Pe?a coloc¨® la pelota como quien posa una corona sobre un coj¨ªn de terciopelo rojo. Resultaba evidente que a ¨¦l no le parec¨ªa ni demasiado lejos ni demasiado pronto. El lanzamiento, empujado con el talento (infinito) y con los ri?ones (dos), sali¨® como un proyectil de su bota derecha y peg¨® en el larguero con tanta fuerza que reson¨® en el estadio entero. El pasmo que sigui¨®, la reacci¨®n que provoc¨® el eco, nos hizo desatender la jugada, como si todo hubiera acabado ah¨ª y ya fuera bastante eso, el susto para unos y la emoci¨®n para los otros. Es posible que alg¨²n defensa del Zaragoza tambi¨¦n se sintiera paralizado por el impacto. Es seguro que a Tamudo no le ocurri¨®. Se compara muchas veces al delantero centro con un asesino (es un killer, decimos), pero existe una variedad particular de ariete que recuerda m¨¢s a los viejos carteristas con dedos de concertista de piano, que asaltan sin agredir y encima te devuelven el carnet de indentidad y la foto de los ni?os. As¨ª es Tamudo y por eso supo aprovechar que el mundo se mov¨ªa a c¨¢mara lenta para cabecear a la red el bal¨®n que cre¨ªamos roto. Gol.
No hab¨ªa peor noticia para el Zaragoza, un equipo virtuoso del contragolpe, que tener que plantear el partido como un asedio al ¨¢rea contraria, ni mejor noticia para el Espanyol que esperar acontecimientos resguardado en su ¨¢rea. En ese reparto de papeles fue discurriendo el partido, mecido por un clamor que no dejaba de atronar en el Bernab¨¦u, pues, quiz¨¢ por las tempranas emociones, a los ¨¢nimos de unos se suced¨ªan los de otros, y ocurr¨ªa igual con las bocinas, hasta el punto de que era de todo punto imposible asistir al encuentro sin gritar o tocar el claxon. Qu¨¦ maravilla es la Copa y qu¨¦ dif¨ªcil explicar lo que el f¨²tbol nos provoca.
Veinte minutos despu¨¦s de comenzado, el encuentro segu¨ªa en posesi¨®n del Espanyol, pues el dominio evidente del Zaragoza carec¨ªa de fluidez y cada movimiento se enredaba en mil faltas, juego detenido y vuelta a empezar. Sin embargo, la insistencia tuvo premio. En una jugada ensayada, ?scar cabece¨® casi en la l¨ªnea de fondo hacia la olla, que es el lugar donde los defensas y los delanteros hacen chup-chup. Por all¨ª aparecieron cabezas y piernas varias, pero fue Ewerthon quien marc¨® despu¨¦s de que tocara Gaby Milito. Empate.
Admito que pens¨¦ que hasta all¨ª hab¨ªa llegado el Espanyol. Su muralla se ven¨ªa abajo muy pronto y el Zaragoza parec¨ªa que recuperaba la confianza perdida despu¨¦s del mazazo inicial. Mal adivino. No dio tiempo a extraer conclusiones sobre el estado an¨ªmico de los contendientes despu¨¦s de la igualada porque cinco minutos despu¨¦s el Espanyol volvi¨® a adelantarse. De la Pe?a envi¨® un pase en profundidad a Tamudo, que control¨® escorado a una banda y tan solo como un n¨¢ufrago. Pero en lugar de rendirse esper¨®, protegi¨® la pelota y vio que llegaba Luis Garc¨ªa, al que mand¨® un bal¨®n con lazo y celof¨¢n. El ex madridista cabece¨® con ansia y logr¨® un tanto fabuloso. 2-1. Y locura blanquiazul. Supongo que en esos instantes, aunque nadie lo dijera, las miradas de quienes se abrazaban los delataban: es nuestra noche.
Chispas
El Zaragoza volvi¨® a recoger el castillo de cartas y trat¨® de ponerlo en pie, sin rechistar, convencido, entregado a su empe?o e impulsado por una afici¨®n que hoy estar¨¢ destrozada porque ayer jug¨® un partido de f¨²tbol. Las chispas saltaban cuando Cani dominaba el bal¨®n y conectaba con alg¨²n compa?ero. El problema es que el compa?ero nunca era Ewerthon o Diego Milito, perdidos entre los centrales rivales. Y as¨ª el acoso era como tratar de conquistar un pa¨ªs a empujones.
En la segunda parte, los entrenadores decidieron influir en el choque tanto como les fuera posible, y eso, la intervenci¨®n, multiplica m¨¦ritos y alivia fracasos. Coro y Mois¨¦s sustituyeron en el Espanyol a Ito y Fredson. Movilla reemplaz¨® a Celades en el Zaragoza y Savio entr¨® por ?scar. Del cambio de fichas sali¨® ganador Lotina. Lo supimos cuando en una de las pocas contras del Espanyol, cada vez m¨¢s escasas, el pase de De la Pe?a encontr¨® las piernas ¨¢giles de Coro por la banda izquierda y el inteligente pasito atr¨¢s de Tamudo, que estaba en fuera de juego posicional y se desentendi¨® de la jugada. El galope del canterano concluy¨® con un tiro que bati¨® a C¨¦sar por debajo de las piernas: ?3-1!
El gol lo descubri¨® todo: un Espanyol en estado de gracia y un Zaragoza sin suerte representado por un C¨¦sar tan apesadumbrado que linda en la m¨¢s preocupante gafancia. El portero, que ha jugado tres finales de Copa y las ha perdido todas, fue expulsado poco despu¨¦s por arrojar con sa?a al p¨²blico un objeto que hab¨ªa ca¨ªdo desde las gradas. Si le quedaba alguna esperanza al equipo de V¨ªctor, all¨ª desapareci¨®.
Aunque hubo lugar para otro gol, el cuarto del Espanyol. Con el partido roto y el Zaragoza hecho pedazos, Luis Garc¨ªa condujo por el centro el bal¨®n y se sac¨® un chut raso al que no lleg¨® Valbuena.
La fiesta perica, primero con la pasi¨®n contenida que nace de la incredulidad y luego ya al fin completamente desatada, contrastaba con la cara de los zaragocistas, futbolistas y p¨²blico, que ayer fueron todo uno. El m¨¦rito del Espanyol, adem¨¢s de la influencia f¨ªsica y ps¨ªquica del gran Lotina, es saber montarse en su fant¨¢stica historia para irrumpir de nuevo entre los grandes, por segunda vez en seis a?os. Humildemente, inicio desde estas ¨²ltimas l¨ªneas la colecta para levantar un monumento a Tamudo en la puerta del estadio, de cualquier estadio.