En 1981 Ronald Reagan recibi¨® un disparo de John Hinckley, quien acaba de recibir la libertad incondicional por intentar asesinar al presidente de Estados Unidos en la ciudad de Washington. Ya est¨¢ tambi¨¦n fuera de los centros de salud mental.

Este lunes un juez federal aprob¨® la liberaci¨®n el pr¨®ximo a?o de Hinckley, quien hiri¨® al ex presidente Reagan, ya fallecido, y a otras tres personas del servicio de seguridad, frente a un hotel de Washington DC en 1981, durante un intento fallido de asesinato.

John Hinckley, que ahora tienen 66 a?os, ha estado viviendo fuera de un centro de salud mental durante los ¨²ltimos a?os como resultado de una reducci¨®n gradual de la supervisi¨®n penal. Hinckley ser¨¢ liberado de todas sus restricciones si contin¨²a siguiendo las reglas y se mantiene mentalmente estable, han afirmado.

El abogado dijo que el "evento trascendental" de su liberaci¨®n total, que se producir¨¢ en junio de 2022, es apropiado y requerido por la ley. "No hay evidencia de peligro alguno", dijo Barry Wm. Levine. El Departamento de Justicia lleg¨® a un acuerdo y seguir¨¢ supervisando a Hinckley durante los pr¨®ximos nueve meses porque vive solo por primera vez en 40 a?os y porque uno de sus m¨¦dicos primarios se jubilar¨¢ y disolver¨¢ su grupo de terapia.

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Hinckley declar¨® que dispar¨® al presidente porque quer¨ªa impresionar a una actriz, a la que no conoc¨ªa ni ten¨ªa relaci¨®n, la oscarizada Jodie Foster. 

En septiembre de 2016 ya fue liberado pero obligado a vivir con su madre, ya anciana, en una comunidad cerrada en Williamsburg, Virginia, con muchas restricciones, que inclu¨ªan controlar sus movimientos y monitorear sus dispositivos electr¨®nicos y cuentas en l¨ªnea. Tambi¨¦n le fue prohibido contactar con la actriz o viajar a cualquier ¨¢rea donde un actual o antiguo presidente, vicepresidente o miembro del Congreso pudiera estar presente.

Por supuesto, entre las medidas restrictivas, no pod¨ªa hablar con los medios de comunicaci¨®n o publicar un escrito o un souvenir en internet, o mostrarlos en persona sin autorizaci¨®n para evitar el efecto llamada y que el 'ser famoso' alentara a otros a imitarle.