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EE UU contra ISIS-K, ?Qu¨¦ puede suceder tras el ataque de los drones?

Biden ha pedido venganza, pero las tropas no van a volver; tener una base militar operativa cerca para misiones ¨¢reas no tripuladas parecer la ¨²nica opci¨®n de momento.

US MARINES

ISIS-K es el m¨¢s extremo y violento de todos los grupos militantes yihadistas que operan en Afganist¨¢n. Fue creado en enero de 2015. Recluta tanto a yihadistas afganos como paquistan¨ªes, especialmente desertores de los talibanes afganos que no ven su propia organizaci¨®n como "suficientemente extremista".

ISIS-K tiene su sede en la provincia oriental de Nangarhar en Afganist¨¢n, cerca de las rutas de tr¨¢fico de drogas y personas que entran y salen de Pakist¨¢n. ISIS-K tiene grandes diferencias con los talibanes, a los que acusa de abandonar la yihad y el campo de batalla a favor de un acuerdo de paz con Estados Unidos negociando en "hoteles elegantes" en Doha, Qatar.

Tras el ataque de este jueves, acusaron a los talibanes de "colaborar" con las fuerzas estadounidenses para evacuar "esp¨ªas". Sin embargo, est¨¢n conectados a los talibanes a trav¨¦s de un tercer grupo. Existen v¨ªnculos entre ISIS-K y la llamada red Haqqani, que tambi¨¦n est¨¢ vinculada a los talibanes. El l¨ªder de esa red, Khalil Haqqani, est¨¢ ahora a cargo de la seguridad en Kabul.

La respuesta de Estados Unidos

Tras el ataque de los drones por parte del Gobierno de Biden tras el atentado en el aeropuerto de Kabul, fuentes gubernamentales afirman que los drones realizaron una operaci¨®n limpia, eliminando a dos miembros del ISIS-K gracias a coordenadas que les habr¨ªan dado los talibanes.

Si ¨¦ste punto es cierto, o si ISIS-K cree que los talibanes les han traicionado m¨¢s a¨²n, puede empezar realmente no s¨®lo una guerra civil, sino una escalada de atentados sin fin. Que Haqqani sea el responsable de la seguridad de la capital de Afganist¨¢n ahora que las fuerzas occidentales se van del pa¨ªs, puede ser un arma de doble filo.

La seguridad del aeropuerto en manos de Haqqani

De ¨¦l va a depender ahora la seguridad del aeropuerto, la salida de pol¨ªticos, la llegada de ayuda humanitaria, la posible cooperaci¨®n con otros ej¨¦rcitos, el suministro de materiales, materias primas...

Momento de luto en Estados Unidos

La sociedad americana no quer¨ªa seguir en Afganist¨¢n, el presidente ten¨ªa firmada una salida diferente a ¨¦sta, pero el asesinato de 13 militares estadounidenses a manos de un suicida con un chaleco bomba ha tenido un grand¨ªsimo impacto. El atentado se cobr¨® la vida tambi¨¦n de 170 ciudadanos.

De momento, no s¨®lo el pa¨ªs sigue de luto, sino que gran parte de la sociedad no sabe qu¨¦ pensar. ?Venganza? ?A qu¨¦ precio? ?Dejar sin respuesta el ataque? ?C¨®mo operar sin base cercana otros atentados selectivos como el que mat¨® a dos miembros del ISIS-K? Se han iniciado conversaciones con Estonia, Letonia y Lituania las ¨²ltimas horas para ver opciones de utilizar sus bases.

El general David H. Petraeus, comandante retirado de las fuerzas estadounidenses en Afganist¨¢n y ex director de la CIA, ha se?alado que Estados Unidos podr¨ªa haber ayudado al Ej¨¦rcito afgano con apoyo a¨¦reo, especialmente con los drones, y podr¨ªan haber mantenido a los talibanes fuera de la ciudad y del control de zonas claves.

La lista de la verg¨¹enza

Para muchos analistas, que Estados Unidos hubiera dado a los talibanes una lista con nombres, visados, y cargo, de afganos colaboradores para que pasaran los controles no es sino muestra de debilidad, de fiarse de quien no deb¨ªa, y de un 'buenismo' que ahora est¨¢ pagando.

"Despu¨¦s de 40 a?os de violencia, y tantos ciclos de falsas esperanzas y pausas enga?osas, lo que se apodera de los corazones de muchos afganos es la desesperaci¨®n: el temor de que esta vez no sea diferente, a menos que sea peor", afirma el corresponsal afgano de The New York Times, quien ahora se trasladado de Kabul a Nueva Delhi para poder trabajar.

Los dem¨®cratas acusan a Trump de un legado envenenado, de tener que cumplir un pacto firmado con los talibanes cuyas consecuencias han sido desastrosas, especialmente porque no han conseguido ni un d¨ªa de pr¨®rroga y han sufrido en un atentado 13 bajas. Biden dijo que se iban, se acababa la guerra, y salvo que modifique todo su discurso que le llev¨® a la Casa Blanca, no volver¨¢n.

El discurso internacional

Que gran parte de los talibanes est¨¦n en redes sociales comentando acontecimientos, subiendo im¨¢genes, llamando a las ruedas de prensa a los periodistas, puede suavizar la imagen internacional. Pero nadie se f¨ªa de nada, s¨®lo que ahora comunican mejor.

La respuesta de la ONU

Con la salida de las tropas de Estados Unidos se termina un proceso de 20 a?os con muchas sombras y alguna luz. A la ONU se le pide una respuesta de transici¨®n, toda vez que los talibanes han afirmado que no habr¨¢ venganza, que habr¨¢ protecci¨®n para los diplom¨¢ticos, que los observadores y actividad afganos no se van a tocar... Ser¨ªa el ¨²nico nexo ahora mismo en el que confiar¨ªa la poblaci¨®n y el ¨²nico nexo que la comunidad internacional tendr¨ªa de manera m¨¢s o menos segura para poder seguir en el terreno y no dejar el pa¨ªs abandonado en el caos como est¨¢ ahora. De momento, es otra opci¨®n, aunque ning¨²n pa¨ªs aliado quiere volver a un terreno en guerra.

La sombra de China y Rusia

Que ambos pa¨ªses ya se hayan reunido en Kabul con representantes talibanes, y que est¨¦n listos para trabajar en el terreno no gusta a ning¨²n pa¨ªs vecino, salvo a Pakist¨¢n. Ir¨¢n tambi¨¦n conf¨ªa en posicionarse como aliado y obtener beneficio, sobre todo de recursos.

El coste de la guerra

La guerra en Afganist¨¢n durante estos 20 a?os ha costado la vida a m¨¢s de 2.400 soldados estadounidenses y a unos 240.000 afganos, y hasta 2 billones de d¨®lares.