Es evidente que no es lo mismo estar en nuestro h¨¢bitat natural, en las condiciones que ofrece la Tierra, que estar en el espacio. Nuestro cuerpo no est¨¢ habituado a vivir sin gravedad y fueran de nuestra atm¨®sfera. Es por ello que los astronautas pasan por un duro proceso de preparaci¨®n antes de embarcarse en una misi¨®n.

De cara a futuros viajes espaciales o a desarrollar poco a poco m¨¢s vida fuera de nuestro planeta, se hacen experimentos y pruebas para ver c¨®mo reacciona el cuerpo humano a determinadas situaciones. Es lo que ocurri¨® en marzo de 2015, cuando dio comienzo una misi¨®n de un a?o con el astronauta de la NASA Scott Kelly y el cosmonauta ruso Mikhail Kornienko. Pasaron 340 d¨ªas en la Estaci¨®n Espacial Internacional hasta marzo de 2016.

Tras vivir casi un a?o sin gravedad, se recopilaron datos de antes de partir, durante la expedici¨®n y a la vuelta, ayudando a una mejor comprensi¨®n y estudio de lo que puede suceder. Y una de las cosas que m¨¢s llam¨® la atenci¨®n es el cambio de los ojos durante los vuelos espaciales de larga duraci¨®n.

?Qu¨¦ pasa en los ojos al estar un a?o en el espacio?

A ra¨ªz de las investigaciones, se ha publicado un estudio en la revista JAMA Opthalmology sobre los cambios y problemas oculares que experimentaron Kelly y Kornienko. Anteriormente, a los problemas oculares tras un vuelo espacial se les conoc¨ªa como s¨ªndrome de discapacidad visual y presi¨®n intracraneal, o VIIP. Pero ahora los investigadores hablan de s¨ªndrome neuroocular asociado a los vuelos espaciales (SANS).

Los cambios observados en ambos astronautas se compararon con los miembros de la tripulaci¨®n que pasaron menos tiempo, seis meses, notando m¨²ltiples cambios estructurales en sus ojos. Uno sufri¨® un edema leve del disco ¨®ptimo, mientras que el otro tuvo adem¨¢s de eso un desarrollo progresivo de pliegues coroideos.

Ambos se recuperaron del edema, pero los pliegues coroideos no siempre se recuperan por completo. Durante el a?o que dur¨® la investigaci¨®n, es decir hasta un a?o posterior a su llegada, no sufrieron ning¨²n cambio funcional significativo en los ojos, aunque no se han vuelto a registrar datos de ning¨²n miembro de la tripulaci¨®n pasado ese tiempo.

Son cambios que no se detectan hasta que se hacen las pruebas, por lo general, y solo est¨¢n presentes durante unas semanas o meses, sin efectos inmediatos en su salud general.

Necesidad de m¨¢s estudios para analizar tambi¨¦n plazos mayores

Aunque esto ha ocurrido con la estancia en el espacio de un a?o, no se descarta que estando m¨¢s tiempo fuera puedan producirse mayores cambios estructurales o de mayor duraci¨®n, afectando mayormente a la retina. Por ello, los investigadores se?alan que ser¨ªa positivo continuar con los estudios y analizar la salud a largo plazo de los llegados a la Tierra.

Tambi¨¦n se quiere investigar por qu¨¦ algunos tienen unos cambios mayores que otros, y podr¨ªa ayudar a prevenir ese s¨ªndrome en futuras expediciones. Por ejemplo, mediante la observaci¨®n del flujo sangu¨ªneo en la retina. Estos cambios estructurales se observan tambi¨¦n en pacientes en la Tierra y ello puede desembocar en cambios en la visi¨®n, algo que a los astronautas no le ha pasado a¨²n. Igualmente tambi¨¦n est¨¢ la inc¨®gnita de si esto pasar¨ªa tambi¨¦n en la Luna o en Marte con una p¨¦rdida parcial de la gravedad.