Las avispas cuco o esmeralda son unos insectos que se diferencian del resto de animales de su especie por sus coloridos t¨®rax. Los colores amarillo y negro dejan paso a tonos met¨¢licos que llaman especialmente la atenci¨®n. Por el momento, los entom¨®logos solo han advertido 1.000 especies de este insecto, aunque se cree que la familia es m¨¢s grande.

¡°Normalmente lo que distingue a unos insectos de otros es su apariencia, pero las avispas cuco son tan parecidas que es muy dif¨ªcil diferenciarlas¡±, asegura el autor de la investigaci¨®n, el noruego Frode ?degaard.

Capacidad comunicativa

Por ello, su ¨²ltimo hallazgo no ha tenido nada que ver con la apariencia, sino con las habilidades comunicativas de estos animales. El grupo de cient¨ªficos de la Universidad de Ciencia y Tecnolog¨ªa de Noruega dispon¨ªa de dos avispas cuco con diferentes composiciones corporales, pero con similar material gen¨¦tico.

Por ello, los investigadores pasaron a analizar la forma en la que las avispas se comunicaban. Los insectos utilizan una serie de c¨®digos y sonidos para hablar entre ellos, pero uno de los ejemplares utilizaba un dialecto distinto al del resto de las avispas cuco.

¡°Parece ser que el ¨²nico objetivo del cambio de dialecto es infiltrarse mejor entre sus v¨ªctimas¡±, aseguran los cient¨ªficos. La nueva especie descubierta ha sido bautizada como Chrysis brevitarsis.

Aprenden el idioma de sus v¨ªctimas

Las avispas cuco tienen la capacidad de adaptar su idioma para comunicarse con las que posteriormente se convertir¨¢n en sus v¨ªctimas. De hecho, como par¨¢sitos que son, suelen poner sus huevos en los nidos de otras especies y, aprovechando que eclosionan m¨¢s r¨¢pidamente, se alimentan de los huevos o larvas de la especie hospedadora.

¡°Cuando vives como un par¨¢sito es importante que no te descubran y, por ello, adaptar el idioma es un papel fundamental¡±, asegura ?degaard, que ha confirmado que la especie descubierta es la ¨²nica que se ha conocido en todo el mundo.

Sin embargo, para su estudio pormenorizado los investigadores se han visto obligados a clavarla en una aguja. ¡°Puede parecer moralmente reprobable, pero es imposible utilizar animales vivos para estudios como este¡±, ha concluido el cient¨ªfico noruego.