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La casa de Pablo Iglesias e Irene Montero, entre el escrache y el acoso
Pablo Iglesias denunci¨® el lunes una invasi¨®n en los aleda?os de su casa, adem¨¢s de que se arrojaron objetos al interior de la misma en la noche del s¨¢bado.
Desde el pasado mes de mayo, Galapagar se ha convertido en un reclamo para ciudadanos partidarios de la derecha o ultraderecha pol¨ªtica, pese a que el coronavirus est¨¢ aflorando, de nuevo, en toda Espa?a. En la zona residencial de La Navata, en Galapagar, se encuentra la casa donde residen Pablo Iglesias, Irene Montero y sus tres hijos menores de edad, que se ha convertido en un lugar donde las caceroladas, los gritos y los insultos, se han convertido en el d¨ªa a d¨ªa.
Seg¨²n ha informado El HuffPost, los ciudadanos en contra de los integrantes de Unidas Podemos han admitido que no cesar¨¢n "hasta que se marchen de Espa?a". Pablo Iglesias, ante esta situaci¨®n, ha denunciado adem¨¢s la invasi¨®n de cuatro personas en los aleda?os de su casa "profiriendo insultos y comentarios soeces" contra ¨¦l durante la madrugada del s¨¢bado pasado. Ello no quedaba ah¨ª, si no que tambi¨¦n apuntaba a que se llegaron a arrojar objetos al interior de la casa.
Los vecinos est¨¢n "hartos" de esta situaci¨®n
En el vecindario, la gente se encuentra molesta por una situaci¨®n que ya se ha descontrolado, y de la que dicen que aguantaban hasta que llegaron "las cacerolas y el ruido", se?alaba uno de los vecinos. "Ahora es insufrible. Nadie merece que le hagan eso. Ni ¨¦l, ni Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa. Yo vivo un poco m¨¢s arriba de su casa. No me afecta directamente, pero no puedo pasar por donde quiero por la seguridad de la zona, y eso trastoca mis movimientos", a?ad¨ªa.
Otro de los vecinos tambi¨¦n declaraba su descontento ante la situaci¨®n que estaba viviendo la familia de Iglesias y Montero, y de la que tambi¨¦n se ven perjudicados en la zona residencial: "Estoy harto de esta situaci¨®n, estoy hasta los huevos, porque no me permite dar un paseo por donde yo quiero, por ejemplo. O sea que la libertad es la del resto de la gente. Adem¨¢s, no hay raz¨®n para semejante obsesi¨®n. Ellos escupieron en su d¨ªa para arriba, est¨¢ claro. Pero esto es una persecuci¨®n y una obsesi¨®n. Y eso creo que trasciende el objeto inicial de decirles a ellos: 'No estamos de acuerdo con vosotros'. Y, oiga, no les vote. Pero no vengan aqu¨ª a dar la paliza al resto de personas".
Adem¨¢s, para asegurarse de que no va a m¨¢s, en el exterior de la casa del vicepresidente segundo del Gobierno y de la ministra de Igualdad se encuentra una garita donde dos agentes de la Polic¨ªa Nacional vigilan durante todo el d¨ªa. Tambi¨¦n pasea una patrulla por las calles de la zona, y un veh¨ªculo de paisano.
La ultraderecha, se?alada
Uno de los agentes que se encuentra vigilando la vivienda de Iglesias y Montero contaba a El Pa¨ªs que hab¨ªan identificado a varios de los participantes de estas concentraciones, y que se trataban: "Los de siempre: la mujer jubilada pariente de un ministro franquista; Melisa [Dom¨ªnguez]; la neonazi del Hogar Social, militantes de VOX y gente de ultraderecha en general...Decenas, con cacerolas", y a los que se suma la concejal de VOX en Galapagar, Cristina G¨®mez Carvajal, que est¨¢n haciendo esto, seg¨²n piensa el partido de Unidas Podemos, porque Pablo Iglesias se querell¨® contra el militante de extrema derecha Miguel Frontera, a finales de julio, y que fue detenido el 12 de junio por un supuesto delito contra la intimidad, derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio.
Desde la organizaci¨®n neonazi Hogar Social, su dirigente, Melisa Dom¨ªnguez, se?alaba ante El HuffPost que: "Entiendo que son iniciativas individuales sin planificaci¨®n previa. De la misma forma que se hicieron caceroladas en sitios reivindicativos frente a emplazamientos que ostentan el poder pol¨ªtico, algunas personas ven el domicilio de Pablo Iglesias e Irene Montero como un lugar leg¨ªtimo para protestar contra el gobierno, como tambi¨¦n fue el domicilio particular de ?balos".
Entre el escrache y el acoso
La l¨ªnea que separa el escrache, que es cuando se produce una manifestaci¨®n en la puerta de la vivienda de un pol¨ªtico, y el acoso, es m¨ªnima, y se puede cruzar en cuatro escenarios: ante la vigilancia o persecuci¨®n de la v¨ªctima, en el intento de contacto, el uso indebido de datos personales, o cuando se atente contra su libertad o su patrimonio.
Un experto en derecho penal apuntaba ante El HuffPost que: "Es cierto que hay formas de escrache o formas continuadas de intimidaci¨®n a cualquier pol¨ªtico, m¨¢s que pol¨ªtico persona, que puede ser medio p¨²blica y que pueden constituir un delito contra su integridad y su sensaci¨®n de seguridad. Si se est¨¢ dando de forma continuada puede ser constitutivo de delito. Est¨¢ dentro de lo posible. Hay formas de protesta al amparo de la libertad de expresi¨®n que rozan los coactivo. Alguien puede expresarse en contra del comportamiento del otro siempre que no sea el dise?o de un plan para hacerle cambiar su vida y sus h¨¢bitos".
No es la primera vez que Pablo Iglesias e Irene Montero tratan de llevar a juicio sus denuncias, aunque sin mucho ¨¦xito, pues las dos veces anteriores fueron archivadas.
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