El coronavirus distorsiona las elecciones de Estados Unidos
Sanders, desahuciado en las primarias dem¨®cratas, cobra fuerza por su defensa de la sanidad gratuita. Trump tambi¨¦n crece, pero el empleo se desmorona.
La pandemia por el COVID-19 ha paralizado el mundo. Con todo lo que contiene. La NBA, la Champions League, pr¨¢cticamente todas las ligas deportivas y torneos imaginables, las elecciones en el Pa¨ªs Vasco y Galicia¡ y, quiz¨¢s, las elecciones para designar al hombre m¨¢s poderoso de la Tierra, el inquilino de la Casa Blanca. No paralizar, al menos de momento, pero la crisis del COVID-19 s¨ª est¨¢ teniendo una influencia importante sobre la carrera electoral estadounidense, que de momento s¨®lo tiene un contendiente asegurado, el actual presidente, Donald Trump, y una fecha prevista: 3 de noviembre de 2020. El d¨ªa para definir si Estados Unidos opta por la continuidad del personaje m¨¢s irreverente que ha ocupado nunca el Despacho Oval o si el Partido Dem¨®crata, siempre al borde del colapso interno, es capaz de aunar fuerzas para recuperar la senda que Obama dej¨® incompleta.?
Lo primero que necesita Trump es un rival, y ni siquiera eso est¨¢ claro. Las primarias dem¨®cratas se encuentran detenidas a causa del coronavirus, con dos contendientes en liza: el exvicepresidente Joe Biden aventaja en m¨¢s de 300 delegados a Bernie Sanders, el socialista (en Estados Unidos, esta palabra suele asociarse a comunista, aunque Sanders se defina como socialdem¨®crata a la europea) que arranc¨® como favorit¨ªsimo, pero que perdi¨® fuelle en el Supermartes del 3 de marzo y para el que las encuestas no auguraban nada bueno. La brecha ya es importante, con Biden a menos de 800 delegados de la nominaci¨®n oficial, y las previsiones proyectaban que la grieta s¨®lo iba a crecer, nunca a menguar.
Pero el coronavirus ha detenido la hemorragia del T¨ªo Bernie, que recobra el pulso a la espera de que las primarias puedan volver a organizarse (varios estados han tenido que retrasar sus caucus; el 2 de junio se ponen de juego, de momento, diez plazas). Sanders se ven¨ªa encontrando, tras sus derrotas en Florida e Illinois, con la fuerte presi¨®n del partido para dejar la carrera y allanar el camino a Biden, al que el impulso de tener de su parte a Obama le dio la energ¨ªa necesaria cuando flaqueaba. Un dem¨®crata tiene muy complicado ganar tanto la nominaci¨®n como la Casa Blanca sin tener de su lado a la Am¨¦rica negra y, hasta el momento, los afroamericanos est¨¢n con Biden, pese a ser un cat¨®lico blanco nacido en Pensilvania y estudiante de la prestigiosa y privada Universidad de Siracusa (Nueva York).?
Sanders espant¨® a los cr¨ªticos y decidi¨® seguir en la carrera para ganar, al menos, la Batalla de las Ideas, mantener en el centro de la agenda la piedra angular de su programa: sanidad gratuita universal. Una quimera en el sistema sanitario americano, dominado por los alt¨ªsimos costes hospitalarios, los car¨ªsimos seguros privados (los m¨¢s sencillos cuestan entre 600 y 1.000 d¨®lares cada mes) y los medicamentos a precio de oro. El COVID-19 est¨¢ forzando a Am¨¦rica a entender las bondades de un sistema sanitario como el espa?ol, a la vista de que los tratamientos completos por coronavirus salen por unos 35.000 d¨®lares all¨ª. Y esta lluvia fina ya cala: seg¨²n una encuesta de Morning Consult, un 41% del pueblo americano admite que la crisis sanitaria ha cambiado a mejor su opini¨®n sobre la posibilidad de universalizar el sistema sanitario. Con la inc¨®gnita de c¨®mo saldr¨¢ Estados Unidos de esta crisis (van m¨¢s de 300.000 casos y de 8.000 muertos; seg¨²n la Casa Blanca, una expectativa realista es esperar una horquilla de fallecimientos entre los 100.000 y los 240.000), ese debate fortalece a la izquierda del tablero.
Esa es la parte de los dem¨®cratas; de c¨®mo se solvente ese envite depender¨¢ qui¨¦n se enfrenta a Donald Trump en las elecciones. Y de momento, el coronavirus, lejos de perjudicarle electoralmente, le ha fortalecido en las encuestas: en febrero Biden, previsible candidato, aventajaba a Trump en siete puntos; ahora, seg¨²n un nuevo sondeo del Washington Post, la distancia es m¨ªnima (47%-49%, sin los m¨¢rgenes de error). La Am¨¦rica dem¨®crata se resignaba a cuatro a?os m¨¢s de Trump, a tenor de su eficiencia econ¨®mica: Estados Unidos entr¨® en la crisis del coronavirus con un 3,5% de desempleo. ¡°Es la econom¨ªa, est¨²pido¡±, ese eslogan no oficial de la campa?a de Clinton contra Bush padre en 1992 (obra de James Carvill, entonces asesor del expresidente dem¨®crata), resume bien la idiosincrasia americana: poco o nada suele cambiar all¨ª si la Bolsa de Wall Street cierra sus jornadas en verde.
Pero tambi¨¦n en eso el COVID-19 ha dado el golpe: Estados Unidos ha registrado 700.000 empleos menos en marzo, despu¨¦s de haber creado casi 300.000 en febrero, llevando la tasa de paro hasta el 4,4%, a niveles de 2017. El temor de Trump y de los republicanos est¨¢ en que esto parece ser s¨®lo la primera embestida de una crisis mucho m¨¢s profunda, que puede dejar heridas en la sociedad americana por las que acabe explorando la posibilidad de un cambio, sea Biden o Sanders el rival el 3 de noviembre. Tal es la incertidumbre que los dem¨®cratas ya coquetean con la posibilidad de hacer las elecciones por v¨ªa telem¨¢tica, tan oscuro se ve el t¨²nel de momento entre Nueva York y San Francisco, desde San Antonio hasta Fargo.