La pandemia de coronavirus sigue siendo abono para las teor¨ªas de la conspiraci¨®n. De la que dec¨ªa que hab¨ªa sido creado en un laboratorio con oscuros fines geopol¨ªticos y/o empresariales se ha pasado a la que atribuye a la expansi¨®n de las redes 5G la causa de la r¨¢pida propagaci¨®n del pat¨®geno. No hay ninguna evidencia para sostener ninguno de esos relatos y s¨ª que hay muchas para rebatirlos.

En el primer caso, ya existen estudios que aportan pruebas robustas de que el dise?o del virus solo puede ser resultado de la selecci¨®n natural. Y en el segundo, no hay m¨¢s que investigar las propiedades de esta nueva tecnolog¨ªa, llamada as¨ª porque es la quinta generaci¨®n de redes de telefon¨ªa m¨®vil, pensada para multiplicar por 10 la velocidad de conexi¨®n de nuestros dispositivos port¨¢tiles. Quienes defienden la teor¨ªa han llegado a protagonizar ataques a ingenieros de telecomunicaciones o a quemar torres de distribuci¨®n en el Reino Unido y se basan en dos argumentos: uno, que el 5G debilita el sistema inmunitario emitiendo radiaci¨®n da?ina y por tanto facilita la entrada del coronavirus en el organismo; y dos, que los virus utilizan las ondas de radio para comunicarse.

El primer pilar se desmorona echando un vistazo al espectro electromagn¨¦tico. En su extremo de baja frecuencia encontramos las citadas ondas de radio. ?Qu¨¦ significa esto? Que no producen radiaci¨®n ionizante y por lo tanto no pueden da?ar el ADN humano, justo lo que s¨ª hacen otras frecuencias como los rayos x o la luz ultravioleta, responsabilizadas de causar enfermedades como el c¨¢ncer. De hecho, la radiaci¨®n emitida por las ondas de radio est¨¢ a un nivel similar a la que producen los televisores y... la luz natural. Cierto es que esta nueva generaci¨®n est¨¢ un poco por encima de sus predecesoras en este tipo de emisiones. Como tambi¨¦n es cierto que, seg¨²n Ofcom (el regulador de las telecomunicaciones en Reino Unido) el m¨¢ximo que puede llegar a generar est¨¢ 66 veces por debajo del l¨ªmite de seguridad. El Departamento de Salud de Inglaterra a?ade que "no deber¨ªa tener consecuencias para la salud p¨²blica" y la OMS ha incluido el 5G en el ep¨ªgrafe 2B de carcin¨®genos. Es decir, entre los que no est¨¢ probado que puedan producir c¨¢ncer. Seg¨²n esa clasificaci¨®n, ser¨ªa tan potencialmente cancer¨ªgeno como el caf¨¦.  

El segundo argumento es simplemente pura fantas¨ªa en tanto que no hay ning¨²n estudio que apunte en esa direcci¨®n. S¨ª los hay, en cambio, que admiten que esa comunicaci¨®n a trav¨¦s de ondas de radio podr¨ªa darse entre bacterias (en ning¨²n caso entre distintos virus). Por ejemplo el elaborado por un grupo al mando de Allan Widom en la Northeastern University en Boston, cuyas conclusiones han sido discutidas por el prestigioso Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts. 

Globalizaci¨®n

Para rematar, el coronavirus ya est¨¢ presente en todo el planeta, incluidas ?frica y Sudam¨¦rica, donde la presencia del 5G a¨²n es escasa o, en la mayor¨ªa de los casos, inexistente. Tampoco hay penetraci¨®n de esta tecnolog¨ªa en Ir¨¢n, que este domingo presentaba m¨¢s de 55.000 contagiados y m¨¢s de 3.000 muertos y segu¨ªa como el segundo pa¨ªs asi¨¢tico m¨¢s afectado. En cambio, si echamos un vistazo a la cronolog¨ªa del coronavirus en Espa?a encontramos lo siguiente: un turista alem¨¢n en La Gomera como primer contagiado, un brit¨¢nico que ven¨ªa de visitar los Alpes en un grupo que inclu¨ªa a viajeros procedentes de Singapur como el segundo y un residente en Sevilla que se infect¨® tras juntarse con otra persona que, a su vez, hab¨ªa estado en contacto con una pareja procedente de Shangh¨¢i, como el tercero. El 5G no es un factor de propagaci¨®n. La globalizaci¨®n s¨ª.