Conjuntivitis en adultos: cómo evitar el contagio

Si tienes hijos peque?os en casa habrás pasado todas y cada una de sus enfermedades, es algo que no se puede evitar. Eres la persona que más está con ellos, luego eres la persona que más enfermedades pasa. Pero hay una especialmente dolorosa. Y es la conjuntivitis.

Cuando ves a tu hijo con lega?as verdes, que le pica, que se rasca, y tú le dices que se esté quieto que no pasa nada... Y él encima de hace caso... Deberías darle no uno, sino dos premios. Porque cuando te pasa a ti, porque te va a pegar la conjuntivitis... vas a flipar.

Cómo se contagia la conjuntivitis

Es una de las enfermedades más fáciles de coger. Compartir toalla, un beso, rascarte el ojo, tocar a tu hijo y después tocarte la cara... y los virus campan a sus anchas. Para evitar el contagio, debes:

-lavarte las manos siempre y varias veces tras tocar la cara de tu hijo si está con los ojos infectados

-para las curas con suero y el producto que te haya mandado el médico, debes lavarte las manos, antes, y después varias veces

-no compartas toalla

-cambia las sábanas tan pronto como hayas empezado el tratamiento, así evitarás que las 'lega?as' verdes que habrás estado expulsando durante la noche infecten a tu pareja

-los lavados son suero alivian mucho, pero lo que cura de verdad es un producto antibiótico que llegue al foco de la infección

-las conjuntivitis suelen durar hasta 3 semanas, no te preocupes

La peor parte es los primeros días, ya que sentirás:

-picor constante y fuerte

-irritación

-como si vieras borroso, como cuando las gafas están muy sucias

-presión en el ojo

-hasta si te agachas sentirás que se mueve o tienes doble presión

-la luz fuerte te molestará

-te dolerá la cabeza

-y los primeros días no podrás abrir el ojo al despertarte, estará totalmente pegado por las lega?as verdes - amarillas, e incluso algo hinchado

Haz el tratamiento correctamente, no te saltes ninguna toma de gotas, lávate muy bien las manos, varias veces si fuera necesario. Y no compartas toalla. Si todo esto le pasa a un adulto, que conoce más o menos los efectos, imagina cómo se debe sentir un ni?o, por eso lloran, por eso están más nerviosos, les duele... por eso necesitan tranquilidad también.