CUERPO A CUERPO
Ni su sonrisa ni sus curvas: lo que te atrae de tu pareja es su olor
Dios los cr¨ªa y el ADN los junta. Las parejas no se juntan por afinidades o atracci¨®n, sino por una cuesti¨®n de gen¨¦tica que se manifiesta por el olfato, seg¨²n un nuevo estudio
Si tuvieras la intenci¨®n de buscar pareja y convocaras para ello a un grupo de aspirantes, ?qu¨¦ es lo que les pedir¨ªas? ?Que fueran altos, morenos y con un cuerpo bien proporcionado? ?O tal vez una personalidad chispeante que te haga re¨ªr? Lo cierto es que poco importa: seg¨²n la ciencia, la atracci¨®n entre las personas de diferente sexo est¨¢ m¨¢s relacionada con su ADN que con el color de pelo o el tama?o de su nariz.
Al menos es lo que se desprende de los resultados obtenidos de un estudio publicado en la revista Nature y desarrollado por un equipo de investigadores de la Universidad de Dresden (Alemania). Los expertos aseguran que la pareja sexual con la que nos gustar¨ªa compartir lecho y/o tener descendencia no depende tanto como pens¨¢bamos de los caprichos est¨¦ticos de cada cual. Aseveran que lo que determinar¨¢ qui¨¦n es nuestro compa?ero ideal es el tipo de ant¨ªgeno leucocitario humano o HLA (conjunto de mol¨¦culas encargadas de diferenciar lo propio de lo ajeno y capaces de defender al organismo de los agentes extra?os) que posee cada uno. En concreto, las personas buscamos pareja con un ant¨ªgeno leucocitario humano muy distinto al propio, ya que de este modo se ampl¨ªan las posibilidades de hacer frente a las amenazas de salud que nos rodean.
La doctora Juana Gil Herrera, inmun¨®loga en la Cl¨ªnica Tambre (Madrid), comparte la idea de que "es posible relacionar las diferencias existentes en algunas mol¨¦culas de HLA con la satisfacci¨®n de la relaci¨®n sentimental y el deseo de tener hijos". Sin embargo, respecto a la fortaleza inmunol¨®gica de la descendencia, la doctora advierte que "el estudio demuestra falta de relaci¨®n con la heterocigosidad, que es la caracter¨ªstica que influye en la resistencia o susceptibilidad a las infecciones de los hijos".
'Casting' gen¨¦tico
El estudio se llev¨® a cabo durante nueve meses con la colaboraci¨®n de 254 parejas heterosexuales con edades comprendidas entre los 18 y los 60 a?os. Al inicio del experimento se pidi¨® a los participantes que proporcionaran una muestra de ADN para la tipificaci¨®n del sistema HLA. Posteriormente, completaron un cuestionario que inclu¨ªa preguntas descriptivas (edad, duraci¨®n de su relaci¨®n, n¨²mero de hijos, estado de salud), valoraci¨®n del nivel de satisfacci¨®n con su pareja y calificaci¨®n sobre el olor corporal de su compa?ero/a.
Analizadas las respuestas, el resultado final conclu¨ªa que los seres humanos somos capaces de discriminar el sistema HLA a trav¨¦s de los est¨ªmulos olfativos y que estos se relacionan con la sexualidad y el deseo de procrear.
De modo que el HLA, al que se conoce tambi¨¦n como mayor complejo de histocompatibilidad (familia de genes cuya funci¨®n es codificar los ant¨ªgenos leucocitarios humanos) es el rasero por el que pasa nuestro "amor verdadero". Sin embargo, aunque es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunitario, no deber¨ªa considerarse como su piedra angular, ya que "hay otras estructuras que intervienen en el reconocimiento de los ant¨ªgenos", puntualiza Gil Herrera.
Efluvios cargados de informaci¨®n
Los investigadores sostienen que es nuestro sistema inmunitario el que selecciona el compa?ero con quien queremos tener relaciones sexuales y procrear. Ahora bien, la siguiente cuesti¨®n a analizar ser¨ªa c¨®mo identifica nuestro organismo el HLA del que tenemos enfrente. Es decir, ?cu¨¢l es el veh¨ªculo a trav¨¦s del cual viaja y nos llega tan valiosa informaci¨®n?
Seg¨²n los investigadores, la respuesta est¨¢ justo delante de nuestras narices. O m¨¢s exactamente, podr¨ªamos decir que se encuentra flotando en el olor corporal de cada uno, el que desprendemos a trav¨¦s del sudor o la saliva. Y es que los expertos concluyen que las neuronas olfativas tienen la facultad de reconocer el ant¨ªgeno leucocitario humano, aunque no seamos conscientes de ello. Lo que nos lleva a inferir que conquistamos y nos conquistan m¨¢s por la nariz que por la vista o el o¨ªdo.
?Existen las feromonas?
Una de las muchas creencias relacionadas con la actividad sexual humana es la que se refiere al poder de atracci¨®n atribuido a las feromonas. Existe la idea de que estas sustancias qu¨ªmicas generadas por nuestro organismo env¨ªan se?ales a trav¨¦s del olor corporal a los dem¨¢s miembros de la misma especie controlando su comportamiento, en este caso, el relacionado con las relaciones sexuales. Sin embargo, la doctora e inmun¨®loga Juana Gil Herrera cuestiona su existencia en la especie humana, la cual considera controvertida, ya que, "aunque es probable, no est¨¢ completamente demostrada", afirma rotunda la experta, quien sostiene que "el establecimiento de una feromona como tal, exige la evidencia de respuestas fisiol¨®gicas o comportamientos que est¨¦n mediados por el olor, la identificaci¨®n de las mol¨¦culas y la disponibilidad de un bioensayo capaz de medir o confirmar su actividad".
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