Un hombre enterrado en la nieve, salvado de milagro
Un snowboarder cae en un "tree well" en Mt. Baker y pasa de ser el m¨¢s desafortunado al m¨¢s afortunado del mundo en cuesti¨®n de segundos.
El mes de marzo ha sido hist¨®rico en cuanto a nevadas en Am¨¦rica del Norte. De hecho, se han batido r¨¦cords de acumulaci¨®n de nieve. En este contexto, las avalanchas son un amenaza para esquiadores y snowboarders, pero no son el ¨²nico peligro. Los "tree well", una zona alrededor del tronco de un ¨¢rbol con ramas bajas bajas y grandes en el que se ha hecho un hueco porque no llegaba la nieve, generan el 20% de las muertes de esquiadores en el continente.
En uno de estos agujeros qued¨® enterrado Ian Steger, un snowboarder local de Mt. Baker (Wahsington, EEUU) durante un d¨ªa de nieve polvo. "Algo me hizo controlar la velocidad y antes de darme cuenta estaba boca abajo, enterrado", explica a medios especializados, y a?ade que "la complacencia es real, he pasado por esa zona cientos de veces y nunca ha sido un lugar en el que considerara que hab¨ªa peligro".
Lo puede explicar porque tras quedar enterrado, un esquiador -Francis Zuber- pas¨® justo por donde estaba y vio la tabla saliendo por encima de la nieve. No se sabe cu¨¢nto rato llevaba. S¨ª se sabe que fueron entre 3 minutos (que es lo que tarda el esquiador entre que le ve y le despeja las v¨ªas respiratorias) y 15, que es el tiempo que se tarda en asfixiarse cuando alguien queda sumergido boca abajo entre la nieve. El v¨ªdeo del rescate es extremadamente intenso. Seguramente el m¨¢s intenso jam¨¢s registrado de un rescate en un tree well:
En el titular se califica de "milagro" el rescate, pero por la casualidad de que el esquiador pase justo por all¨ª antes de que el snowboarder pueda asfixiarse. Una vez se encuentran no hay nada de milagroso, sino de prevenci¨®n y actuar correctamente por parte de Zuber. No solo porque sabe perfectamente lo que hay que hacer, sino porque lleva el equipamiento para hacerlo y no pierde la calma en ning¨²n momento. Y consigue que Steger pase de sentirse el m¨¢s desafortunado -sus amigos iban delante y su radio estaba fuera de alcance- al m¨¢s afortunado del mundo -por en cuesti¨®n de segundos.