Culpan a Instagram de que ya no queden olas secretas en el surf
Un art¨ªculo del New York Times que se ha hecho viral explica c¨®mo las redes sociales y algunos nuevos surfistas han roto algunas reglas b¨¢sicas del surf.

Las redes sociales y la geolocalizaci¨®n, combinadas, han convertido preciosos y solitarios rincones del mundo en lugares masificados. El caso m¨¦s evidente en Espa?a son las calas de la Costa Brava o de Mallorca, por citar dos ejemplos. Pero el surf no es ajeno a ello. Y all¨ª donde los surfistas m¨¢s aventureros ten¨ªan todas las olas del mundo para ellos, ahora las comparten con mucha gente. En este contexto, el New York Times ha publicado un art¨ªculo cuya conclusi¨®n es que Instagram (y obviamente la actitud de quienes lo usan) no sabe guardar secretos.
El art¨ªculo empieza comparando el surf con el Club de la lucha, cuya primera -y segunda- norma es que "nadie habla sobre el Club de la lucha". Y es que hace un tiempo, lo que un surfista descubr¨ªa normalmente se lo guardaba para ¨¦l y, como mucho, alg¨²n amigo de confianza. Lo mismo hac¨ªan fot¨®grafos y revistas especializadas en surf, quienes publicaban aut¨¦nticos fotones mencionando ¨²nicamente el pa¨ªs o incluso el continente. Cuando no lo hac¨ªan, como confiesa el reconocido Chris Burkard (casi 4 millones de seguidores en Instagram), "te destrozaban el coche o recib¨ªas amenazas de muerte".
As¨ª lo afirma tambi¨¦n el texto: "Las consecuencias de violar esas reglas a veces podr¨ªan conjurar un club de la lucha de la vida real: aquellos que hablaron m¨¢s de la cuenta o que publicaron fotos de ciertas olas sufrieron amenazas, acoso e incluso agresiones". Pero todo ello ha cambiado con las redes sociales, porque esa revelaci¨®n de "secret spots" ha escapado del control de esas personas que los conoc¨ªan. Para Devon Howard, director de la revista Longboard, "es como si llegas con una moto de cross a un jard¨ªn, lo destrozas todo y echas tierra en la cara de las personas que lo han cuidado durante a?os".
El art¨ªculo acaba explicando que "la vieja guardia dle surf sigue ejerciendo discreci¨®n". Es decir, siguen sin publicar se?ales que puedan identificar las olas o lo hacen ya fuera de temproada, cuando el banco de arena se ha desplazado y los locales ya lo han disfrutado. E incluso cierran con la frase de un surfista que conf¨ªa en que todav¨ªa haya olas de clase mundial ocultas por el mundo y que ¨²nicamente las surfean aquellas personas que guardan el secreto.
El art¨ªculo se ha convertido en viral porque las reacciones no pueden ser m¨¢s dispares. Desde los que hablan de ¡°el mar es de todos¡± o de lo ¡°previsible¡± e ¡°incontrolable¡± que es una situaci¨®n as¨ª en el mundo de las redes sociales, a quienes defienden el localismo y esa manera de hacer. El debate est¨¢ servido...