Roglic ejerce de patr¨®n

Alexander Kristoff, el viejo vikingo de 33 a?os, vencedor ya de etapas en 2014 y 2018, se impuso en Niza al esprint y se convirti¨® en el primer maillot amarillo de este at¨ªpico Tour, de una 107? edici¨®n que ten¨ªa que haber comenzado hace dos meses, pero fue empujada por la pandemia a las puertas de septiembre. La UCI lider¨® una huida hacia delante, para ganar tiempo, con un nuevo calendario concentrado en tres meses. Parad¨®jicamente, las viejas fechas hubieran sido m¨¢s seguras que las nuevas. Qui¨¦n lo hubiera pensado. En este 29 de agosto, Francia se encuentra en pleno rebrote, con los datos disparados, y los Alpes Mar¨ªtimos, el departamento que acoge el Grand Depart, han sido declarados zona roja.

En la v¨ªspera no se hablaba de otra cosa. ?Habr¨¢ positivos por coronavirus? ?Cu¨¢ntos equipos terminar¨¢n la carrera? ?El Tour llegar¨¢ a Par¨ªs? Pero una vez que arranc¨® la competici¨®n, se acab¨® el debate. Los riesgos inherentes del ciclismo sustituyeron al temor a la pandemia. Ya meditar¨¢n otra vez sobre ello en el hotel. La lluvia de verano, tremendamente resbaladiza en ¨¢reas vacacionales, cre¨® numerosas situaciones de peligro. El m¨¢s perjudicado fue Pavel Sivakov, el tercer hombre del Ineos. Tambi¨¦n su compa?ero Amador. Mal comienzo para la guardia de Bernal. Adem¨¢s de Porte, el candidato que siempre aparece en las apuestas y nunca en los podios. Y Pinot. Y Alaphilippe. Y Buchmann. Y L¨®pez. Y Soler. Y Nairo. Y De la Cruz. Y Nieve. Y Rojas. Y Valls, que se rompi¨® una clav¨ªcula¡­ Una tormenta de ca¨ªdas.

El miedo a perder la carrera? en los primeros lances hizo sonar la alerta entre los capos de la grande francesa, especialmente en el Jumbo-Visma, el equipo aspirante al trono del zarandeado Ineos. Tony Martin, curtido en mil batallas, se puso al frente del grupo, sac¨® los brazos alados como si fuera a echar a volar, y ralentiz¨® el ritmo de la etapa. Todos de la manita. En el ciclismo hay una figura que se denomina ¡®patr¨®n¡¯, que suele coincidir con el l¨ªder o con el m¨¢ximo favorito. Aqu¨ª, te¨®ricamente, el rol de patr¨®n le corresponde al dorsal 1, Egan Bernal, el vigente campe¨®n. Pero en la pr¨¢ctica, Primoz Roglic asumi¨® esos galones para decir al resto de colegas c¨®mo hab¨ªa que correr. Piano, piano.

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Sin la autoridad clara, el Astana se asom¨® a la cabeza para mostrar su desacuerdo. ¡°No paramos¡±, comunic¨® Gorka Izagirre. Y Omar Fraile tens¨® el grupo en la bajada para romper la tregua. No dur¨® mucho. El equipo kazajo estuvo a punto de eliminar a su propio jefe de filas, Superman L¨®pez, que perdi¨® el control y se trag¨® una se?al. El karma, dir¨¢n algunos. As¨ª que la rebeli¨®n se sofoc¨® pronto. Roglic dedic¨® unas palabritas a Fraile, a modo de azotes. Y vuelta al pase¨ªto. El pelot¨®n decidi¨® confinarse ante la amenaza. Una buena receta para evitar ca¨ªdas. Y para perder aficionados. En pleno descenso al trote, el karma cambi¨® de acera y golpe¨® al equipo Jumbo. George Bennett, otro tercer hombre, sufri¨® un accidente a una velocidad en la que parece imposible caerse, salvo que el firme estuviera efectivamente impracticable, o que el ritmo lento traicione a la concentraci¨®n.

Cuando la suerte parec¨ªa echada, ya en las calles de Niza, el karma decidi¨® continuar con sus travesuras y se ceb¨® con medio pelot¨®n bajo la pancarta de tres kil¨®metros, la zona t¨¦cnica donde ya no se contabilizan los tiempos. Entre los damnificados estaba Thibaut Pinot, que se pill¨® un enfado tremendo, y Marc Soler, que repiti¨® visita al asfalto. La montonera record¨® que el ciclismo es un deporte de riesgo. Y que las ca¨ªdas tambi¨¦n se producen en seco. Y hasta en parado.