Sagan no da opci¨®n y firma su tercer triunfo en este Tour
Los Alpes eliminaron a buena parte de los velocistas del Tour. No al eslovaco, que se apunt¨® su tercera victoria y va disparado hacia su sexto maillot verde.


Tras la criba de los Alpes, no sobreviven sprinters puros, pero a¨²n permanece un ciclista que es mucho m¨¢s que un sprinter. Peter Sagan. Suya fue la 13? etapa. Y ya lleva tres.
Cuando se acu?¨® la expresi¨®n de ¡®etapa de transici¨®n¡¯, seguramente se inspir¨® en una jornada como la de este viernes, con un trazado sin altas cotas, que enlaza unas cordilleras con otras, d¨ªas de batallas monta?osas con otros que pretenden serlo. Despu¨¦s del duro paso por los Alpes, el pelot¨®n rod¨® hacia Valence, antes de encarar un fin de semana por el Macizo Central.
En estas etapas, el guion incorpora una escapada consentida, mientras los ej¨¦rcitos se recuperan de combates pasados y se rearman para los siguientes. No hay que confundir estos d¨ªas con esos otros de la semana inicial. Cuando el Tour arranca, los mejores ciclistas del planeta ruedan frescos, todos quieren comerse el mundo, entrar por embudos donde no caben a la vez¡ Al m¨ªnimo olfateo del viento hay equipos que quiebran el pelot¨®n, al m¨ªnimo olfateo de un sprint se anima una decena de lobos hambrientos¡ Hay fuerzas, ganas, nervios, sue?os, cortes, ca¨ªdas¡ Y partes m¨¦dicos.
Este viernes tocaba fuga permitida y descanso activo. Eso marcaba ese c¨®digo no escrito del ciclismo. Pero mira t¨² que el deporte siempre improvisa nuevos senderos. A la jornada se lleg¨® sin apenas velocistas de prestigio, descolgados por las rampas alpinas. Ya no estaban Gaviria, ganador de dos etapas; ni Groenewegen, vencedor de otras dos; ni Greipel, Cavendish y Kittel, ampliamente laureados en otras ediciones. Ni tres de sus lanzadores: Renshaw, Sieberg y Zabel. Su ausencia deber¨ªa haber favorecido a los ¡®cazaetapas¡¯, pero sucedi¨® todo lo contrario.

Hubo escapada, s¨ª. Ah¨ª se meti¨® el de siempre: De Gendt, ese belga que prefiere ir fugado que en pelot¨®n. Junto a ¨¦l rodaron Scully, Sch?r y Claeys. Pero mira t¨², dec¨ªamos, que la baja de los mejores sprinters anim¨® a otros sprinters que en escenarios anteriores habr¨ªan gozado de menos opciones. El Groupama-FDJ quer¨ªa jugar la carta de D¨¦mare. Y tir¨® la fuga abajo. Si esto fuera poco, el viento amenaz¨® a 30 kil¨®metros. Los cuerpos de ¨¦lite asomaron arriba, con el Sky al frente. Esta vez hab¨ªa poca energ¨ªa para despedazar el grupo. Fue un movimiento defensivo.
Pero el pelot¨®n no par¨®. Qu¨¦ va. Durante la transici¨®n se rod¨® a vivo ritmo y no hubo piedad para los aventureros. S¨®lo ha llegado una fuga en este Tour: Alaphilippe. Y ya hemos cubierto trece etapas. Gilbert prob¨® en el ¨²ltimo kil¨®metro. No es la primera vez. Pero no se hab¨ªa organizado la cacer¨ªa para perder la presa bajo la flamme rouge. D¨¦mare lleg¨® en la situaci¨®n deseada. O casi. El lanzador le dej¨® algo lejos. La falta de costumbre. Con espacio suficiente para que le remontaran otros dos misiles: Sagan y Kristoff. Los sprinters crecen como setas.
Con Sagan triplemente coronado, camino de su sexto maillot verde, llega un nuevo cambio de escenario. Este s¨¢bado espera Mende. Otra vez los jefes al frente. Si no progresa una escapada, ser¨¢ una buena oportunidad para Valverde. ?Por qu¨¦ no?
Mientras todo esto pas¨®, el debate giraba en torno al comportamiento del p¨²blico en el Alpe d¡¯Huez: el empuj¨®n a Froome, el derribo de Nibali, las bengalas... El Tour tiene trabajo para garantizar la seguridad. La grandeza muchas veces se desborda.