Bicis para la vida en el Valle de Tessaut
La Fundaci¨®n Alberto Contador, la Fundaci¨®n Ananta y la Fundaci¨®n Seur colaboran con el programa Bicis para la Vida, que dan un nuevo uso a bicicletas desechadas o en desuso.

Cuentan que las bicis son los juguetes m¨¢s especiales para los ni?os, porque comienzan a darles autonom¨ªa, les transmiten libertad, incluso les ense?an que tras una ca¨ªda siempre toca levantarse; adem¨¢s les refuerzan la confianza y la seguridad con la trivialidad del uso diario o la adquisici¨®n inconsciente de destrezas. Y muchas otras cosas. ¡°Nada es comparable al sencillo placer de montar en bicicleta¡±, que dijo alguna vez John F. Kennedy. Son juego, son transporte y, qu¨¦ cosas, en muchos lugares del mundo tambi¨¦n aportan esperanza; son un primer paso para un futuro mejor, una herramienta para prosperar. ?Una bici! ?Algo tan simple! Pero¡ as¨ª es. Y un buen ejemplo lo encontramos en el Alto Altas marroqu¨ª.
En el valle de Tessaut, en el entorno del r¨ªo hom¨®nimo, el programa Bicis para la Vida trabaja con el objetivo firme, directo y sincero de cumplir con lo que su propio nombre esboza. Durante el ¨²ltimo a?o, en varias aldeas de este rec¨®ndito valle se han recibido casi un centenar de bicicletas fruto de esta iniciativa que promueven conjuntamente la Fundaci¨®n Alberto Contador, la Fundaci¨®n Ananta y la Fundaci¨®n Seur. Su objetivo es simple y se han podido beneficiar de ¨¦l en los enclaves de Taghoute, de Azzarzan, de Agenso y de Ait Hamza: captar y recoger bicicletas desechadas o en desuso, en alg¨²n caso incluso destinada a la basura, para repararlas y darles una nueva vida entreg¨¢ndolas a colectivos con problemas de exclusi¨®n social o, tal es el caso, a comunidades aisladas en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo.
¡°Para la Fundaci¨®n Alberto Contador Bicis para la Vida es un proyecto clave, una demostraci¨®n del compromiso que tiene con la sociedad. Tenemos muchos proyectos relacionados con el ciclismo y el fomento del uso de la bicicleta, y todos ellos aferrados al lema que proclama Alberto muchas veces: 'Queremos devolverle al ciclismo todo lo que el ciclismo ha hecho por nosotros'. Pero en Bicis para la Vida ya no se trata solo del compromiso con el ciclismo, sino con la sociedad. Y dentro de ¨¦sta, con los colectivos m¨¢s desfavorecidos¡±, indica Paco Romero, responsable del proyecto dentro de la Fundaci¨®n Alberto Contador.
La reparaci¨®n, que hasta ahora ha contado con la fundamental aportaci¨®n de la Asociaci¨®n de Minusv¨¢lidos de Pinto en las labores de taller, o la entrega son dos pasos tan necesarios como tambi¨¦n lo es el control de un correcto uso de las monturas. A trav¨¦s de la Fundaci¨®n Geoda, que viene trabajando en programas de desarrollo en estos enclaves, se supervisa no s¨®lo el correcto uso de las bicis, sino tambi¨¦n su ¨®ptimo mantenimiento. Bicis para la Vida estimula los cuidados formando a una persona de cada aldea en esas destrezas. Y los ni?os, con esas bicis, tienen a su disposici¨®n un medio para acercarse a la escuela. Los ni?os y tambi¨¦n alg¨²n mayor. Es ¨¦sta una regi¨®n monta?osa. Una geograf¨ªa ¨¢spera. Son tierras poco amables. Y la supervivencia es dura. ¡°Terrenos agrestes, inh¨®spitos, de bella dureza natural¡±, sintetiza Susana Pato, de la Fundaci¨®n Ananta. ¡°Terrenos en los que con el trabajo de las cuatro fundaciones implicadas podemos estar haciendo realidad el sue?o de muchas personas y darle vida, una segunda vida, a bicicletas que estaban a punto de dejar de tenerla¡±, aporta Romero.
Recientemente el programa ha realizado una entrega de nuevas bicis. Una treintena. Todo un acontecimiento para las poblaciones. Y una peripecia. Hasta tres d¨ªas tardar¨¢ en llegar el cami¨®n que las transporta desde Pinto (Madrid) y que, cruzado el estrecho, retoma su ruta en Nador. En Azzarzan se revolucion¨® la vida local, con toda la chavaler¨ªa entusiasmada. Es una fiesta. Una improvisada fiesta. La fiesta de la pikala. ¡°Pikala¡±, en el habla tamazight, viene a significar ¡°bicicleta¡±. Y los m¨¢s peque?os corean la buena nueva. S¨ª, Azzarzan es una fiesta. ¡°Todos juntos ni?os, mayores y voluntarios solidarios vivimos la experiencia de compartir su realidad cotidiana: ir al cole rodeando los perfiles escarpados de las monta?as que salen desde Azzarzan para llegar a la escuela, encarando cuestas interminables y curvas cerradas con las bicis que aliviar¨¢n este recorrido a los m¨¢s peque?os y dar¨¢n soporte a los mayores para sus tareas diarias, facilitando as¨ª sus quehaceres para mejor supervivencia. La emoci¨®n cautiva la respiraci¨®n y para el pensamiento¡±, evoca Susana Pato.
¡°Quer¨ªamos comprobar el estado de las bicicletas, ver el uso que se estaba haciendo de las mismas y analizar posibles necesidades de cara a las entregas de un futuro cercano. Pero al final este viaje acab¨® convirti¨¦ndose en una experiencia vital por el hecho de ver in situ c¨®mo esta ayuda contribuye a mejorar la vida de colectivos sin recursos. Es incre¨ªble ver la cara de felicidad de esos ni?os montando en sus bicis. Ellos no necesitan el ¨²ltimo videojuego con su conexi¨®n a Internet, o el ¨²ltimo modelo de ruedas o zapatillas; ellos montan en chanclas y su mejor compa?ero de partida no est¨¢ conectado a miles de kil¨®metros de all¨ª, su mejor compa?ero eres t¨² y la amistad que le ofreces¡±, explica por su parte Paco Romero.
¡°Todos quieren pedalear, a veces sin llegar al sill¨ªn¡ ?incluso sin saber montar! Pero la emoci¨®n mueve al ser humano. En ese instante queda muy lejos el tiempo que has dedicado en identificar las bicis, arreglando los pedales, los sillines y los frenos; o acomod¨¢ndolas en el cami¨®n. Ni si quiera recuerdas las horas pasadas en una furgoneta destartalada, compartida con gente, animales y v¨ªveres, que entran al valle como ¨²nico nexo entre la civilizaci¨®n y las gentes que viven en un rinc¨®n del gran atlas marroqu¨ª, arropados con enormes rocas de tierra roja, ovejas, le?a y el r¨ªo Tessaut¡±, explica Pato. ¡°Lo que es m¨¢s dif¨ªcil de imaginar son los sentimientos agolpados mezcla de gratitud, alegr¨ªa, incredulidad, excitaci¨®n, algarab¨ªa y generosidad que emergen de los corazones y sonrisas de quienes reciben esas ayudas que con tanto desinter¨¦s y entusiasmo hemos provisto¡±, a?ade.
¡°El fin de fiesta¡±, concluye Romero, ¡°fue la ruta en bicicleta que hicimos por los caminos que conectan varios pueblos del valle, una salida en bici en compa?¨ªa de decenas de ni?os e incluso de alg¨²n adulto que se incorpor¨®. Aquel d¨ªa nadie disputaba una etapa del Giro de Italia, pero la emoci¨®n e ilusi¨®n con la que esos chicos montaban sus bicicletas y ascend¨ªan esos repechos no ten¨ªan nada que envidiar a los ascensos de cualquier etapa del Giro¡ Y es que para nosotros no hay nada m¨¢s bonito que poder conectar ni?os y bicicletas¡±.