La sexta medalla de Valverde

Pocas veces se resuelven las carreras con la justicia del Mundial de Ponferrada. Gan¨® el ciclista m¨¢s inteligente, el m¨¢s valiente y el m¨¢s fuerte. Aparte, su selecci¨®n, de un modesto potencial, realiz¨® la apuesta m¨¢s solidaria y decidida en favor de su l¨ªder, para el que control¨® al principio y al que arrop¨® perfectamente al final. As¨ª que el polaco Michal Kwiatkowski se lanz¨® en la bajada de la pen¨²ltima ascensi¨®n y se adelant¨® a las intenciones de los dem¨¢s, que guardaban las fuerzas para el ¨²ltimo repecho: tan f¨¢cil como se describe, tan dif¨ªcil de ejecutar.

A base de pericia, Kwiatkowski caz¨® a los cuatro fugados que quedaban en la vuelta decisiva, el italiano De Marchi, el dan¨¦s Andersen, el bielorruso Kiryienka y el franc¨¦s Gautier. Despu¨¦s de un ligero respiro, y a base de potencia, se march¨® en solitario en la subida del Mirador. Coron¨® con nueve segundos de ventaja y se tir¨® en el vertiginoso descenso de Compostilla a por el oro, el primero de la historia para su pa¨ªs. A Kiato, como le llamaban sus compa?eros del Caja Rural para simplificar, le dio tiempo a besar su maillot y a recrearse en el triunfo, como merec¨ªa: ¡°No se trat¨® de una estrategia planificada, sino de un todo o nada¡±.

El r¨¦cord. En la previa, los favoritos sab¨ªan que los diez segunditos de la cima supondr¨ªan el arco¨ªris. Esa era la idea de Alejandro Valverde. Sin embargo, se llev¨® consigo a Simon Gerrans, m¨¢s r¨¢pido que ¨¦l, y por delante se hab¨ªa escapado el t¨ªtulo. El murciano logr¨® su sexta medalla, dos platas y cuatro bronces, en diez participaciones en campeonatos del mundo. Una cifra que significa el r¨¦cord absoluto. Desde su debut en 2003, saldado con el segundo puesto, s¨®lo se perdi¨® los de 2010 y 2011 por sanci¨®n. Y s¨®lo en otros dos, 2007 y 2008, no termin¨® entre los diez primeros. Una trayectoria extraordinaria, a la que le falta la guinda.

Del rendimiento de la Selecci¨®n se extraen dos lecturas: o jug¨® al despiste con sangre fr¨ªa, en una butaca hasta la fase definitiva, o las vio venir y se encontr¨® en disposici¨®n de disputar los metales por pura inercia. La primera escaramuza, guiada por los italianos, pill¨® a Espa?a a contrapi¨¦. S¨®lo Purito y Herrada contactaron tras un calent¨®n, para luego dar paso a Navarro en el corte. Los hombres de Javier M¨ªnguez aparecieron ¨²nicamente en el ¨²ltimo giro. Si este trazado era tan poco selectivo como proclamaban, se esperaba m¨¢s. ¡°Aunque no queremos convertirnos en los protagonistas, no podemos perderle la cara a la prueba¡±, pidi¨® M¨ªnguez. Y as¨ª se desarroll¨® su guion.

Mientras otros equipos transmit¨ªan una sobria sensaci¨®n de bloque, como Polonia, Australia, Italia o B¨¦lgica, los espa?oles andaban desperdigados por el pelot¨®n y no tomaron la cabeza hasta que Castroviejo, Izagirre y Purito catapultaron a Valverde. ¡°Con este circuito, no pod¨ªa pedirles m¨¢s¡±, analiz¨® posteriormente M¨ªnguez. Tampoco lo intentaron hasta la ¨²ltima vuelta. Esta vez s¨ª se festej¨® el bronce, pero cada uno en su casa. Valverde viaj¨® a Murcia porque su mujer dar¨¢ a la luz pronto a una ni?a: ¡°La medalla es para ellas¡±.