S谷ptima etapa
Premio al ciclista rebelde
De Marchi, el ciclista m芍s combativo del Tour venci車 en Alcaudete. Su compa?ero de escapada Hesjedal cay車 a 14 km. Tambi谷n se accident車 Froome.
Los especialistas en fugas son los rom芍nticos del ciclismo. Pierden m芍s de lo que ganan, pero disfrutan de la carretera despejada, de las motos abri谷ndoles camino. Para ellos son tambi谷n los aplausos m芍s frescos, los planos m芍s reposados de la televisi車n. Seg迆n se mire, todo son ventajas. Durante kil車metros y kil車metros no ejercen de aguadores y disfrutan de la compa?赤a de un coche, de una esperanza. Su plan es tan simple como suicida: ellos contra el mundo. Suele ganar el mundo, para qu谷 nos vamos a enga?ar. Sin embargo, de vez en cuando, se produce el milagro y triunfa el rom芍ntico. Ayer, por fin, gan車 Alessandro De Marchi, poeta pelirrojo de 28 a?os.
Para De Marchi la fuga no comenz車 en los alrededores de ?llora, como se?alan las cr車nicas oficiales, sino en las carreteras de Francia durante el pasado Tour. Ya en julio, el italiano se escap車 con fruici車n. Fue nombrado corredor m芍s combativo de dos etapas y vencedor de la combatividad final, reconocimiento que se acompa?a de 20.000 euros.
En la Vuelta ha seguido cultivando su principal afici車n: largarse. Preferiblemente en las etapas m芍s duras. Y ayer fue una de ellas. Dura por mentirosa. Por inesperadamente dura. Por pestosa y descarnada. Porque no era nada y lo era todo: llana y monta?osa, convencional y amenazante. En semejante territorio, y dada la ausencia de ciclistas del Caja Rural (hoy atacar芍n en masa), no debe extra?arnos la experiencia de los fugados: Hesjedal (ganador de un Giro), Dupont (17 grandes vueltas), Tschopp (vencedor del Tour de Utah y de una etapa del Giro) y De Marchi (ganador de una etapa en la Dauphin谷).
Mientras ellos circulaban en cabeza, el pelot車n era sacudido por el fuego de morteros. As赤 ataca de vez en cuando el infortunio. Con artiller赤a ligera. Una de las explosiones afect車 a Froome, que tard車 un mundo (un minuto) en cambiar de bicicleta. El pelot車n le esper車 por aquellas galanter赤as que tiene el deporte. Con la cadera en carne viva, Froome visit車 varias veces el coche m谷dico y nos hizo temer lo peor.
Por delante, Hesjedal serv赤a de motor e inspiraci車n para la escapada. Su director (Bingen Fern芍ndez) asegura que persegu赤a la etapa, pero parec赤a el arrebato de un campe車n que quiere reengancharse la general. Da igual. Perdemos el tiempo en levantar teor赤as porque se cay車 en una curva. Sus compa?eros dudaron si esperarle, miraron hacia atr芍s y hasta frenaron su marcha. Acto seguido, rezaron un salmo y picaron espuelas.
En ese instante De Marchi entendi車 que era su d赤a, que se le abr赤an los mares (de olivos) para que pasara entre ellos. Y pas車. Los 迆ltimos kil車metros los complet車 con una sonrisa, jaleado por el destino y por el alcalde de Alcaudete, don Valeriano, que braceaba desde el coche del director.
Dos minutos despu谷s se present車 el pelot車n. La sorpresa lleg車 cuando Froome aprovech車 el impulso de Gilbert para tomar ventaja al resto de aspirantes, que perdieron dos segundos y mascullaron algo que limpio de exabruptos queda as赤: ni un d赤a de paz.