Como todo un campe¨®n

Campe¨®n. Repetimos la palabra con ligereza. Campe¨®n. Como si vencer fuera suficiente para serlo. Como si esforzarse bastara. Se lo decimos a cualquier ciclista, del primero al ¨²ltimo. Incluso a los ni?os por comerse el bocadillo. Y no es verdad. Campe¨®n es otra cosa. Una dignidad. El campe¨®n no gana, reconquista. Y no hablo del campe¨®n m¨²ltiple, del coleccionista de glorias; eso es otra cosa. Para esa raza los italianos inventaron la expresi¨®n "campeon¨ªsimo", todo lo que cabe entre Coppi y Bartali (apenas nada). Yo hablo del campe¨®n sin capa, del comandante sin ej¨¦rcito, del h¨¦roe sin poderes. De los tipos que defienden su prestigio, mucho o poco. De los que nunca abandonan a un fan. Hoy, concretamente, de Bauke Mollema.

Dir¨¢n que exagero, tal vez. Pero me explicar¨¦ mejor. No es la victoria de Mollema en Burgos lo que me conmueve. Me emociona su resistencia al fracaso, sus ganas de reivindicarse, su negaci¨®n de la derrota. Mollema es un escalador de alta alcurnia (6? en el pasado Tour) que ayer venci¨® al pelot¨®n en el llano. Por puro empe?o. Por la simple necesidad de rescatarse despu¨¦s de dos malas semanas. Porque siempre hay un chaval con un cromo o un cr¨ªtico con un pu?al. Mollema es, para terminar de entendernos, un campe¨®n.

Y no fue el ¨²nico en la etapa de ayer. El navarro Javier Aramendia volvi¨® a meterse en una escapada. Despu¨¦s de tres mil intentonas ya podemos afirmar que no se fuga: se manifiesta pac¨ªficamente. Reclama sus derechos y protege su honor de aventurero. A otros les da por acampar frente a la Casa Blanca.

Su compa?ero de fuga admite igualmente el t¨ªtulo de campe¨®n y prometo que no que incluir¨¦ a ninguno m¨¢s en la lista (si acaso un par). Me refiero al australiano Adam Hansen, en disputa de su s¨¦ptima gran ronda consecutiva (empez¨® en la Vuelta 2011). Jam¨¢s ha superado el puesto 72?, pero a¨²n mantiene el ¨¢nimo para fugarse en la tercera semana, o para mejor decir en la 21? semana consecutiva de una gran carrera. Cuando en 2014 complete las tres grandes (eso pretende) todav¨ªa le faltar¨¢n dos m¨¢s para igualar a Bernardo Ruiz.

Los campeones no siempre ganan, olvid¨¦ comentarlo. Pero se despiden a lo grande. As¨ª lo hizo Cancellara, que antes de marcharse rumbo al Mundial particip¨® en la formaci¨®n del abanico que atrap¨® a Pinot y Pozzovivo (1:30 en meta).

Ya en Burgos, el pelot¨®n de los mejores lleg¨® lanzado a la Subida al Castillo y por all¨ª aparecieron los sospechosos habituales. La barba roja de Paolini (primo de Xabi Alonso), la p¨®lvora de Ulissi y los maillots celestes del Astana.

Sorpresa. Cuando el grupo se recompuso apostamos por la victoria de Farrar, pero este no es pa¨ªs para sprinters. Entonces surgi¨® Mollema para recordarnos que los de su estirpe jam¨¢s se rinden. Campeones se llaman.