VUELTA A ESPA?A 2013
Sali¨® el arco¨ªris en Tarragona
Gilbert remont¨® a Boasson Hagen que a su vez se hab¨ªa anticipado al resto de sprinters. Basso y Roche lograron bonificaciones de tres y dos segundos, pero Nibali sigue l¨ªder.
Lo admito. La etapa de ayer era observada con la misma pereza que nos provoca la de hoy. Habitaci¨®n con vistas, s¨ª, pero tedioso llano hasta los Pirineos. Tiempo de velocistas, guiones calcados, simp¨¢tica escapada y ganador de recias piernas. Sin embargo, nuestros prejuicios (y ganas de baile) pasaron por alto la peculiaridad de la Vuelta a Espa?a, donde siempre ocurre algo relevante. Ayer, por ejemplo, bonific¨® Basso, atac¨® Tony Martin (de nuevo), pinch¨® Pozzovivo y venci¨® el campe¨®n del mundo, Philippe Gilbert. No est¨¢ nada mal para una jornada de transici¨®n.
Los sobresaltos se concentraron en los ¨²ltimos 18 kil¨®metros, cuando fueron atrapados el uruguayo Ferrari (Caja Rural), el belga Zingle (Cofidis) y el franc¨¦s Pineau (Fdj). Su historia fue tan desdichada como la de tantos otros fugados. Hasta el Muro de Berl¨ªn (5%) ofrec¨ªa mejores porcentajes de fuga que la presente Vuelta.
Tony Martin. Una vez engullidos, el pelot¨®n repiti¨® la coreograf¨ªa de los sprints convencionales, aunque con escaso ¨¦xito. La ausencia de velocistas con s¨¦quito hace del grupo una masa m¨¢s bien ca¨®tica, donde nadie respeta ning¨²n gal¨®n. De ah¨ª que Tony Martin repitiera aventura, esta vez a 15 de meta.
El intento ten¨ªa el m¨¦rito a?adido de producirse despu¨¦s de la crono del d¨ªa anterior, pero fracas¨® al poco de empezar. M¨¢s que las piernas, al alem¨¢n le fall¨® el dise?o urban¨ªstico. Tambi¨¦n el GPS. Donde esperaba rotondas y calles estrechas, encontr¨® largas rectas y ancho viento. Precipit¨® el ataque, en definitiva. Su obsesi¨®n (muy l¨®gica) es ganar a Cancellara antes de que el suizo tome las de Villadiego.
Las rotondas que ubic¨® mal Tony Martin fueron las que provocaron que la organizaci¨®n ampliara dos kil¨®metros la zona de seguridad hasta situar el l¨ªmite del ¨¢rea protegida (de pinchazos, aver¨ªas y ca¨ªdas) en la pancarta de cinco a meta. Nada m¨¢s cruzar esa frontera, Pozzovivo pidi¨® asistencia t¨¦cnica por un pinchazo. Con la carrera lanzada, al italiano le salv¨® la campana, y bien que nos alegramos. A d¨ªa de hoy, m¨¢s que un rival, es un animador con tesis doctoral. Veremos ma?ana.
Antes de la meta, todav¨ªa supimos de otra incidencia. En el sprint intermedio de Port Aventura, Basso hab¨ªa cruzado por delante de Roche, reparti¨¦ndose ambos tres y dos segundos de bonificaci¨®n, un premio insignificante, pero se?al de sus esp¨ªritus inquietos.
El sprint, por fin, result¨® tan imprevisible como todos los de la Vuelta. De repente, entre la manifestaci¨®n de ciclistas enfurecidos, apareci¨® Ur¨¢n con Boasson Hagen subido a su grupa. El noruego enfil¨® la recta de meta con una ventaja en apariencia decisiva, hasta que comenz¨® la pel¨ªcula de miedo. Ya saben: la v¨ªctima corre sin avanzar y el asesino avanza casi sin correr. Resultado: gan¨® Gilbert y se estren¨® con el maillot arco¨ªris 347 d¨ªas despu¨¦s de proclamarse campe¨®n mundial. Ahora s¨®lo falta saber qui¨¦n maldijo ese jersey: un demonio o un modisto.