TOUR DE FRANCIA | 16? ETAPA
Rui Costa gana para el Movistar y Contador tensa a Froome
El portugu¨¦s se favoreci¨® de la escapada de veintis¨¦is y atac¨® en el ¨²ltimo alto, Manse, para vencer en Gap. El madrile?o y el l¨ªder se cayeron, sin consecuencias, en la bajada.

Alberto Contador evit¨® que la etapa fuera una de tantas, una jornada perdida, una pel¨ªcula para actores secundarios. Cuando todo indicaba que deber¨ªamos darnos por satisfechos con el triunfo de Rui Costa, portugu¨¦s del Movistar, Contador acos¨® al l¨ªder de todas las maneras a su alcance. Primero en la subida al Col de Manse, de Segunda categor¨ªa, y a continuaci¨®n en su peligros¨ªsima bajada, ya camino de meta. Tanto llev¨® al l¨ªmite su descenso, y tanto veneno aceitoso ten¨ªa cada curva, que el atacante acab¨® rodando por el asfalto roto. Froome pudo esquivar la ca¨ªda, aunque qued¨® asomado a una ladera muy poco amigable.
No hubo heridos (graves). Ambos reanudaron la marcha y, guiados por Porte, se lanzaron a la persecuci¨®n del grupo formado por Valverde, Quintana, Purito, Mollema y Kreuziger. Una vez atrapados, Contador se acerc¨® a Nairo y le levant¨® el pulgar de su mano derecha. Ni la iron¨ªa ni el reproche estaban muy claros. Lo siguiente es una interpretaci¨®n libre: me he ca¨ªdo y t¨² has acelerado, arrieritos somos. Comprender¨¢n que levantar el pulgar ahorra palabras y saliva.
Contador estaba furioso y los furiosos muy pocas veces tienen raz¨®n. Se acababa de caer, le dol¨ªa el cuerpo y le escoc¨ªa el orgullo. Sin embargo, no hay nada de que culparle (tampoco a Quintana, naturalmente). Al contrario, dir¨ªa yo: la rabia de Contador es lo ¨²nico que puede rescatarnos de una carrera previsible. Alberto se ha propuesto revivir el Tour aunque para ello tenga que agarrar por las solapas, uno por uno, a todos sus rivales. Es el ¨²nico de los tres primeros clasificados (incluyan a los diez mejores, si gustan) que no se conforma con su puesto y que no teme perderlo.
Ya en meta, Froome acus¨® a Contador de algo as¨ª como comportamiento temerario. Tampoco tiene motivo de queja. Si advirti¨® la temeridad, bien pudo levantar el pie y dejar volar a su oponente, ya fuera por la carretera o sobre los barrancos. Nadie le oblig¨® a seguir esa rueda y quiz¨¢ se lo piense mejor la pr¨®xima vez. Admitir¨¢n que el pique es delicioso.
Lo que sucedi¨® en la ascensi¨®n al ¨²ltimo puerto tambi¨¦n merece un an¨¢lisis. En una monta?a sin grandes pendientes, el equipo de Purito abandon¨® el anonimato por primera vez en 16 etapas. El arre¨®n hizo da?o y dej¨® por delante (por detr¨¢s de la escapada de 26) a los m¨¢s fuertes de la carrera, incluido Porte. Contador encaden¨® ataques a los que Froome respondi¨®, pero no con la celeridad acostumbrada. Porte cedi¨®, l¨¢stima que faltaran m¨¢s demarrajes secos para terminar de descolgarle. Es s¨®lo una rendija, pero entra luz.
La crono, con dos puertos de Segunda, deber¨ªa decirnos si Froome pierde fuelle o son nuestras neuronas las que acusan el cansancio. Lo m¨¢s probable es que el l¨ªder gane tiempo sobre la mayor¨ªa de sus adversarios, pero deber¨ªa ser m¨ªnimo. Sea cual sea la p¨¦rdida, seguiremos creyendo que no est¨¢ todo dicho. No por el recorrido, que ya ser¨ªa bastante argumento (a¨²n restar¨¢n tres dur¨ªsimas etapas de monta?a), sino por Contador. Su comportamiento es admirable, digno de un gran campe¨®n. Su ambici¨®n contradice a sus piernas y no ser¨¦ yo quien contradiga a su ambici¨®n.