Cavendish se exhibe en Marsella
Se impuso a Boasson Hagen y Sagan en la llegada de Marsella. Una ca赤da multitudinaria dentro del 迆ltimo kil車metro emborron車 la quinta etapa. Gerrans sigue de amarillo.

De inicio (casi literal, kil車metro 2) se escaparon seis ciclistas: un japon谷s de Okinawa (Arashiro), un kazajo campe車n del mundo Sub-23 (Lutsenko), un aspirante despistado (De Gendt), un ex campe車n de Francia juvenil (Delaplace), un ganador del Tour del Porvenir y tambi谷n campe車n mundial Sub-23 (Sicard) y un tercer ciclista franc谷s (Reza), cuya principal singularidad se encuentra en el color de su piel: negro.
El grupo no parec赤a reunido por el azar, sino por Agatha Christie. Cada uno ten赤a para una novela. Tan peculiar era el comando que el japon谷s con la bandera nipona en el pecho nos pareci車 de lo m芍s normal en contraste con Kevin Reza, tan negro como el culotte del Europcar y tan elegante en su pedaleo como Gianni Bugno.
Aunque los afi cionados m芍s viejos (y sabios) se empe?en en afirmar que los primeros negros en el Tour fueron los del equipo norteafricano que capitaneaba el argelino Abelkader Zaaf en los 50, su oscuridad no admite comparaci車n con la fant芍stica negritud de Kevin Reza o de su compa?ero de equipo Yohann G豕ne, consignado el pasado a?o como el primer ciclista negro que participa en el Tour. Ambos tienen su origen en la antillana Isla de Guadalupe y ambos han sido reunidos en el equipo por Jean-Ren谷 Bernaudeau, ahora director y en los felices a?os 80 ciclista al que recordamos m芍s por su intenso bronceado que por su palmar谷s. Los caminos del Tour son inescrutables y laber赤nticos.
La etapa se nos pas車 mientras hac赤amos acopio de documentaci車n sobre ciclistas de raza negra (no olvidemos al eritreo Daniel Teklehaimanot), franceses prometedores (hoy en d赤a, todos lo son), genios despistados y japoneses sobre ruedas. El exotismo lleg車 a su culmen cuando advertimos que el sudafricano Daryl Impez (de color blanco) podr赤a colocarse de l赤der si terminaba la etapa nueve posiciones por delante de su compa?ero Gerrans.
No ocurri車, pero nadie impidi車 los efluvios de nuestra imaginaci車n, el viaje por el mapamundi y la enso?aci車n de un ciclismo futuro (y mejor) repleto de piernas negras, amarillas, blancas y chocolateadas.
Como dir赤a Spencer Tracy (Adivina qui谷n viene a cenar esta noche), ※s車lo nos distingue una ligera diferencia de pigmentaci車n§. El vag車n del Orient Express no lleg車 a la estaci車n de Marsella, pero al menos se libr車 de las numerosas ca赤das que sufri車 el pelot車n, castigo divino a la gordura de la serpiente en las primeras etapas. Entre los damnifi cados estuvo Zubeldia (6? en 2012), que se fractur車 un dedo pero seguir芍 en carrera (as赤 son los de Usurbil). Vanden Broeck, otro ilustre, se vio envuelto en la montonera final y sali車 de all赤 milagrosamente indemne (las Hermanas de la Consolaci車n 〞ver foto〞 hicieron su parte).
At車mico. Por delante, Mark Cavendish se apunt車 su victoria 24? en el Tour, lo que le deja a s車lo diez triunfos de Eddy Merckx. Lo asombroso vino despu谷s. Uno de los compa?eros del ganador revel車 que Cavendish tiene problemas en los bronquios (imaginen c車mo estar芍n los nuestros) y el vencedor defi ni車 a continuaci車n la difi cultad de su conquista: ※No he tenido que hacer nada§. Eso s赤 que es racismo.