El coraz¨®n de Gaumont, confeso de dopaje, se para a los 40 a?os

El exciclista franc¨¦s Philippe Gaumont muri¨® este viernes por la noche a los 40 a?os en el Hospital de Arras, donde permanec¨ªa ingresado en coma desde que sufriera un ataque card¨ªaco el pasado 23 de abril. En los ¨²ltimos d¨ªas hab¨ªa entrado en muerte cerebral y el fatal desenlace era inminente, hasta el punto de que se lleg¨® a difundir y publicar err¨®neamente su fallecimiento.

Gaumont, ganador de la cl¨¢sica Gante-Wevelgem de 1997 y bronce ol¨ªmpico en pista en los Juegos de Barcelona 1992, fue detenido en 2004 durante una investigaci¨®n al equipo Cofidis. Ese mismo a?o, poco antes de que tambi¨¦n lo hiciera Jes¨²s Manzano en Espa?a, confes¨® las pr¨¢cticas de dopaje propias y generalizadas en el pelot¨®n, que inclu¨ªan las transfusiones de sangre.

Durante el posterior juicio en noviembre de 2006, en el que fueron acusados diez personas, la presidenta del tribunal de Nanterre, Ghilaine Polge, le pregunt¨®: ¡°?Habla de una cultura de la jeringuilla?¡±. Y ¨¦l respondi¨®: ¡°S¨ª, cien pinchazos al a?o no son nada para un corredor¡±. Fue en la misma sesi¨®n en la que describi¨® situaciones como a dos compa?eros del Cofidis, Stuart O¡¯Grady y David Millar (tambi¨¦n encausado), que ¡°esnifaban medicamentos despu¨¦s de regarlos con alcohol¡±.

En 2005, Philippe Gaumont escribi¨® el libro ¡®Prisionero del dopaje¡¯, donde relat¨® descarnadamente las pr¨¢cticas de dopaje de la ¨¦poca. Habl¨® del uso de EPO, de la hormona de crecimiento y del pote belga, una mezcla de hero¨ªna, coca¨ªna y anfetaminas que elevaba peligrosamente las pulsaciones. ¡°Nadie me oblig¨® a doparme, me dopaba porque mi obligaci¨®n era acabar bien clasificado¡±, fue una de las frases de Gaumont, que desarroll¨® su carrera profesional siempre en Francia en los equipos Castorama (1994-1995), Gan (1996) y Cofidis (1997-2004).

Tras su retirada se le relacion¨® con la adicci¨®n a las drogas. Su historia, inevitablemente, rescata otros nombres del recuerdo como los de Marco Pantani, Chava Jim¨¦nez y Frank Vandenbroucke, con quien lleg¨® a coincidir en el Cofidis. Sus corazones se pararon antes de tiempo.