OPERACI?N PUERTO | JOS? LUIS MONTOYA
"Le guard¨¦ a Jes¨²s Manzano en mi casa sangre de perro"
La ¨²ltima palabra de los acusados pondr¨¢ hoy el cierre al juicio. El 13 de febrero, Jes¨²s Manzano propuso a la juez que llamara a Jos¨¦ Luis Montoya para ratificar sus denuncias.
Durante la vista, Jes¨²s Manzano le dijo a la juez: 'Si quiere su se?or¨ªa un testigo de lo que estoy contando, llame a Jos¨¦ Luis Montoya Dom¨ªnguez, un vecino que es como mi segundo padre y que vio muchas cosas'. ?Qu¨¦ cosas vio usted?
Es cierto. Con ¨¦l he ido por lo menos cinco o seis veces al Hotel Aida de Torrej¨®n de Ardoz a por recetas de medicinas, y all¨ª coincid¨ªamos siempre con ciclistas del Kelme. Qu¨¦ casualidad que siempre ¨ªbamos luego a recogerlas a la misma farmacia de Cuatro Caminos.
?A qui¨¦n visitaban all¨ª?
En el primer piso estaba Eufemiano Fuentes, que iba llamando a los corredores. En el vest¨ªbulo siempre hab¨ªa ciclistas del Kelme de toda Espa?a. Estaba por ejemplo Zaballa, que ven¨ªa de Santander. Y uno de Salamanca, que no recuerdo el nombre...
?Y hab¨ªa atletas?
No. Yo s¨®lo vi ciclistas.
?Qu¨¦ hac¨ªan all¨ª?
Recog¨ªan las recetas. Un d¨ªa, ya en la farmacia, son¨® el m¨®vil de Jes¨²s y era el Chava Jim¨¦nez. Quedamos con ¨¦l en Plaza Castilla para tomar un caf¨¦. En la conversaci¨®n, Jes¨²s le ense?aba las medicinas. Chava le coment¨®: '?Pues a m¨ª eso no me lo dan mis doctores!'. Y le contest¨® Jes¨²s: '?Quieres que te mande donde Eufemiano?'. S¨¦ que al final s¨ª estuvo atendi¨¦ndole, en aquella Vuelta a Espa?a (2001) en la que gan¨® tres etapas. Ah¨ª estaba enchufado por artilugios de Eufemiano y s¨¦ hasta el dinero que le pag¨®: 15 millones de pesetas.
En el sumario, en una de esas recetas aparece Yolanda Fuentes como paciente.
Yolanda era su mano derecha y camuflaba lo que le dec¨ªa su hermano. Le voy a contar... En la Vuelta a Portugal 2003, yo veraneaba en Huelva y acud¨ª a la primera etapa, pero casi no vi pasar a nadie del Kelme. Me cont¨® Manzano que les hab¨ªan pillado dopados a seis o siete, y lo taparon haci¨¦ndoles retirarse antes de que dieran positivo. ?Se imagina el esc¨¢ndalo si sale que iban volados?
?Y qu¨¦ pas¨® con Yolanda?
Yo estaba charlando con Manzano en su habitaci¨®n, junto a mi mujer y mis nietos, y de repente apareci¨® Yolanda con un pedazo jeringa que a m¨ª me asust¨®: eso para un borrico le iba bien. No s¨¦ lo que llevar¨ªa dentro, pero muy grande. M¨¢s de 15 cent¨ªmetros. Nos dijo que sali¨¦ramos y le pinch¨® en el servicio, sin tonter¨ªas. Si me ponen a m¨ª esa inyecci¨®n, yo salgo corriendo.
?Pregunt¨® para qu¨¦ era?
No Ya sab¨ªa yo Eran medicamentos que les daban para correr m¨¢s. O si no, que me expliquen cuando se desplom¨® en Valencia, que tuvieron que retrasar el tren veinte minutos porque si no palma. Les daban de todo, hasta sangre de perro. Por eso dec¨ªa Belda en el juicio que iban ladrando Ya sab¨ªa bien Belda qu¨¦ les met¨ªan. Mejor que se hubiera puesto ¨¦l la hormona del crecimiento...
?Y usted est¨¢ seguro de que eran productos dopantes?
?C¨®mo no voy a saberlo? Pero si muchas de las medicinas, y hasta bolsas de sangre, las he tenido en mi casa.
?Bolsas de sangre en su casa? ?Sangre de Manzano?
No, no De perro. Hemoglo?bina para inyectarse. En su casa no las pod¨ªa tener por si ven¨ªa una inspecci¨®n.
?No da un poco de cosa tener esa sangre en la nevera?
No, qu¨¦ va ?Por qu¨¦?
En su equipo dec¨ªan que Manzano se automedicaba.
?Ahora nos vamos a creer que los p¨¢jaros maman? Se lo ordenaban. En esos a?os, los ciclistas del Kelme corr¨ªan como animales. Se dopaban. Luego han ido pillando a muchos, como a Sevilla. Y otros no ca¨ªan porque se pon¨ªan una pastilla en la colilla.
?Las famosas proteasas?
No s¨¦ si se llamaban as¨ª... Era unos granitos para derretir la orina, seg¨²n me contaron.
?Ha transportado esos medicamentos en las carreras?
Una vez casi hago de paloma mensajera. Durante un Giro de Italia, la mujer de un ciclista compa?ero de Manzano qued¨® en que yo le llevara medicinas al aeropuerto, que me ten¨ªa que dar uno en El Escorial.
?No ser¨ªa Alberto Le¨®n?
No, no, no Era otro se?or.
?Y qu¨¦ pas¨®?
No me dieron los potingues, as¨ª que no fui al aeropuerto.
?Habr¨ªa declarado usted todo esto ante la juez?
?Hombre!, el primero y sin discusi¨®n de ninguna clase. Y de paso le hubiera tapado la boca a Belda: ?c¨®mo se puede re¨ªr en un juicio de cosas as¨ª?