Ciclismo | Tour de Francia 2011 | 15? etapa
S¨®lo cambia el paisaje
Cavendish sum¨® su cuarta victoria. Los Alpes, en el horizonte
El asunto es recurrente cada vez que Cavendish suma cuatro (o m¨¢s) victorias de etapa en una misma carrera. El mundo est¨¢ mal repartido y las grandes vueltas, peor. Ser fornido velocista sale m¨¢s rentable que ser heroico escalador. De 14 etapas disputadas (descontada la crono por equipos), seis se han resuelto con un sprint masivo y todav¨ªa queda la llegada a Par¨ªs. Los equipos con velocistas anestesian las etapas y s¨®lo las reavivan en los ¨²ltimos kil¨®metros. Fugarse en una jornada llana se ha convertido en un ejercicio in¨²til y carente de emoci¨®n, salvo que te atropellen. Que te cace el pelot¨®n ya no es cuesti¨®n de tino, sino de GPS.
De continuar as¨ª conseguiremos que los ni?os sue?en con volatas en lugar de monta?as. Escalar se ha convertido en la vulgaridad que nos interrumpe cada cuatro victorias de Cavendish. La desigualdad es clamorosa: el escalador se esfuerza en el llano (o suele) y el velocista (Hushovd aparte) renuncia a competir en los puertos, cuando no se agarra de los coches.
No parece tan descabellado imaginar un trazado que concediera una te¨®rica igualdad de oportunidades a velocistas, todoterrenos y escaladores. Ganar¨ªa la justicia, la democracia y, de paso, ganar¨ªan las audiencias, concepto menos rom¨¢ntico y m¨¢s sexual.
Para colmo el viento tampoco es lo que era. Hace no tanto tiempo los abanicos eran una amenaza permanente que se llevaba por delante a no pocos corredores, generalmente espa?oles. Ahora todos los ciclistas son regatistas ol¨ªmpicos. Ayer se esperaban rachas de viento de 50 km/h que soplar¨ªan de costado durante gran parte del recorrido. Ni se apreci¨®. Y no es que no hubiera v¨ªctimas; es que no hubo despeinados.
C¨®mo ser¨ªa la etapa que durante 191 kil¨®metros (todos menos el ¨²ltimo) lo m¨¢s emocionante fue el sprint intermedio, decidido por la foto finish; Delage super¨® a Dumoulin.
La imagen de los nueve corredores del HTC jugando con la escapada del d¨ªa nos hace reflexionar sobre las ventajas que tendr¨ªa reducir el n¨²mero de ciclistas por equipo. A menos control, m¨¢s espect¨¢culo. M¨¢s relevancia del individuo sobre el uniforme. Y no va esto por el Saxo Bank de Contador, que en las etapas m¨¢s comprometidas se apresura a abandonar a su l¨ªder.
Plano.
Es lo bueno que tienen las jornadas llanas, favorecen las cavilaciones del pueblo llano. La buena noticia es que no volveremos a pensar (tampoco hay que abusar) hasta la llegada a Par¨ªs, cuando Cavendish buscar¨¢ su quinta victoria al sprint, otra m¨¢s en esa carrera (19 triunfos parciales en el Tour) que ya le ha hecho superar al m¨ªtico Jacques Anquetil (ver p¨¢gina 33 y llorar).
Suerte que hoy toca descanso y podremos repasar el pasado para fantasear sobre el futuro. Un ejercicio tan in¨²til como escaparse.