Ciclismo | Tour 2010. 17? etapa
Y tan contentos
Contador se acerca al Tour pese a no disputar la etapa a Schleck
Etapa para Schleck. Tour para Contador. Ambos pasar¨¢n a la historia aunque Alberto tenga que esperar hasta el domingo para confirmarlo, obligado a mantener su ventaja de ocho segundos sobre el luxemburgu¨¦s en la contrarreloj de ma?ana de 52 kil¨®metros alrededor de Burdeos.
El Tourmalet de los cien a?os merec¨ªa un d¨ªa ¨¦pico como el de ayer, ba?ado por la niebla y pre?ado de humedad. Y tambi¨¦n merec¨ªa un final un poco m¨¢s competido y no tan deportivo. Es la cr¨®nica de una etapa que empieza por el final, el momento en que Schleck y Contador, por este orden, cruzan la l¨ªnea de meta a 2.115 metros de altura y se dan palmadas mutuas en la espalda. El espa?ol hab¨ªa dimitido de esprintar en un gesto que quiz¨¢ acab¨® de decidir en plena ascensi¨®n viendo que Andy era incapaz de soltarle, de robarle ni un segundo, lo que le acercaba definitivamente a su tercer Tour. As¨ª, de un plumazo, Contador se convert¨ªa de nuevo en lo que dej¨® de ser por unos momentos tras el l¨ªo de la aver¨ªa de la bicicleta de Andy que tan mala noche le hizo pasar.
Antes de ese abrazo en marcha, el Tourmalet se hab¨ªa subido entre multitudes, de gente y de ataques de Schleck. Hasta quince demarrajes solt¨® desde que quedaban diez kil¨®metros para la meta hasta que desisti¨® por falta de pegada. Contador s¨®lo golpe¨® primero una vez. Percuti¨® hasta que vio que Andy no se sentaba, que segu¨ªa ah¨ª mir¨¢ndole de reojo hasta que lo hizo a los ojos. En ese momento, a cuatro kil¨®metros de las palmaditas, ambos comprendieron que uno se llevar¨ªa la gloria del jueves y el otro deber¨ªa esperar al domingo. Otra vez, como en el d¨ªa de la cadena de marras, en el grado de competitividad-deportividad de cada uno estar¨¢ el nivel de justificaci¨®n a la decisi¨®n de Alberto de no disputar el triunfo, y de Andy de aceptarlo. En el 2000, en otra cima de ensue?o como es la del Mont Ventoux, Armstrong regal¨® una victoria similar a Pantani, que se enfad¨® al sentir herido su ego de campe¨®n.
La raza de Samuel.
Cuando ni siquiera el Tourmalet se intu¨ªa en el horizonte, Samuel S¨¢nchez, tercero del Tour, cay¨® violentamente de su bicicleta, a¨²n no se sabe ni por qu¨¦, en el kil¨®metro 24. Le fall¨® incluso la respiraci¨®n. Por un momento se vio fuera del Tour, incapaz de seguir y disputarle el podio a Denis Menchov. Hacia el podio se encaminaba en ese mismo momento Carlos Sastre, suficientemente retrasado en la general (15?) como para que le dejaran moverse. Mand¨® a un compa?ero (Konovalovas) por delante y atac¨® en el momento en que Contador, primero de la fila, conoc¨ªa la ca¨ªda de Samuel. "Ha habido una ca¨ªda, nosotros paramos", le dijo a Carlos. ?ste sigui¨®, convirti¨¦ndose en el combativo del d¨ªa al rodar durante m¨¢s de 130 kil¨®metros intercalado entre siete fugados locos y el pelot¨®n de los mejores. Entr¨® en meta a 16:48 del vencedor y cargando contra el nuevo ciclismo del fair-play. Samuel, en cambio, cerr¨® la herida de la ca¨ªda con una etapa memorable en la que incluso logr¨® sacar ocho segundos a Menchov.