Ciclismo | Tour de Francia
A pu?etazo limpio
En Gueugnon, cuando las cr¨®nicas apuntaban al segundo triunfo de Cavendish y al golpe de mando de Contador ordenando a su equipo ponerse a tren en los ¨²ltimos kil¨®metros, Carlos Barredo y Rui Costa decidieron solventar sus diferencias a mamporros en la meta.

El Tour es un peligro. Y no s¨®lo durante la etapa. Un d¨ªa que gana Cavendish y que el Astan¨¢ hace una exhibici¨®n de tres kil¨®metros por orden de Contador, va Carlos Barredo, asturiano ¨¦l, y Rui Costa, portugu¨¦s del Caisse d'Epargne, se l¨ªan a mamporros tras cruzar la meta y despistan al personal hasta tal punto que se pierden el rebote de McEwen que, tras ser cuarto, se peg¨® un golpe de miedo tras chocar con un fot¨®grafo intr¨¦pido.
Todo empieza a 20 kil¨®metros de meta en la parte noble del pelot¨®n. Arriba. Barredo, que guarda su plaza en el tren del Quick Step, nota como alguien quiere pasar sin espacio por su derecha. Entonces siente un codazo. Luego otro. Ambos le dejan "sin aire para respirar". Es Rui Costa el atrevido que, con el sol atizando a niveles saharianos, ha golpeado a Carlos. Desde ese instante hasta el final transcurren veinte minutos en los que, mientras Cavendish gana por segundo d¨ªa consecutivo, Barredo no encuentra otra soluci¨®n que descargar su ira en la meta contra el portugu¨¦s rueda en mano.
La historia del ciclismo est¨¢ llena de pu?etazos, de los que se ven y de los que no se ven. Estos fueron de d¨ªa aunque con la mayor¨ªa de televisiones del mundo enfocando al ingl¨¦s vencedor, a Contador entrando en la zona del ante-podio. Incluso a Sud¨¢frica.
Contador merece un cap¨ªtulo aparte. Una jornada que empez¨® lluviosa, h¨²meda a la en¨¦sima potencia, termin¨® con una orden caliente, directa y a la yugular de sus rivales del favorito de Pinto. Ya en los ¨²ltimos 20 kil¨®metros vio que Armstrong se colocaba en primera fila del abanico. Lo buscaba pese a saber que no hab¨ªa viento suficiente como para romper m¨¢s que una maceta de un ventanal. Avispado, Contador puso la directa. No baj¨® nunca de "la posici¨®n 50", reconoci¨® despu¨¦s. Mand¨® a Noval (luego Iglinskiy) ponerse delante de todos. Y Contador detr¨¢s. El pelot¨®n se puso en fila, el abanico no tuvo lugar y Alberto mand¨® al garete las sospechas de que su Astan¨¢ tiene flaquezas. De momento no se las ve nadie.
Despu¨¦s de la demostraci¨®n de Contador y antes de la velada pugil¨ªstica, Cavendish empat¨® su cuenta con Petacchi. Apareci¨® Farrar por primera vez en el Tour despu¨¦s de su ca¨ªda en la primera etapa. No fue suficiente. Rojas volvi¨® a estar entre los diez primeros y a Freire se le pinch¨® la rueda en la ¨²ltima recta. Lo dicho. El Tour de Francia es un peligro.